Habla

Habla Resumen y Análisis Tercer periodo de calificaciones

Resumen

Muerte del vombátido

El director anuncia que han dejado de ser los vombátidos de Marryweather. Los avispones representan mucho mejor al colegio que un animal característico de otro país. Además, el disfraz iba a ser muy costoso. A partir de ahora, son los avispones de Merryweather. Melinda es alérgica a los avispones.

Frío y autobuses

Melinda se queda dormida y pierde el autobús escolar. Su madre no puede llevarla, porque llegaría tarde al trabajo. Debe ir caminando. Melinda se detiene en una panadería a comprar dos donas. Cuando está por entrar, sin embargo, Andy Evans sale de la tienda. Se le acerca y le ofrece un bocado de su dona. Ella se escapa. Decide faltar a la escuela.

Escape

Melinda deambula por la calle hasta que siente frío. Se toma un autobús y va al centro comercial. Tras recorrer cada piso, se recuesta en un banco. Piensa que es hora de compartir su secreto con alguien. Desea profundamente que la vida sea como cuando era una niña. Decide que, de vez en cuando, se tomará días libres y faltará a la escuela.

Descifrar códigos

En Literatura están leyendo La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne. Melena Maravilla les hace buscar símbolos en el texto. Melinda siente que es como descifrar un código secreto. Rachelle acusa a Melena Maravilla de estar inventando correspondencias simbólicas en la obra. La profesora, entonces, le asigna a todo el curso un ensayo de quinientas palabras sobre simbolismo. Todos se enojan con Rachelle.

Trancado

El Sr. Freeman encuentra una manera de evadir el papeleo relacionado con el progreso de los alumnos que le exige la junta escolar. Van a hacer un mural en donde irán anotando cómo le va a cada uno. Al lado del nombre de Melinda, pone un signo de pregunta.

Horca del almuerzo

Heather y Melinda se sientan a almorzar. Heather le dice a Melinda que fue muy lindo ser su amiga, pero que son personas muy diferentes. Melinda piensa en decirle algo feo a Heather, pero no es capaz de hablar. Heather le dice que ella está deprimida y necesita ayuda profesional. Melinda argumenta que se supone que las amigas tienen que ayudarse cuando están mal, pero Heather la acusa de ser rara. Entonces Melinda entiende que Heather debe escoger entre ella y las Martas. No dice más nada.

Conjúgate esto

En este brevísimo capítulo, Heather dice “no voy a clase”, y luego conjuga el verbo en las diferentes personas del singular y plural.

Recortar corazones

El día de San Valentín, Melinda encuentra un sobre pegado en su casillero. Está demasiado nerviosa para abrirlo. Se pregunta si será de David Petrakis. Pasa toda la clase de Biología mirándolo y analizando sus interacciones. En un momento, se muerde la cutícula de una uña y comienza a sangrar. David le pasa un pañuelo. Ella le escribe “gracias” en su cuaderno. Pasan el resto de la hora enviándose mensajes por escrito, aunque nada amoroso.

Después de clase, Melinda abre el sobre. La carta es de Heather. Le agradece por haber sido comprensiva con ella. Dentro del sobre, además, está el collar que ella le regaló. Melinda se encierra en su refugio a llorar.

Nuestra señora de la sala de espera

Melinda falta a la escuela de nuevo. Se queda dormida en el autobús y termina llegando a un hospital. Entra en la cafetería y almuerza. Luego, se encuentra con un carrito que tiene batines. Agarra uno. Piensa en ponérselo y acostarse en una de las habitaciones para los pacientes internados. Finalmente, lo devuelve. Se dice que ella no está enferma o que, al menos, su enfermedad no se puede detectar físicamente.

Duelo de titanes

Los padres de Melinda son convocados para una reunión en la escuela. La consejera vocacional les pregunta si está todo bien en casa. Ellos se enojan y dicen que la culpa de que Melinda esté así la tienen la escuela y las malas influencias que allí recibe. La consejera responde que Melinda tiene muy buenas amigas, y nombra a algunas de las Martas. Melinda se pregunta cómo todos pueden ser tan tontos.

SIM

Como consecuencia de la reunión, Melinda tiene que asistir a la SIM (sala de Suspensión Interna Marryweather). Allí, debe sentarse en silencio bajo la supervisión de un docente. En este caso, el supervisor es el Sr. Cogote. Además de Melinda, hay un chico que tiene un tatuaje de una cruz en la cabeza y otro que es pirómano. Entra Andy Evans. Se sienta junto a Melinda. Cuando el Sr. Cogote no mira, le sopla la oreja. Melinda dice que lo quiere matar.

Picasso

Para inspirarla, el Sr. Freeman le muestra a Melinda un libro de Picasso. A Melinda le llama la atención el cubismo. Intenta, entonces, dibujar un árbol cubista. El Sr. Freeman la felicita por sus progresos.

En el asiento del acompañante

Melinda va a todas las clases durante una semana. La consejera vocacional les dice a sus padres que deberían recompensarla. Su madre le dice que le va a comprar ropa de Effert’s, la tienda donde ella trabaja, ya que ahí tiene descuento.

Melinda debe encontrar a su madre allí. Sale de su casa para tomar el bus, pero se desata una tormenta de nieve. Casualmente, el Sr. Freeman pasa a su lado con el auto. La hace subir para darle un aventón.

Durante el recorrido, Sr. Freeman le explica la importancia que tiene la emoción en el arte. Le dice que, al hacer su árbol, ella no debe pensar en el árbol en sí, sino en la ira, la tristeza, la alegría o el amor. Antes de ella se baje del auto, agrega que sabe que ella tiene mucho que decir, y que le gustaría escucharlo.

Salón de espejos

Cuando Melinda llega a la tienda, su madre está al teléfono. Ella escoge unos jeans y entra en los probadores. Espera a su madre mirándose en el espejo de tres caras. Se ve repetida infinitamente y fragmentada, como si fuera un boceto de Picasso. Luego, recuerda la historia de una mujer que se quemó toda la piel y le injertaron piel nueva. Ella también siente que su piel se quemó entera. Ahora debe esperar y resistir hasta que aparezcan los injertos. Mientras tanto, se esforzará por ser normal.

Germinación

En Biología comienzan a estudiar las semillas. Melinda, en su esfuerzo por volverse “normal”, estudia duramente. Le impresiona la capacidad que tienen las semillas para germinar en condiciones sumamente adversas.

El exilio de la mortadela

Como ya no tiene con quién almorzar, Melinda le pide a su madre que le compre comida, para así evitar la fila de la cafetería y que la vean sola.

Mientras come, observa a los demás estudiantes. Siente que las Martas se están riendo de ella. Hay otros adolescentes “perdedores”, pero al menos se sientan juntos entre sí. Melinda es la única que está sola.

Día de nieve: clases como de costumbre

Nieva veinte centímetros, pero la escuela se mantiene abierta.

Melinda siente que los profesores necesitan un día de descanso. Melena Maravilla le pregunta a la clase qué simboliza la nieve en la obra de Hawthorne. Melinda cree que Hawthorne pretendía que simbolizara el frío y el silencio. Para ella, no hay nada más tranquilo que la nieve.

Estúpida estúpida

Después de clase, Melinda se refugia en su escondite para dormir una siesta. No estuvo pudiendo dormir en casa. Duerme más de lo previsto. Se despierta con el canto de las porristas. Hay partido de básquet.

Melinda sale decidida a irse a casa, pero la emoción de la gente la atrae. Asiste al final del partido. Gana Marryweather en el último segundo. Melinda aplaude y canta. En medio de la algarabía, se encuentra con Petrakis, que la invita a comer pizza a su casa con él y sus padres. Melinda inventa una excusa para no ir.

De camino a su casa, imagina una conversación entre dos Melindas diferentes. Una le dice que debería haber ido a la casa de Petrakis. Era solo comer pizza, y ella necesita divertirse. La otra le dice que tomó la decisión correcta. Es posible que David haya estado mintiendo acerca de que sus padres iban a estar allí, y podría haber sido peligroso. Asegura que nunca debería confiar en nadie.

Una noche para el recuerdo

Esa noche, Melinda no puede dormir. Va al tejado de su casa y rememora la fiesta de agosto: Rachel había chantajeado a su hermano mayor, Jimmy, para que las llevara. Melinda les dijo a sus padres que dormiría en la casa de Rachel. La fiesta fue a unos tres kilómetros de la ciudad, en una granja. Melinda se sintió de inmediato fuera de lugar. Para intentar pertenecer, bebió un par de cervezas y terminó mareada. Entonces salió a la parte exterior de la casa. Un estudiante sumamente guapo del último año se le acercó y comenzó a coquetear con ella. Melinda no lo podía creer. Deseaba que Rachel viera lo que le estaba sucediendo.

Bailaron. Luego, el chico la besó. Melinda estaba contenta, pero al instante el chico le puso las manos sobre el trasero. Melinda se desconcertó. La borrachera y el miedo le impidieron decir algo. El chico la empujó al suelo y luego la violó. Ella pensaba en que debía gritar, pero las palabras no le salieron de la boca. La chica quedó en shock durante un rato. Al volver en sí, entró en la casa y llamó al 911. Cuando la atendieron, sin embargo, nuevamente fue incapaz de hablar. Otro chico le quitó el teléfono y advirtió que había llamado a la policía. Mientras la gente se dispersaba frenéticamente, Melinda vio la cara de ira de Rachel. Alguien la abofeteó, no recuerda quién. Caminó hasta su casa. Sus padres no estaban.

Volvemos al presente de la historia. Melinda se da cuenta de que hay sangre en la nieve. Mientras recordaba, se ha mordido el labio con mucha fuerza.

Boletín de calificaciones

Excepto en Arte, donde sigue teniendo una A, las notas de Melinda son muy malas. En Biología, pasó de una B a una D.

Análisis

Empieza el tercer trimestre y la escuela, nuevamente, cambia de mascota. Al principio eran los diablos, luego fueron los tigres, después los vombátidos, y ahora serán los avispones (y seguirá habiendo problemas). Esta constante y absurda búsqueda de una mascota adecuada revela que la escuela, al igual que Melinda, carece de un sentido claro de identidad. A la vez, funciona como una metáfora de la fragilidad y la confusión que reina en el mundo de Melinda. El colegio se presenta, nuevamente, como una institución inepta, incapaz siquiera de escoger una mascota adecuada. ¿Qué tipo de contención podría darle, entonces, a Melinda? Ninguna. Entonces Melinda, por primera vez, decide faltar.

En lugar de asistir a clases, la chica va a una panadería a comprarse donas. Sin embargo, cuando está por entrar, ELLO sale de la tienda, se le acerca y le ofrece un mordisco de su dona. La protagonista de la novela huye. Con la certeza de que no hay escapatoria, intenta escapar. Sabe que no importa a donde vaya, ELLO, encarnado por Evans físicamente o como recuerdo o evocación, la perseguirá. Ese día, Melinda lo pasa en el centro comercial. Allí, por primera vez, se dice: “Debería decírselo a alguien, decírselo a alguien y ya. Terminar con este asunto. Largarlo, gritarlo” (pp. 107-108).

¿Con quién puede hablar Melinda? La protagonista de la novela sigue resistiendo en silencio mientras el mundo, sutilmente, le va demostrando que no es la única persona que sufre. En Lengua y Literatura, comienzan a analizar una obra que también habla de una mujer joven que vive marginada de la sociedad por razones ligadas a la sexualidad: La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne. Esta novela, considerada la obra maestra del autor norteamericano, cuenta la historia de Hester Prynne, una joven que es condenada a llevar la letra “A” grabada en la frente por haber cometido adulterio. Melinda piensa que ella, en lugar de la “A”, debería tener en la frente la letra “S” de silencio, de sonsa, de susto, de simplona, de sentir vergüenza.

Otra persona que también le demuestra a Melinda que no es la única que sufre es el Sr. Freeman. En el apartado “Trancado”, vemos al profesor de Arte rabioso porque las autoridades no comprenden su modo de dar clases, y luego lo vemos aislado frente a su lienzo, con la mirada perdida. Algunos alumnos piensan que se está volviendo loco. Melinda, por el contrario, afirma: “Yo creo que es la persona más cuerda que conozco” (p. 112).

Tras sentir empatía con Hester Prynne y el Sr. Freeman, Melinda se toma un día libre de la escuela y, por error, termina en un hospital. La protagonista de la novela ahora empatiza con los que están internados. Piensa, incluso, en robarse un batín y hacerse pasar por uno de ellos. Entonces, por primera vez, pone en perspectiva su sufrimiento. Gracias a la empatía que siente por otros, Melinda advierte que ella no está padeciendo ninguna enfermedad mortal. Sí, está sufriendo, pero no es la única.

La ruptura de la amistad con Heather es interesante al respecto. Cuando Heather le dice que no quiere ser más su amiga, Melinda se siente agredida, piensa en decirle algo feo, pero, como siempre, la voz no le sale. Esta vez, sin embargo, su silencio tiene lógica. Es cierto que Heather fue una mala amiga, que utilizaba a Melinda para no mostrarse sola, pero también es verdad que a Melinda Heather nunca le cayó bien. Siempre le pareció insoportable. Entonces, ¿por qué era su amiga? Melinda advierte que ella también utilizaba a Heather para no estar sola. Así, advierte que no es solamente una víctima de los demás.

Esta conexión que comienza a surgir con los otros demuestra que Melinda está mejorando. El interés amoroso por Petrakis es una prueba de que la protagonista de la novela está lentamente volviendo a conectarse con lo que la rodea. Ahora bien, este proceso no es lineal. Melinda hace algunos avances y también hay algunos retrocesos. El mundo no ayuda. Cuando Melinda empieza a mejorar, la escuela cita a los padres para hablar sobre las bajas calificaciones de la muchacha. Allí, sus padres discuten con la consejera escolar, y Melinda termina, finalmente, en el aula SIM, castigada junto a Andy Evans, quien le susurra cosas en la nuca.

Melinda está intentando unir sus partes, rearmarse, más allá de las dificultades que el mundo le impone. Entonces, gracias al Sr. Freeman, conoce la pintura cubista de Picasso. Su estilo fragmentario representa a la perfección lo que sucede dentro de ella. Melinda descubre que no solo hay otros que sufren como ella, sino que su angustia y su padecimiento están representados en el arte. Identificarse como parte del mundo es crucial para que, efectivamente, consiga volver a ser parte del mundo y, como todo ser social, vuelva a comunicarse con los demás. Melinda esboza un árbol cubista. Cree que lo que está haciendo es un mamarracho, pero el Sr. Freeman la contradice: “Ahora sí estás en algo” (p. 129).

Melinda se motiva. Asiste a todas las clases y es recompensada. La consejera escolar les sugiere a los padres que la premien comprándole ropa. De casualidad, Melinda termina yendo a la tienda en el auto del Sr. Freeman, quien nuevamente la invita a expresarse, a canalizar sus emociones a través del arte. Mientras se prueba los jeans, Melinda se mira en los espejos del probador y piensa: “Voy a lograr ser normal. Debo olvidar el resto” (p. 136).

Por primera vez en el año, la protagonista de la novela se sienta a estudiar seriamente. Descubre que la Biología también tiene cosas que enseñarle respecto a lo que le está sucediendo. Melinda se impresiona por la capacidad de resistencia que tienen las semillas para sobrevivir y crecer en situaciones extremamente difíciles. El paralelismo entre las semillas y ella es claro, no solo para el lector sino también para ella misma.

De repente, el entusiasmo la asalta por sorpresa. Melinda se queda dormida en su piecita escondida y, al despertar, descubre que se está desarrollando un partido de básquet en el colegio. Inesperadamente, Melinda siente la misma emoción que sus compañeros. Canta, aplaude y festeja cuando Marryweather se alza con el triunfo. Este es un gran cambio respecto a la Melinda que desprecia a todos y todo lo que la rodea. Luego del partido, Petrakis la invita a su casa, a comer pizza con él y sus padres. Ella duda, pero aún no está preparada para confiar en un chico.

En el final de este tercer periodo de calificaciones, Melinda ya es capaz de compartir con los lectores el relato completo de lo que le sucedió en la fiesta de agosto. El título de este apartado, “Una noche para recordar”, es significativo. Hasta ahora, la protagonista de la novela no se ha permitido recordar. O, por lo menos, ha intentado olvidar. El hecho de que esa noche sea ahora una que se debe recordar marca el cambio radical que hizo Melinda.