Resumen
Capítulo 15 - Hacia el Hielo
Estraven y Genly hablan sobre sus alternativas. Una de las opciones consiste en ocultarse hasta la llegada de la primavera y tomar un barco comercial para cruzar hacia Karhide. El problema con esta alternativa es que, por la crisis entre los dos países, el comercio está interrumpido y no saben cuándo reanudará. La otra opción consiste en viajar hacia el norte en pleno invierno por una extensión de 1500 kilómetros para cruzar la frontera por ahí. Como alternativa es sumamente peligrosa, pero es la única que les permite viajar a pesar de su falta de documentación, ya que lo más probable es que no haya ni una sola persona en esa región.
Estraven deja a Genly en el campamento y regresa más tarde con provisiones que robó de una población cercana. No se siente orgulloso, ya que en Gueden solo el suicidio es peor que el robo. Estraven hace cálculos extremadamente precisos sobre la comida que cada uno necesitará para el viaje. La misión de viajar al norte es, en muchos sentidos, una locura. Por eso, Estraven le pregunta a Genly cuánto tiempo le tomaría a la nave en órbita llegar al planeta. Genly le explica que la nave podría aterrizar en ocho días, lo más temprano, y podría demorarse aún más. Los dos se arrepienten de no haber usado el ansible la última noche en Mishnori, antes del arresto de Genly.
La mañana siguiente empiezan su viaje y avanzan con relativa rapidez. De hecho, superan la meta del día. Paran a comer y hablan sobre Orgoreyn. Ai le pregunta a Estraven si odia a los orgotas. Estraven dice que el amor por su tierra, Estre, no implica odio por una tierra distinta. No comprende cómo es posible amar un país, pero sí entiende lo que es amar a las personas y los lugares.
Antes de dormir, los dos deciden ser menos formales en el trato y empezar a utilizar los apellidos: “Ai” para Genly y “Har” para Estraven. Genly le pregunta quiénes utilizan los nombres propios en el trato, a lo que Estraven contesta que los hermanos de hogar, o los amigos. Genly piensa que no puede ser amigo de alguien tan fluctuante y que pudiera ser su pareja en el siguiente kémmer. Considera que es imposible que surja amor o amistad entre seres tan distintos.
El día siguiente continúan con su viaje y esta vez avanzan aún más que el día anterior. Tardan tres días en cruzar el bosque de Terrenbed. Allí cazan pesdris para comer. Según las costumbres de Gueden, cazar para comer es una anomalía, ya que suelen solamente pescar o cultivar la tierra. De todas maneras, Estraven instala trampas y atrapa a seis pesdris y cocina su carne.
La mañana siguiente empiezan a subir las montañas de Sembensyen. El camino se hace difícil, al igual que el clima. Se ven obligados a armar la carpa, pero todo está húmedo y pasan frío. Ese día recorren muy pocos kilómetros. Genly se siente enfermo a causa de la carne de pesdris, pero insiste en seguir. En un momento, Estraven decide parar y obligar a Genly a descansar. A Genly le cae muy mal que le den órdenes, especialmente cuando vienen de alguien que él considera inferior. Luego, se da cuenta de que Estraven no quería ser condescendiente, sino que lo veía enfermo y quería que Genly se recuperara.
Los siguientes días viajan más tranquilos y avanzan. En el noveno día de su viaje, el cielo se despeja y alcanzan a ver el glaciar Gobrin, “enceguecedor, de un blanco que se perdía allá en el norte, un blanco que los ojos no podían medir” (p.240).
Capítulo 16 - Entre el Drumner y el Dremegole
Estraven mantiene disciplinadamente su diario personal. Su propósito es que estos informes sean parte de los archivos de Estre y, además, que estén disponibles para su hijo. Por su parte, Genly no tiene la disciplina de sentarse a escribir a pesar de que es su responsabilidad hacerlo.
Los dos hablan sobre su situación personal, y Estraven se da cuenta de que el exilio de Genly es más doloroso que el suyo. Por los viajes espaciales, cuando Genly vuelva a su planeta habrán pasado tantos años que nada de lo que conocía cuando dejó la Tierra seguirá ahí.
En cuanto al viaje hacia el Hielo, Estraven y Genly han tenido que retroceder porque el camino elegido no era el adecuado. Deciden ahora intentar cruzar unos glaciares rodeados de volcanes, pero eso los desviará por lo menos dos días.
Según el diario de Estraven, llegan ya medio mes viajando. Algunos días les es imposible avanzar, por el clima o el cansancio. Uno de los problemas más grandes es el peso que llevan en el trineo. Cuando descansan en el campamento siempre se encuentran con una dificultad: si Genly está a gusto y sin frío, Estraven se sofoca. En todo caso, Estraven considera que han aprendido a convivir bastante bien, así como considera que hay otros modos en los que han mejorado: “Quizá hemos aprendido a tirar juntos del trineo” (p.243).
A medida que avanzan en el viaje, se encuentran con algunos obstáculos: Estraven se lastima el tobillo, Genly sigue sufriendo por el frío y la frustración, y la cantidad de comida baja de manera alarmante, aunque eso también los beneficia, porque van más ligeros. Mientras cruzan los glaciares por el lado de los volcanes, uno de ellos entra en erupción, lo que supone un nuevo reto.
En un momento del viaje, Estraven entra en la fase de kémmer. La convivencia con Genly se vuelve más difícil para él e intenta evitarlo cuanto puede. Genly no entiende por qué su relación se enfría, y Estraven le explica cuál es su situación. Ahora que se encuentran solos en el medio de la nada, la sexualidad de ambos es igual de única. Genly no es un “perverso”, y la ambisexualidad de Estraven no es una curiosidad para Genly.
Las particularidades de la sexualidad de Gueden lo llevan a Genly a pensar en la soledad de los guedenianos como raza. Los únicos seres que tienen características similares son animales muy inferiores. Estraven le dice que los yomeshtas interpretan que la singularidad de los seres humanos es una marca de su divinidad. Genly compara esta visión con algunas religiones de otros mundos que usan el mismo argumento. Para Genly, esa manera de pensar conduce a un pueblo a ser más guerrero y más destructivo con la naturaleza. Los handdaratas, en cambio, no hablan de la divinidad o singularidad de las personas porque eso es un misterio; lo que le interesa a la religión handdara es la semejanza entre las personas y las bestias, y el modo en que forman parte de un todo.
En esa misma conversación, Estraven le pregunta a Genly en qué difieren los sexos de su raza. Genly intenta una respuesta. Piensa que sin duda nacer mujer u hombre es “el factor de mayores consecuencias para la vida de cada uno” (p.257). Además, considera que “es difícil separar las diferencias innatas de las adquiridas” (p.257). Al fin y al cabo, Genly se da cuenta que las mujeres son tan ajenas a él como lo son los guedenianos.
Capítulo 17 - Un mito orgota de la creación
Lo que se narra en este capítulo es el mito de la creación de la religión yomesh.
Al principio solo existía el hielo y el sol. El calor del sol abre una hendidura en el hielo y de allí surgen tres formas: una de ellas sangra y crea las montañas y los valles; otra de ellas llora y crea los ríos y los lagos; la última suda y crea las plantas y los animales. Las 38 personas que también habían sido creadas permanecen dormidas hasta que las tres formas de hielo que crearon al mundo se derriten y de ellas mana leche que cae en sus bocas y ellos se despiertan.
Uno de los hermanos, Edondurad, mata a todos, menos a uno. Cuando Edondurad entra en kémmer, aparece el único hermano que queda vivo, se unen los dos y dan origen a todas las naciones de los hombres.
Edondurad se da cuenta que una sombra persigue a sus hijos, y su hermano le contesta que es así porque “nacieron en la casa de la carne, y así la muerte les pisa los talones” (p.261).
Análisis
A lo largo de la novela hemos visto que se plantea el tema del deber colectivo y el deber personal. Cuando Ashe visita a Genly para pedirle un favor, este le aclara que su misión está por encima de cualquier relación personal. Para los karhíderos, en cambio, lo personal parece tener el peso más grande. Esto queda claro cuando tanto Estraven como Genly tienen la obligación de relatar lo que les sucede. Estraven sabe que su diario va a ser incluido en el archivo de Estre, pero lo que verdaderamente lo motiva es escribir este relato para su hijo. En el caso de Genly, él tiene la obligación de escribir sus informes como parte de su misión, pero no lo cumple. ¿Puede deberse a que no tiene para quién escribir personalmente?
Justamente después de la conversación sobre la escritura, Estraven le pregunta a Genly sobre sus progenitores en su planeta. Genly ya no tiene a nadie en Terra, porque el viaje por el espacio lo ha desfasado con respecto al tiempo en ese planeta. Genly ha sacrificado mucho por cumplir con esta misión. Esto es porque Genly encuentra alegría en servir a un proyecto en el que cree. En eso, Estraven y Genly se parecen, ya que Estraven considera que “Un hombre que no detesta un mal gobierno es un insensato. Y si hubiese algo semejante a un buen gobierno en la Tierra sería una verdadera alegría servirlo” (p.232). Tanto Estraven como Genly son admirables porque están dispuestos a arriesgarse, no para servir ciegamente a un gobierno, sino para servir a un proyecto en el que genuinamente creen. Su patriotismo es distinto al de otros en la novela porque no se trata de servir al gobierno de turno, sino que muestran verdadero amor por los seres con los que comparten algo en común: la humanidad.
En estos capítulos vemos que hay más de un sentido en el que Estraven y Genly se parecen. Su relación mejora y empieza a haber mayor comprensión entre ellos. Uno de los factores decisivos en estos avances es el aislamiento en el que viven. Al no tener una comunidad que de alguna manera justifique y avale el sesgo con el que miran el mundo, ambos pueden reconocerse como individuos. Genly era un “otro” cuando estaba en medio de una comunidad de guedenianos. Ahora que solo hay dos personas, ambos son “el otro” y, por lo tanto, no hay juicio posible; solo hay encuentro.
Uno de los ejemplos más notables sobre el cambio de perspectiva que experimentan en esa soledad es el concepto de shifgredor. Mientras estaban en medio de las intrigas políticas y las misiones diplomáticas, Genly interpretó equivocadamente las intenciones de Estraven y, a su vez, Estraven se equivocó en el modo en el que ayudó a Genly, porque partió de la idea de que debía comportarse de la misma manera que con otra persona de su propia comunidad. El shifgredor o prestigio hace necesaria una serie de subterfugios para mantener las apariencias. Ese prestigio es inútil para Genly. En cambio, él tiene su propio concepto del honor o el orgullo, ajeno a Estraven: no llora enfrente de él, no se toma a bien los consejos de alguien a quien considera más débil y femenino, no le gusta que se haga patente lo que él interpreta como debilidad cuando no soporta bien el frío o se enferma. Ahora, por lo menos, son capaces de reconocer que sus modos de interpretar el mundo son a veces diametralmente opuestos, pero al estar solos no es necesario que uno se acople al grupo; basta con tomar conciencia de esas diferencias.
En estos capítulos también se desarrollan con bastante precisión las diferencias entre las religiones del planeta. Así como el sexo determina muchos aspectos de los pueblos, las religiones y las historias que cada pueblo produce dan forma a su idiosincrasia. La religión yomesh tiene dos principios fundamentales: el conocimiento total como virtud suprema y la divinidad del ser humano. Por el contrario, los handdaratas consideran que el conocimiento está complementado por el misterio o lo desconocido y se centra en las semejanzas del ser humano con otros seres del mundo, en lugar de destacarlo por encima del resto de la creación. Esta concepción del mundo es opuesta y tiene claras implicancias en el modo en que cada sociedad se organiza.
La sombra se convierte en un símbolo poderoso en la novela, porque engloba una serie de ideas: el misterio y lo desconocido, las dimensiones ocultas de las personas, la muerte, la complementariedad. Esto último es esencial en la relación que construyen Estraven y Genly porque ellos también se complementan. En el capítulo 16 aparece un poema de donde toma la novela su título: “La luz es la mano izquierda del corazón/ y la oscuridad es la mano derecha de la luz. / Las dos son una, vida y muerte, juntas / como amantes en kémmer, /como manos unidas, / como el término y el camino” (p.256). Si bien no hay una correspondencia clara entre la luz/sombra y Genly/Estraven, los dos se complementan en varios sentidos. En muchas ocasiones a lo largo de la obra se describe a Estraven como una sombra que se acerca, y él mismo habla de su sombra más de una vez. Genly, en cambio, es el Enviado cuya misión es traer “luz” en el sentido de que su propuesta —la de Ecumen— es crear una alianza para compartir el conocimiento.