Agripa, César, Enobarbo, y Dolabela entran. César le dice a Agripa que empiece la pelea, intentando tomar a Antonio con vida en vez de matarle. Un mensajero entra, diciendo que Antonio ha entrado al campo de batalla, y César le dice que le diga a Agripa que ponga en la líneas delanteras a los soldados que anteriormente habían sido aliados de Antonio pero que ahora son de César, así Antonio parecerá que está atacando a los suyos. Enobarbo se queda solo, dice que ha hecho una cosa terrible al dejar a Antonio por lo cual nunca será feliz otra vez. Un soldado entra diciendo que tiene todo el tesoro de Enobarbo, y algunas cosas adicionales, de Antonio. Enobarbo no le cree, pero el soldado le asegura que él habla la verdad, y solicita un salvo conducto en retribución. El sale. Enobarbo se siente aún peor, y decide que ya no puede servir al César como traidor que es. Encontrará un lugar para morir:
"Soy el mayor villano del mundo
y comprendo mi infamia. ¡Oh, Antonio,
mina de generosidad! ¿A qué precio no habrías pagado
mis buenos servicios, ya que das
a mi ignominia una corona de oro? Se me hincha el corazón,
y si este rápido remordimiento no basta para destrozarlo, un medio más rápido
se adelantará al pensamiento, destruyéndole; pero el remordimiento será suficiente, según juzgo.
¡Yo combatir contra ti! No; buscare
alguna fosa para morir; la más inmunda es la que mejor conviene
a la última parte de mi vida". Acto 4, Escena 6, ll. 31-40
Seguimiento del Tema: Honor 6