La mano izquierda de la oscuridad se publica en 1969, y por esta novela Ursula K. Le Guin se convierte en el segundo autor y la primera mujer en recibir un premio Hugo y un premio Nebula, los galardones más prestigiosos de la literatura de ciencia ficción.
Al igual que tantas otras de sus novelas, Ursula K. Le Guin crea un universo verosímil al echar mano de lo que aprendió desde su infancia sobre la antropología. Hija de dos prestigiosos catedráticos de antropología, a Le Guin siempre le interesó acercarse a otros pueblos comprendiendo aquello que los hace únicos y que conforma su cultura. Le Guin construye sus mundos ficcionales creando todo un sistema social, político y cultural que nos permite acercarnos a sus personajes y su entorno de un modo abarcador.
En el caso de esta novela, el universo es el de los ecúmenos y los guedenianos. Los primeros son miembros de una alianza de ochenta y tres planetas y tres mil pueblos; los segundos son los habitantes de un planeta gélido que todavía no pertenece a la alianza. En el centro se ubica el “primer móvil” o enviado, que deberá tender puentes para integrar a los guedenianos en la alianza de Ecumen.
El enviado es Genly Ai, un hombre sensible y curioso con un sentido elevado de la responsabilidad. En su afán por construir puentes e iniciar la comunicación entre Ecumen y Gueden, Genly observa detenidamente y se interesa por comprender los usos y costumbres de las personas cuyo planeta visita. El obstáculo más grande con el que se encuentra no es externo: se trata de sus propias limitaciones para comprender al otro sin un sesgo impuesto por su propio origen y su propia cultura.
La novela fue un éxito desde su publicación y despertó una serie de debates en torno al binarismo femenino/masculino y el alcance de esta estructura en todos los ámbitos de la actividad humana; en particular, la implicancia de dichas categorías en las estructuras de gobierno.
El debate sobre el binarismo hoy no se encuentra en el mismo lugar en el que se encontraba al momento de la publicación de esta novela. Sin embargo, sigue siendo una novela que atrae a los lectores porque nos propone una reflexión y una mirada atenta sobre nuestro propio sesgo y los modos en los que imponemos nuestras estructuras de pensamiento al acercarnos a un otro. En esta novela, ese otro es un ser extraplanetario, pero para los lectores la relación de Genly con los guedenianos refleja el modo en que tendemos puentes con otras culturas en nuestro propio mundo; algo sumamente importante en un mundo que todavía no resuelve cómo lidiar con la diversidad de culturas mediante la tolerancia y comprensión mutua.