Resumen
Luego De la muerte de Nacha, Tita se convierte en la cocinera oficial del rancho. Si bien se siente sola al encarar esta tarea de manera individual, también valora el espacio de la cocina como un espacio carente del control de Mamá Elena. En su primer año como cocinera, Tita recibe un ramo de rosas de Pedro como regalo. Sin embargo, cuando Rosaura, embarazada de su primer hijo, ve las flores, tiene un ataque de llanto. Mamá Elena obliga a Tita a deshacerse de ellas, pero la muchacha, incapaz de tirarlas a la basura, las aprieta con tanta fuerza contra su pecho que su propia sangre cambia el color de los pétalos de rosa a rojo. De repente, oye la voz de Nacha dictándole una receta que las tenía como ingrediente principal y procede a utilizarlas para cocinar.
El plato resulta exquisito para todos los comensales, aún hasta para Mamá Elena, aunque no duda en criticar que tiene demasiada sal. A Gertrudis, en cambio, le pasa algo extraño: es invadida por un enorme efecto afrodisíaco, que la hace sentir un inmenso calor y sudar gotas de color y olor a rosa. Corre a tomar un baño pero es tal la temperatura que emana su cuerpo que el agua se evapora antes de tocarla y las paredes de madera de la ducha se prenden fuego. La nube rosada que sale de su cuerpo llega hasta las afueras del pueblo y atrae a Juan, un revolucionario que estaba en pleno combate. Así, el soldado cabalga hasta encontrarse con Gertrudis, desnuda, la sube a su caballo sin detenerse y huyen mientras hacen el amor al ritmo del galope. Frente a este evento, Pedro y Tita se emocionan hasta las lágrimas hasta que los gritos de Mamá Elena preguntando qué había pasado sacan a la protagonista de este ensueño. Así, Tita le inventa que Gertrudis fue secuestrada por las tropas afines al Presidente. Una semana más tarde, el párroco del pueblo le comenta a Mamá Elena que Gertrudis está trabajando en un prostíbulo. Muerta de la vergüenza, quema su certificado de nacimiento y prohíbe hablar de ella en el rancho.
Desde la huida de Gertrudis, Tita prepara codornices en pétalos de rosas como homenaje a la libertad obtenida por su hermana.
Análisis
En este capítulo, el amor se consolida como el vínculo más fuerte que puede unir a las personas, mayor aún que el matrimonio. A pesar de los intentos de Mamá Elena para separar a Tita y Pedro, ambos encuentran formas alternativas de vivir el amor que sienten. En este sentido, las rígidas reglas encarnadas en Mamá Elena no sirven para la relación que establecen Pedro y Tita, ya que es un vínculo que no entiende de límites y que desarrolla nuevas maneras de expresarse.
Se reitera la idea de que la cocina es para Tita la forma de expresar los sentimientos sin usar palabras. Cuando Mamá Elena la obliga a desechar el regalo prohibido de Pedro, la protagonista decide transformar el deseo que siente por su amado en un plato afrodisíaco. Una vez más, Tita es incapaz de controlar el efecto de su comida en sus invitados y es Gertrudis la elegida para condensar los sentimientos de Tita hacia Pedro, tal como lo dice la voz narrativa: “Parecía que habían descubierto un código nuevo de comunicación en el que Tita era la emisora, Pedro el receptor y Gertrudis la afortunada en quien se sintetizaba esta singular relación sexual, a través de la comida.” (p. 61)
Gertrudis es un ejemplo de liberación de la sexualidad femenina. Mientras que Tita se ve obligada a vivir su sexualidad recluida en el ámbito doméstico del rancho, reprimida por el mandato de Mamá Elena, Gertrudis es capaz de exceder estas limitaciones sin pensarlo dos veces. En este punto, Gertrudis y Tita representan dos posibilidades diferentes de encarnar el deseo femenino; la protagonista es incapaz de ser agente de sus deseos mientras que, por el contrario, su hermana encarna una sexualidad desenfrenada, hasta el punto de que termina trabajando en un burdel para poder saciar su pasión.
El enfrentamiento de la Revolución Mexicana reaparece de manera más prominente como la única promesa de libertad para Gertrudis, ya que su cuerpo afrodísiaco atrae a un viril revolucionario que se la lleva a caballo. En este sentido, el proceso histórico viene asociado con los aires de renovación y liberación, que chocan con la opresión característica del rancho De la Garza.