Resumen
Capítulo 4 - El día decimonono
Este es otro de los relatos tradicionales que aparecen intercalados con los capítulos narrados por Genly y Estraven. Es un relato moral.
En una ocasión, un señor paga por conocer de boca del tejedor (adivino) Odren cuándo va a morir. Paga una suma de dinero y recibe como respuesta que el día de su muerte será el decimonono de cualquier mes. Berosti, el señor, se enoja con el tejedor e intenta ahorcarlo, pero no obtiene mejor respuesta. Desde ese día permanece encerrado en su habitación, desesperado con la idea de que cualquier día decimonono puede ser el último.
Su kemmerante, Herbor, no soporta más ver a su amado sufriendo y va al adivino para preguntar cuánto vivirá Berosti. Ofrece su vida a cambio de una respuesta, pero el adivino le dice que su vida no tiene valor, y que le va a responder a su pregunta a cambio de nada, pero que no se olvide de que todo tiene un costo. La respuesta que el adivino le da es que Berosti va a vivir más que Herbor. Cuando Herbor vuelve con la noticia a Berosti, este se enoja porque Herbor no supo plantear la pregunta correctamente y lo mata. A partir de ese día, Berosti pierde la razón por completo, y en un día decimonono se suicida.
Capítulo 5 - La domesticación del presentimiento
Genly Ai quiere viajar al este para visitar a los tejedores o adivinos de la religión que predomina en Karhide: handdara. Su ama de llaves se ocupa de organizar su viaje. Mientras Genly Ai no está, el ama muestra su cuarto como una curiosidad, porque a muchos el extranjero les resulta tan exótico que es una atracción turística.
En la radio suenan noticias en torno al nuevo Primer Ministro Tibe y la creciente tensión entre Karhide y la nación vecina Orgoreyn. Las dos compiten por prestigio, pero Genly considera que Karhide tiene las de perder, pues no es una nación preparada para la guerra.
En el viaje de Erhenrang a Rer, la antigua ciudad real, Genly reflexiona sobre las costumbres de los guedenianos y su relación con una naturaleza tan hostil.
En lugar de quedarse en Rer, ni bien llega Genly se interna en un bosque a las afueras y allí se encuentra con Goss, un joven que le pregunta qué busca. Genly no está muy seguro; quiere aprender más sobre la adivinación y los handdaratas. Goss lo lleva ante Faxe, el tejedor, quien lo recibe muy cortésmente y lo invita a quedarse con ellos.
Allí Genly presencia los rituales de los handdaratas, en los que hay música y baile. A través de lo que observa, Genly siente que entiende un poco mejor la fuerza que subyace todas las actividades humanas en Karhide: “Detrás de la política, las pasiones y las actividades había siempre una vieja oscuridad, pasiva, anárquica, silenciosa: la oscuridad fecunda del handdara” (p.71).
Faxe le explica a Genly que, para que el arte de la profecía funcione, la pregunta debe estar bien planteada; debe ser específica y limitada. De hecho, el origen de la religión que se practica en Orgoreyn es unae pregunta mal planteada. El tejedor Meshe, fundador de la religión yomeshta de Orgoreyn, intenta contestar la pregunta sobre cuál es el sentido de la vida. Ante la imposibilidad de contestar, Meshe mata al señor que hizo la pregunta y de allí surge la religión de los yomeshta.
Genly decide preguntar si es que el planeta Gueden formará parte del Ecumen. Después de un largo ritual en el que Faxe teje las mentes de los nueve profetas que participan, la respuesta es la siguiente: Gueden será parte de Ecumen dentro de cinco años. Durante el ritual, Faxe percibe también la mente de Genly.
Genly está fascinado con que Faxe haya podido incluir su conciencia en el ritual y considera que eso es evidencia de que él tiene un talento natural para la telepatía. Por eso, le propone a Faxe enseñarle esa forma de comunicación. Faxe no está interesado, porque el principio de handdara es desaprender, o por lo menos aprender que de nada sirven las respuestas cuando la pregunta no es la adecuada. Para los handdara es más valioso lo desconocido, lo imprevisto y lo indemostrable.
Capítulo 6 - Un camino a Orgoreyn
Este capítulo está narrado por Estraven. En la mañana, el cocinero de Estraven lo despierta con una carta de parte del rey. Al mismo tiempo, los enviados del rey clavan en su puerta la notificación que anuncia que Estraven ha sido acusado de traición y debe irse en exilio.
Si bien a Estraven la noticia no le sorprende, no esperaba que el rey tomara esa resolución tan rápido. Su interés principal es que nadie intente ayudarlo, para que no corran el riesgo de ser castigados por colaborar con un traidor. Lo cierto es que sí necesita ayuda, pero no quiere perjudicar a nadie. Considera volver a su casa, pero se da cuenta de que su destino es vivir en el exilio y emprende viaje hacia el oeste.
Estraven llega a la ciudad de Kuseben y se encuentra con Ashe, su ex pareja —su kemmerante—, con quien tuvo dos hijos. Tres años antes, y a pesar de los votos de kémmer, Ashe decidió ser célibe, traicionando así la promesa que le había hecho a Estraven. En el encuentro, Estraven intenta ignorarlo, pero Ashe insiste en acompañarlo o darle algo de dinero. Estraven se niega. Tiene poco tiempo para salir de Karhide antes de que sea un acto justo matarlo. Roba un bote de remo y se aleja hacia la costa de Orgoreyn. Desde el puerto, alguien dispara contra él con un arma sónica que lo debilita, pero no llega a matarlo. Un oficial que lo encuentra mientras patrulla las aguas lo ayuda a llegar a la otra orilla, a pesar de estar quebrando la ley.
El efecto del disparo sónico debilita tanto a Estraven que en Orgoreyn se desmaya y solo despierta en la cama de un hospital. Allí, un inspector lo interroga haciéndole preguntas sobre su identidad. Estraven contesta con ironía, lo que irrita al inspector. De todas maneras, cuando anuncia que ha sido expulsado de Karhide, se le concede residencia permanente y un número de registro. A diferencia de Karhide, Orgoreyn es muy organizado y burocrático.
Estraven se muda a Mishnori, en Orgoreyn, y empieza a trabajar. Más adelante, un funcionario del gobierno de Orgoreyn reconoce a Estraven de una misión diplomática en la que viajó a Karhide y se reunió con el entonces Primer Ministro. Yegey, el funcionario, decide darle trabajo a Estraven como su secretario y llevárselo de ahí nuevamente al centro de poder.
En una ocasión, Yegey organiza una reunión entre Estraven y Obsle, jefe de la Comisión de Comercio Naval. Obsle quiere saber si Estraven conoce cuáles son los planes de Tibe con el valle de Sinod, un lugar que Karhide y Orgoreyn se disputan. Tibe, al parecer, quiere cambiar el sistema de Karhide para que se parezca más al de Orgoreyn, lo que lo convertiría en un rival más poderoso. La guerra parece algo inminente.
Obsle aprovecha la reunión para hacer preguntas sobre Genly Ai, ya que “el Enviado” ha solicitado permiso para entrar en Orgoreyn. Estraven confirma ante Yegey y Obsle que se trata de un mensajero de otro planeta que viene con propuestas positivas y nada amenazadoras. Estraven insiste en que la alianza que propone Genly supera cualquier rivalidad entre los dos países: es una cuestión planetaria y no de cada nación. Yegey y Obsle están dispuestos a escuchar lo que el enviado tiene para decir.
Capítulo 7 - La cuestión del sexo
El subtítulo del capítulo indica que estas son las notas del primer investigador que visitó Gueden. En este informe se especula sobre el origen de la ambisexualidad de los habitantes de Gueden. Según el investigador, los guedenianos andróginos son un experimento genético de los colonizadores, un pueblo denominado haini.
En el ciclo sexual de los guedenianos hay solo dos etapas: kémmer y sómer. Durante el periodo de sómer, que dura aproximadamente 28 días, la persona permanece sexualmente inactiva y no tiene marcas que determinen su sexo. Durante el kémmer, periodo muy corto y sexualmente activo, se establece una dominancia masculina o femenina según las hormonas que se secreten. Es decir que todo individuo puede tomar formas masculinas o femeninas y ello no está librado a la elección, sino a la interacción con otro individuo en kémmer.
La persona en la que predomina la secreción hormonal femenina, tras el coito puede gestar. En tal caso, permanece con esa dominancia hormonal durante todo el embarazo y la lactancia. Es por esto que un individuo puede ser madre de varios niños y padre de tantos otros.
Si bien parece ser más común la práctica sexual en pareja, en otros casos puede que un individuo tome varias parejas durante el periodo de kémmer. También existe una figura parecida al matrimonio, en la que dos personas hacen un voto para ser kemmerante del otro, es decir, para establecer un vínculo monógamo. El incesto entre hermanos es admisible, pero se prohíbe tras el primer embarazo.
El periodo de kémmer “gobierna a los guedenianos, los domina” (p.107). Por ejemplo, todos pueden tomarse días cuando se encuentran en kémmer y pueden acceder a la casa de kémmer para tener sexo con otros sin importar si es pobre. Sin embargo, fuera del periodo sexualmente activo, es decir, durante el periodo denominado sómer, la sociedad es 100% ambisexual y no hay ninguna marca de sexo. Ningún individuo es más responsable de la crianza de los niños ni hay asociaciones preconcebidas asociadas a los sexos —como débil/fuerte, protector/protegido, sujeto de propiedad/objeto de propiedad, activo/pasivo—.
El investigador aclara que no se trata de una ausencia de sexo, sino un potencial constante de ambos sexos en cada individuo. Se pregunta también si existe una asociación entre la ausencia de un sexo definido y la ausencia de agresividad: los guededianos no son proclives a la violencia y la guerra. Asimismo, especula sobre si no es el clima lo que atempera toda tendencia a luchar, porque las personas se encuentran luchando para sobrevivir al frío.
Análisis
Habíamos dicho ya que Genly tiene una curiosidad sobre las costumbres de los guedenianos que se asemeja al modo en que un antropólogo se acerca a una cultura que estudia. Antes que él, otros han llegado al planeta Invierno, no a intentar establecer comunicación, sino a estudiar a los habitantes de cerca y hacer recomendaciones a los enviados. Los ecúmenos no quieren conquistar a los guedenianos; quieren aprender sobre ellos y de ellos.
El primer capítulo de esta sección incluye otro relato tradicional. El recopilador de estas historias es "G.A.", lo que nos permite especular que es Genly quien ha realizado este trabajo. En este relato moral vemos un caso ejemplarizante de una persona que acude a los adivinadores de la antigua religión de los handdara para dar respuesta a una pregunta equivocada. Este capítulo sirve de preludio a la experiencia que Genly vive cuando visita al tejedor Faxe.
Genly no es un personaje llano que se comporta de manera consistente todo el tiempo. Por una parte, no logra liberarse del sesgo que le impone el dualismo de su propia sociedad al momento de tratar con guedenianos ambisexuales, pero no deja de intentar liberarse de esos sesgos. Cuando llega al bosque para conocer en más profundidad la religión que domina Karhide, lo hace sin intervenir disruptivamente; no se comporta como un turista ansioso por experimentar la adivinación. Más bien se acerca con esa mente inquisitiva del estudioso que quiere conocer sin entrometerse. Quizá es por eso que Faxe lo invita a quedarse unos días con ellos. Al principio Genly quiere observar; no quiere hacer su pregunta.
La experiencia resulta más enriquecedora de lo que imaginaba en un principio. No solo aprecia auténticamente el arte de los handdara al haber presenciado en persona lo que leyó en los informes de los investigadores, sino que obtiene una respuesta sobre el éxito o fracaso de su misión. Además, recibe de Faxe una lección valiosa sobre la inutilidad de conocer el futuro cuando los objetivos no son claros. Si la pregunta en sí misma es inútil, la respuesta no servirá de nada, así venga de la boca de un adivinador.
Los handdara profesan el valor de la ignorancia por encima del conocimiento. Cuando Genly le propone a Faxe enseñarle el arte de la telepatía, Faxe rechaza la propuesta, porque su propósito es desaprender. Esta también es una lección valiosa para Genly porque, en cierta medida, él debe desaprender algunas de las estructuras mentales que carga consigo de su propia cultura para verdaderamente apreciar la cultura en la que está inmerso. Por ejemplo, cuando Genly habla del ama de llaves que le consigue el viaje a Rer, piensa en esa persona como una mujer. Asimismo, la desconfianza que tiene de Estraven estriba en su oscilación entre características que Genly considera femeninas o masculinas. Esa oscilación, que es parte de la ambisexualidad de los guededianos, es interpretada por Genly como duplicidad.
El capítulo narrado por Estraven nos permite comprender al personaje sin el sesgo de Genly. En particular, comprendemos mejor lo que lo motiva. Por un lado, es admirable cuán empecinado está en que nadie lo ayude para que no sufra las consecuencias de colaborar con un traidor. Vemos además cuánta importancia deposita en la lealtad cuando le reprocha a su ex kemmerante el haber roto los votos. Este último punto será importante al momento de interpretar los motivos por los que está dispuesto a dar información valiosa a las autoridades de la nación rival: para él, la lealtad es un valor supremo. Entonces, ¿por qué está dispuesto a traicionar a Karhide ofreciendo información sensible a la nación rival? A medida que conocemos mejor al personaje, veremos que su lealtad trasciende las fronteras de su reino y está depositada en todos los guedenianos, en lugar de limitarse a los habitantes de Karhide únicamente.
Uno de los temas centrales de la novela es el patriotismo. Tibe es el contrapunto de Estraven en torno a este tema. El orgullo de su reino es tal en Tibe que está dispuesto a llevar a su pueblo a la guerra para demostrar que Karhide es mejor que Orgoreyn. Por su parte, Estraven puede parecer desleal cuando revela los planes de Tibe a dos funcionarios de Orgoreyn, pero lo que está detrás de esta decisión es la idea de que existe algo que supera las diferencias entre dos pueblos de un mismo planeta. Estraven tiene la mirada puesta en los beneficios que pueden llegar a experimentar como planeta si se ponen en contacto con la alianza de los ecúmenos. Su patria supera las fronteras de su reino y esto lo hace solidario a una causa que tiene el potencial de cambiar las vidas de todos los guedenianos.
El último capítulo es el informe de un investigador que analiza las causas y consecuencias de la androginia guedeniana. Este tratado antropológico tiene dos aspectos que serán cruciales en el resto de la novela.
En primer lugar, se informa que debemos entender a lo guedenianos, no como seres sin sexo, sino como personas que tienen el potencial de ambos géneros. Esto cobrará importancia en la segunda parte del libro, a medida que Genly conozca mejor a Estraven.
En segundo lugar, Le Guin expone de manera encubierta la dificultad que experimenta incluso alguien con afán científico al querer asumir una mirada sin sesgo. Todo el capítulo parece analizar la sexualidad guedeniana de manera científica y rigurosa, pero es incapaz de despojarse de sus prejuicios: "El ciclo sómer-kémmer nos parece degradante, una vuelta del ciclo estro de los mamíferos inferiores, una sumisión de los seres humanos al imperativo mecánico del celo" (p.110). Al utilizar palabras como "degradante", "sumisión" y "mamíferos inferiores", el investigador está estableciendo una escala de valor entre sociedades cuya sexualidad funciona de maneras tan distintas. A pesar de considerarlo algo "degradante", el investigador reconoce que el kémmer alivia algunas de las complicaciones que surgen de la sexualidad binaria: la frustración y la explotación sexual es mucho menos generalizada en una sociedad en la que hay periodos más acotados de deseo sexual. No obstante, seguidamente su sesgo se manifiesta nuevamente cuando se pregunta: "¿Adónde puede llegar una sociedad de eunucos?" (p.110). Aún en su afán científico, el investigador no puede evitar hacer una lectura de la ambisexualidad de los guedenianos desde el binarismo como norma, es decir, al ser el binarismo "lo normal", la ambisexualidad de los guedenianos se trata como una anomalía y como un factor de "retraso" de la sociedad. El impacto del género en la cultura de un pueblo y en las estructuras de pensamiento de las personas que lo integran es algo que Le Guin se propuso explorar de manera explícita.