Los Pazos de Ulloa es una novela de dos tomos de Emilia Pardo Bazán, publicada en 1886. Un año después, la autora publica La madre naturaleza, considerada la segunda parte de Los Pazos de Ulloa, aunque cada título tiene autonomía propia.
Los Pazos de Ulloa consta de treinta capítulos. El primer tomo va desde el capítulo I hasta el XII, y el segundo, desde el capítulo XIII hasta el XXX. Su acción transcurre en una zona rural de Galicia entre 1867 y 1869, a excepción del último capítulo, que se sitúa diez años después, en 1879.
Esta es la obra más importante de Emilia Pardo Bazán. Uno de los aspectos que más se destaca es la crítica que lleva a cabo contra la sociedad de su época. Los privilegios del clero, el caciquismo, la diferencia de clase y la opresión de la mujer son algunos de los temas espinosos que la autora aborda con una mordacidad y una osadía poco común en la época.
Los Pazos de Ulloa es considerada, además, la obra más importante del naturalismo español. El naturalismo es una corriente literaria que surge en Francia en la década de 1870, de la mano de Émile Zola. Frente al idealismo de la literatura romántica, el naturalismo intenta reflejar la sociedad con la objetividad propia del método científico-biológico. Esta corriente llega a España de la mano de Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Vicente Blasco Ibáñez y Jacinto Octavio Picón. Junto a Los Pazos de Ulloa, cabe destacar La desheredada (1881), de Galdós; La hijastra del amor (1884), de Picón, y La barraca (1898), de Blasco Ibáñez, como otras de las obras más importantes del naturalismo en España.
Otra cuestión que le otorga un gran valor a Los Pazos de Ulloa es su retrato de los cambios políticos que vive España a finales de la década de 1860. En 1867, momento en el que se sitúa el comienzo de la novela, la corona española se encuentra sumamente debilitada por diferentes motivos, como la crisis económica, la pérdida de un gran número de colonias (sobre todo en Sudamérica) y las malas cosechas. En 1868 se da la llamada Revolución Gloriosa: Isabel II es depuesta del trono y el nuevo régimen, presidido provisionalmente por el general Serrano, sienta las bases del sistema democrático español, primero bajo la forma de una monarquía parlamentaria (reinado de Amadeo de Saboya, de 1871 a 1873) y después como república (denominada “Primera República”, de 1873 a 1874).
La trama de Los Pazos de Ulloa está totalmente atravesada por la trama política española de esos años. Este entrecruzamiento entre ficción y realidad, llevado a cabo con maestría por Pardo Bazán, sumado a la excelente utilización del naturalismo y las críticas a la sociedad de su tiempo, ha convertido a Los Pazos de Ulloa en una obra canónica de la literatura española. Cabe destacar que el valor de esta novela fue reconocido de inmediato por otros grandes escritores de la época como Leopoldo Alas, Benito Pérez Galdós y José María de Pereda. He aquí sus voces: “Bien se puede decir ahora sin ningún género de reservas: Doña Emilia Pardo sabe escribir buenas novelas” (Leopoldo Alas, 27); “La obra maestra de Emilia Pardo Bazán es Los Pazos de Ulloa, publicada este año, y en la cual todo es hermoso, los caracteres vivos, la acción sencilla y patética, el fondo del paisaje, el estilo” (Benito Pérez Galdós, Idem); “Los Pazos me ha parecido la mejor novela de la Pardo, con capítulos de una belleza indiscutible, sin que aparezca por toda la novela señal alguna de ese pujo de sectaria artificiosa del naturalismo convencional al uso, que tanto perjudica en otras” (José María de Pereda, Idem).
Los Pazos de Ulloa sigue teniendo una enorme vigencia. En 1985 se llevó a cabo una miniserie homónima de cuatro episodios, producida por TVE, la señal más importante de España, en conjunto con la R.A.I., la mayor señal de Italia. Esta serie, que en su momento ganó el premio TP de Oro a la mejor serie nacional y llegó a ser transmitida del otro lado del océano, en países como Argentina y Uruguay, ha sido reestrenada en 2009, prueba de que Los Pazos de Ulloa continúa siendo una obra de sumo alcance, que no solo interesa a los estudiosos y críticos, sino que también conmueve a los amantes del arte de diferentes partes del mundo.