Los cuentos de Canterbury

Los cuentos de Canterbury Metáforas y Símiles

“Estamos peleando como aquellos dos perros que lucharon todo el día por un hueso, sin conseguirlo; mientras reñían, llegó un gavilán y se lo llevó en sus propias narices” (“El cuento del Caballero”, p.95) (Símil)

“El cuento del Caballero” presenta la historia de dos primos que, tras ser encarcelados en Atenas, se enamoran de Emilia, una hermosa mujer de la corte a la que solo pueden ver tras las rejas de su prisión. A pesar del amor que se profesan mutuamente, los primos comienzan a pelearse por el amor de Emilia. En medio de la discusión, Arcite utiliza este símil para dar cuenta de lo vano de la pelea. En la comparación utilizada, ellos son los dos perros y Emilia, el hueso en disputa.

“Afortunada era la chica que se topaba con él, pues estaba tan lleno de amor y lascivia como una colmena repleta de miel” (“El cuento del Cocinero”, p.165) (Símil)

“El cuento del Cocinero” es uno de los pocos relatos de la selección que no está terminado. Sin embargo, bastan unas pocas líneas para que los lectores nos hagamos una idea aproximada acerca de qué va el cuento, al igual que de su tono jocoso y vulgar. El protagonista de la historia es Perkin el Seductor, un joven juerguista, ludópata y lujurioso. El pasaje compara las pulsiones sexuales de este individuo con la miel, símil que acerca semánticamente lo sexual a lo dulce, lo líquido y lo pegajoso, una asociación bastante común, que perdura hasta el día de hoy.

“Me apoderé de lo que mejor guardaban en sus bolsas y en sus cajas fuertes” (“Prólogo a la Comadre de Bath”, p.200) (Metáfora)

La Comadre de Bath es una mujer empoderada, que se vanagloria de haber logrado someter a sus cinco esposos a través de su cuerpo, su sexo y su increíble persuasión. En el idioma y contexto original, este pasaje tiene dos interpretaciones posibles: la primera, literal, explica que se quedó con todo el dinero. La segunda, como bien señala Guardia Massó, alude “la bolsa genital y el semen” (2020: 56). En suma, la Comadre se apodera tanto del poder sexual como de las posesiones de sus esposos.

“Muchos carneros y ovejas han sido destrozados por el lobo, por ser su pastor descuidado y perezoso” (“El cuento del Médico”, 363) (Metáfora)

“El cuento del Médico” narra la historia de Virginio, un hombre de grandes valores, con una hija hermosa y tan honrada como él: Virginia. Mientras describe las cualidades de tan virtuosa doncella, el Médico aprovecha para aleccionar a padres e institutrices respecto al cuidado de las hijas, previniendo específicamente respecto a la protección de su virginidad. Para ello, utiliza la serie de metáforas del presente pasaje, en la que los hijos son los carneros y las ovejas; sus padres, los pastores, y los lobos, depredadores sexuales. Irónicamente, el destino de Virginia resulta ser uno de los más atroces de todos los Cuentos de Canterbury.

“Pues, una vez que observa a un ocioso, (...) lo caza con su red, no dándose cuenta este hombre de que está agarrado por el enemigo hasta que se encuentra asido del cuello” (“Prólogo de la Segunda monja”, p. 497) (Metáfora)

La Segunda monja cuenta la biografía de Santa Cecilia, una historia que exalta los valores cristianos de la fe, la castidad y el trabajo. En el prólogo a su historia, la narradora advierte contra los peligros a los que se exponen aquellas personas que caen en el pecado de la pereza. La metáfora de la red presenta al Diablo como un cazador y a los perezosos, como sus presas. La figura refuerza una idea instalada del imaginario cristiano, en la que el Diablo aparece como una entidad al acecho, esperando la menor distracción de las personas para hacerse de sus almas.

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