Resumen
Las alegres palabras entre el Mesonero y Chaucer
Todos en la compañía se quedan serios tras el cuento de la Priora, hasta que el Mesonero se vuelve hacia Chaucer (“me miró”) y le pregunta: “¿Qué clase de hombre eres?”. Luego le dice que deje de mirar siempre hacia abajo y señala sus rasgos pequeños y delicados, “como un muñeco en brazos de una hermosa y pequeña mujer de bella cara” (405). Ante el pedido de que cuente una historia, Chaucer aclara que lo hará en verso.
El cuento de Sir Topacio
Primer canto
El canto comienza pidiendo la atención para que escuchen “las alegres y divertidas aventuras (...) de Sir Topacio” (406), un caballero hermoso, excelente cazador y casto al punto en que, aunque muchas doncellas lo busquen constantemente, él elige no acostarse con ninguna.
Un día, Topacio sale a cabalgar por un espeso bosque repleto de bestias salvajes. En el camino, el canto de los pájaros lo hace entrar en un mal de amores y apura a su caballo para ir a toda velocidad. Pasado un tiempo, el hombre decide parar a descansar un poco. En ese momento recuerda que en un sueño se casaba con la reina de los elfos, y toma la iniciativa de no detenerse hasta encontrarla.
Cabalgando nuevamente, Topacio atraviesa muchas “cercas y carrascales” hasta llegar al “país de las Hadas”, donde “un forzudo gigante/ que se llamaba sir Olifante” (408-409) se hace presente y lo amenaza con asesinarlo a él y a su corcel. Ante ello, Topacio le dice que volverá con su armadura y le hará frente para luego conquistar a la reina de los elfos.
Segundo canto
Sir Topacio regresa a la ciudad, donde le ordena a sus hombres que lo ayuden a prepararse para combatir al gigante. Allí come y bebe en abundancia y se viste con su magnífica armadura.
Tercer canto
Tras ello, Topacio sale nuevamente al galope “como una llama chispeante” (412). En este punto del canto, el Mesonero interrumpe a Chaucer.
Interrupción
El Mesonero interrumpe violentamente a Chaucer y le dice que “este rimado de mierda no vale nada” (413). Luego, le pide que cuente otra historia. Ante ello, Chaucer accede a contar una historia en prosa y con moraleja.
Análisis
“El cuento de sir Topacio” presenta uno de los momentos más divertidos de los Cuentos de Canterbury. Escrito en una rima animosa, el poema es una parodia hilarante de los romances caballerescos escritos en verso en la Inglaterra medieval. Topacio es un personaje en gran medida afeminado, con sus exuberantes vestidos y nombre de mujer (‘Topacio’ es ‘Thopas’ en inglés, un nombre de mujer en la época medieval). Este hombre se enamora a la manera del caballero cortesano –antes de haber decidido de quién se enamorará–, y huye de la batalla en el momento culminante del primer ataque, debido a que ha olvidado su armadura.
El Manuscrito de Ellesmere, una de las copias más significativas de los Cuentos de Canterbury, presenta ilustraciones que acompañan al texto. En este poema, el escenario de Sir Topacio ocupa cada vez más espacio, empujando a la historia progresivamente hacia el margen. En su momento, los lectores de este manuscrito habrán notado cómo cada verso era la mitad de largo de su predecesor. El efecto cómico que intenta producir este recurso es el de que Chaucer, el narrador, se ha quedado sin muchas cosas que decir. Este efecto se pronuncia más aún a partir del segundo canto, cuando Chaucer comienza a intercalar en sus versos algunos pedidos de silencio y atención a la audiencia:
Ahora cerrad la boca, por caridad,
Todo cortés caballero y hermosa dama,
Y escuchad mi cuento
De batalla y de caballería,
De cortejo y de cortesía,
Que estoy a punto de contar.
(411)
Estos elementos nos llevan a imaginarnos a un auditorio que bromea irrespetuosamente mientras que Chaucer, obligado a contar una historia, se esmera por asombrarlos, en vano, con un relato interesante. La aparente falta de propósito de la narración, que se encuentra repleta de detalles sin sentido, refleja los intentos frustrados de un narrador que parece improvisar la historia a medida que avanza.
De este modo, Chaucer realiza una parodia de su propia imagen presentándose a sí mismo como alguien que no puede idear una historia mínimamente tolerable. De hecho, sus propios personajes lo terminan silenciando con violencia. Como dice el Mesonero: “¡Basta por Dios! Me estás cansando con este parloteo” (413). Con este cuento, el afeminado caballero, incapaz de afrontar una batalla para conquistar a su princesa, encuentra un paralelismo en el propio Chaucer ficcional, personaje que, como los espectadores sabemos bien, no es más que una mala imitación de la realidad.