El cisne (Símbolo)
En la literatura de Rubén Darío, y por extensión, en el modernismo hispanoamericano, el cisne es símbolo de elegancia y refinamiento. Las características que permiten establecer esta asociación son su cuello largo y estilizado, el color blanco, que simboliza la pureza, sus movimientos delicados y su bello plumaje.
En “El rey burgués” y “La ninfa” se describen dos jardines en el interior de palacios o castillos, con estanques en los que nadan cisnes. El estanque con los cisnes simboliza riqueza pero también refinamiento y buen gusto. También se ve en “Palomas blancas y garzas morenas” un desplazamiento del significado comúnmente atribuido al cisne a la garza: “Las garzas blancas las encontraba más puras y más voluptuosas, con la pureza de la paloma y la voluptuosidad del cisne” (página 133). A lo largo de la obra de Darío, la simbología del cisne va evolucionando y tomando dimensiones adicionales, entre ellas, lo sagrado.
El azul (Símbolo)
El azul simboliza varias cosas a lo largo del libro. Cuando es usado como sustantivo representa la inmensidad de la vida y la naturaleza más allá de la tierra. Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento de "El sátiro sordo": "Y el hondo azul, tan grande, sabía que ella, tan chica, existía bajo su inmensidad" (página 47). Este espacio es también el del "ideal" y lo mágico o sobrenatural, como por ejemplo en "La reina Mab", donde el velo que cura el malestar de los artistas es de color azul. En ese mismo cuento, el poeta dice "el ideal flota en el azul" (página 78). A esta característica alude "El pájaro azul" que el personaje de ese cuento dice tener en el cerebro, y que le impide desenvolverse con normalidad en la vida cotidiana. En síntesis, es símbolo de lo espiritual y lo elevado, a lo que debe aspirar el artista.
Las piedras preciosas (Símbolo)
Las piedras preciosas simbolizan el lujo, la ornamentación y la belleza. En “El rubí” la piedra simboliza el trabajo artesanal, en contraposición al rubí artificial que sintetizan los científicos. La leyenda del origen del rubí que cuenta el gnomo viejo refuerza la idea de que la piedra preciosa auténtica tiene valor porque tiene una historia y un significado detrás, a diferencia de los productos industriales.
El oro (Símbolo)
El oro simboliza por un lado, el poder económico y por otro, la belleza, el lujo y la ostentación. En algunos textos están presentes ambos significados y se relacionan entre sí, por ejemplo, en “La canción del oro”. El poeta menciona que el oro “tapa las bocas que nos insultan; detiene las manos que nos amenazan, y pone vendas a los pillos que nos sirven” (página 87). Esta es una cualidad que deriva del oro como símbolo del poder económico.
Pero también expresa que “él da los palacios y los carruajes, los vestidos a la moda y los frescos senos de las mujeres garridas” (página 86). Esta cualidad exalta la cualidad del oro como símbolo o marca de distinción social.
Asimismo, en otro verso expresa: “su voz es música encantada, porque es heroico y luce en las corazas de los héroes homéricos…” (página 87). Aquí se agrega la significación del oro como marca de lo consagrado, lo clásico, lo glorioso.
También lo dorado se relaciona sistemáticamente con la luz del sol, o con el Sol mismo: “Cantemos el oro, rey del mundo, que lleva dicha y luz por donde va, como los fragmentos de un sol despedazado” ("La canción del oro", página 85); “Oye: canta la cigarra / porque ama al sol, que en la selva / su polvo de oro tamiza” ("Primaveral", página 179).
Las estaciones del año (Símbolo)
El paso de las estaciones del año simboliza el transcurso del tiempo. Cada estación se relaciona directamente con una etapa de la vida.
La primavera y el verano son la pubertad y la juventud. En “El palacio del sol” la joven sale del castillo y recibe la luz del sol. Esto es una metáfora del despertar sexual. En el poema “Primaveral” se narra la declaración de amor del poeta a su amada en el contexto de la explosión de la naturaleza durante “el dulce tiempo de la Primavera”. En “Pensamientos de otoño” la relación entre la juventud y la primavera es más directa: “Un cántico de amores / brota mi pecho ardiente / que eterno abril fecundo / de juventud florece” (página 201).
Por el contrario, el invierno y el otoño representan la vejez y la tercera edad, ya que en esas estaciones las plantas ya florecieron y dieron fruto, poniendo fin al ciclo de la vida. En “En Chile”, el narrador se refiere a la anciana que sale de la casa como “un invierno” y en el poema “Pensamientos de otoño”, el yo lírico evoca recuerdos del pasado y entona una “canción de despedida”. El poema expresa una mirada nostálgica acerca de la juventud que quedó en el pasado.