Diomedes llega para decir a Cleopatra que Antonio todavía está vivo, pero pronto morirá. Ella ve los guardias que se acercan, llevando a Antonio, lo llama; ella dice que es apropiado que la única persona que pueda conquistarlo sea él mismo, pero ella está sobrecogida con tristeza. El dice que ha demorado su muerte hasta que pueda besarla una última vez. Ella no puede afrontarlo, pero le dice a sus damas que la ayuden a levantar a Antonio. Es difícil dado que pesa, pero pueden levantarlo, y ella lo besa. El quiere hablar, pero ella también lo hace, y maldice la fortuna por traer esta tragedia. Él le dice que no debe confiar en nadie excepto Proculeyo, ella está de acuerdo. Antonio le ruega que no esté triste, pero que piense en él como era en su momento más poderoso, y que crea que su muerte fue honrosa. Ella le pregunta cómo podría tal vez vivir sin él, él muere en sus brazos. Ahora que ya no está, ella le dice a sus damas, que nada funciona y no hay sentido en el mundo:
"Los seres incomparables no existen ya,
Y nada queda de notable
bajo el impulso de la luna". Acto 4, Escena 15, ll. 68-70
Seguimiento del Tema: Este/Oeste 7
Cleopatra se desmaya, al despertarse, le dice a Carmiana e Iras que ella debería culpar a los dioses por esto, les dice que la tierra era tan buena como el cielo antes de que se llevaran a Antonio de su lado, ahora, lo que tienen que hacer, es continuar un noble acto con otro, unirse a Antonio en la muerte.