Resumen
Tita teme estar embarazada y estas preocupaciones la invaden mientras prepara el plato para el día de Reyes. Esta receta en particular le evoca felices recuerdos de su niñez, especialmente el amor de Nacha y la amistad que la unía con su hermana Gertrudis. En plena faena gastronómica, Rosaura la visita para pedirle ayuda, ya que sufre de problemas digestivos que le dan mal aliento y flatulencia, además de un notable sobrepeso. La muchacha siente que estos malestares la alejan de su marido Pedro, que se encuentra cada vez más distanciado de ella, especialmente desde la aparición del fantasma de Mamá Elena. Tita siente culpa por su romance prohibido y le da una receta especial para curar el mal aliento y poder lidiar con el sobrepeso.
Cuando Tita abandona la cocina, el espíritu de Mamá Elena irrumpe como un frío viento. Ella le cuestiona a Tita su relación con Pedro y maldice al bebé que lleva en el vientre. La aparición repentina de Chencha obliga al fantasma a irse rápidamente. Una vez que la Rosca está lista, Tita llama a Pedro para contarle de su embarazo pero deben interrumpir la conversación por la llegada de la familia Lobo a la fiesta de Reyes. Sorpresivamente, el ruido de caballos anuncia la presencia de Gertrudis, que visita el rancho familiar con toda su tropa para participar del tradicional festejo de Reyes. Tita está muy conmocionada por su regreso, ya que tiene a su hermana por una gran confidente. Gertrudis le cuenta a Tita que es generala del ejército revolucionario y está casada con Juan Alejandrez. La muchacha confiesa que le hubiera gustado que su madre se enterara de sus logros. En el festín, Gertrudis se destaca por su desparpajo al bailar, que nada tiene que ver con la severidad de Mamá Elena. Tita sabe de quién fue herencia y, cuando un año más tarde, su hermana da a luz a un niño mulato, se ve obligada a revelarle los secretos de Mamá Elena para salvar el matrimonio de Juan y Gertrudis.
Análisis
El regreso de Gertrudis al rancho De la Garza le ofrece a Tita un modelo a seguir, en tanto su hermana es una mujer plena que no duda en correr los riesgos que sean necesarios para constituirse como un ser libre. Ya desde su huida de la dominación de Mamá Elena, Gertrudis busca saciar su deseo oficiando como prostituta para, finalmente, ser líder femenina en una tropa masculina. En este punto, Gertrudis accede a un poder generalmente negado a la mujer y regido por hombres: el ejército. Como generala, se aleja de las expectativas y deseos atribuidos al rol femenino, limitados al rol doméstico de madre y esposa. En este punto, la novela legitima a Gertrudis como referente para la protagonista, que la ve como una mujer auténtica y fiel a sí misma y sus ideales; “esperaba que Gertrudis se quedara en el rancho lo suficiente como para que la escuchara y la aconsejara” (p. 196) comenta la voz narrativa.
Por otra parte, Rosaura representa el tradicional rol femenino limitado a ser esposa y madre. En este sentido, la mujer representa un alter ego del personaje de Mamá Elena, ya que tiene incorporadas una serie de normas y deberes con los que debe cumplir sin posibilidad alguna de rebelión. En este sentido, Rosaura quiere replicar el fatal destino de soltería de Tita sobre su propia hija Esperanza, tal como indica la tradición familiar. Sin embargo, a diferencia de Mamá Elena, Rosaura es incapaz de dominar a Tita sino que, por el contrario, es Tita la que ejerce el poder sobre su hermana. Con sus malestares estomacales, Rosaura se convierte en un personaje deserotizado, incapaz de atraer sexualmente a Pedro. A diferencia de Tita, no puede controlar los efectos de la comida sobre ella, ya que altera su peso y aliento y hasta le ocasiona flatulencia. En ese sentido, se ve obligada a recurrir a su hermana, que le sugiere una dieta para resolver sus problemas. Mientras que Tita entiende la comida como una fuente de poder y cuidado, Rosaura se encuentra desconectada de los saberes culinarios. Para ella, la comida significa malestar e incomodidad.
El regreso de Mamá Elena en forma de fantasma representa hasta qué punto Tita no puede librarse de su influencia. Aún después de morir, ella tiene más poder que Tita sobre sí misma. De alguna manera, esto exhibe cómo la protagonista tiene internalizados los valores arcaicos y tradicionales de su madre. “Te has olvidado de lo que es la moral, el respeto, las buenas costumbres! No vales nada, eres una cualquiera que no se respeta ni a sí misma” (p. 188) le dice el fantasma de Mamá Elena a Tita. En este sentido, es posible argumentar que Mamá Elena representa el profundo sentimiento de culpa que tiene la muchacha en relación con su romance con Pedro. Así, la protagonista ve que con la muerte de su madre nada cambia; es necesario apropiarse de su libertad y llevarla al límite para poder frenar la presencia opresiva de Mamá Elena en su vida.