Agripa y Enobarbo entran en Roma. El asunto con Pompeyo ha finalizado, Pompeyo se ha ido, y los triunviros arreglan asuntos. Enobarbo dice que Lépido tiene la “enfermedad verde”, refiriéndose tanto a su borrachera como a su amor por César y Antonio. Agripa y Enobarbo ridiculizan como Lépido elogia a Antonio y César, cada uno más generoso que el otro. Ellos se despiden, pero miran mientras Antonio, César, Lépido, y Octavia entran. César expresa su esperanza de que este vínculo de matrimonio cimiente su amistad, pero Antonio le asegura que no había ninguna amenaza que temer respecto a su lealtad. El desea el bien para César, pero Octavia empieza a llorar, diciéndole a César que se cuide de Antonio, luego ella susurra en el oído de César. Antonio comenta que ella tiene tal sentimiento conflictivo que debe susurrar. Agripa y Enobarbo comentan sobre esto, diciendo que César parecía como si llorase. Agripa recuerda la vez cuando Antonio descubrió que Julio César había sido asesinado, y lloró; el también lloró cuando descubrió a Bruto muerto. César le asegura a Octavia que él no se olvidará de pensar en ella, y los tres triunviros se despiden.
Seguimiento del Tema: Lealtad 5