Antonio, Cleopatra, y Eros entran. Antonio le pide a Eros que se ponga su armadura; Cleopatra desea que Antonio regrese a la cama, pero ante su insistencia en vestirse, ella trata de ayudarle. Ella no sabe cómo ponerle la armadura, pero él le muestra y la elogia cuando está hecho. Él le pide a Eros que salga, reprendiéndole que Cleopatra es mejor en su oficio de lo que él es, y dice que nadie osaría remover esta armadura hasta que sea tiempo de descansar. El desea que Cleopatra pudiera ver la batalla. Un soldado entra para decirle a Antonio que hay mil soldados, aunque todavía es temprano, y el está listo para ir con su armadura. Capitanes y más soldados entran, y Antonio se dirige a ellos, diciéndoles que es una gran mañana y que ellos serán valientes hoy día. Se despide de Cleopatra con un beso, le dice al ejército que lo siga. Carmiana y Cleopatra se retiran a la recámara de Cleopatra, en espera de un buen resultado en la batalla.