Resumen
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Los miembros del club de ecología logran imponerse: la mascota de la escuela dejará de ser un tigre. La junta escolar llama a una votación. Los estudiantes deberán elegir entre ser las abejas de Marryweather, los icebergs, los vombátidos o los cumbreros.
Espacio en el armario
Los padres le ordenan a Melinda quedarse más tiempo en la escuela para recibir ayuda escolar. Ella utiliza ese tiempo para decorar la piecita que utiliza de refugio. Sobre el espejo, pone un cartel con la imagen de Maya Angelou. Barre y trapea. También lleva algunos libros de su casa.
Melinda pasa cada vez más tiempo absorta en sus pensamientos y sin hablar. Su mandíbula está siempre tensa y su garganta, seca. Por más que intenta deshacerse del recuerdo de lo que sucedió en la fiesta, no lo logra.
Repitan juntos
La tarea de español consiste en elegir cinco verbos y conjugarlos. Melinda elige: “traducir”, “fracasar”, “esconder”, “escapar”, “olvidar”. Los conjuga mal.
Día de orientación vocacional
Melinda debe completar un absurdo test sobre sus metas y deseos a futuro. Como resultado, le dicen que debería considerar una carrera en ciencias forestales, extinción de incendios, ciencias mortuorias o comunicación. Heather está sumamente emocionada porque el test le indicó que debería ser enfermera. Se pone en campaña para planificar su futuro.
Primera enmienda
El Sr. Cogote abre un debate en el aula. Expone fervientes argumentos en contra de los inmigrantes. Afirma que estos les quitan el trabajo a los estadounidenses. David Petrakis se opone al Sr. Cogote. Entonces, este intenta dar por concluido el debate, sin dejarlo opinar. Petrakis, sin embargo, no se calla. Le dice al Sr. Cogote que es un xenófobo, agarra sus libros y sale del aula.
Dar gracias
Llega el Día de Acción de Gracias. La madre de Melinda intenta cocinar un pavo, pero es constantemente interrumpida por llamadas de su trabajo. Finalmente, se le termina quemando la comida y se va a trabajar. El padre de Melinda intenta hacer una sopa de pavo, pero es un fracaso. Comen pizza.
Hueso de los deseos
Melinda siente pena por el pavo quemado. Decide sacarlo del tacho de basura y llevar los huesos a la clase de Arte. Los utiliza para hacer una escultura. El Sr. Freeman se entusiasma con esta iniciativa. Le dice que su obra habla de una chica a la que arrancan la carne a pedacitos. Ivy también admira su creación. Sobre los huesos, Melinda coloca la cabeza de una Barbie.
Pelada y descorazada
En clase de Biología, analizan las frutas. Melinda despedaza una manzana. Recuerda un viaje que hizo cuando era niña con su familia. Se sorprende: en ese entonces, era feliz. Luego, encuentra una semilla en la manzana y recibe una felicitación por parte de la Sra. Keen.
Primera enmienda, segunda estrofa
Petrakis lleva una grabadora a la clase del Sr. Cogote. Pone a grabar apenas este comienza a hablar. El Sr. Cogote no dice nada fuera de lugar, pero mira con odio a Petrakis. Los padres del alumno pusieron un abogado y amenazaron con demandar al colegio y al Sr. Cogote. Melinda dice que Petrakis es su héroe.
¡Los vombátidos son los mejores!
Melinda se deja persuadir por Heather para ir a la Asamblea de Invierno. Las Martas no invitaron a Heather a sentarse con ellas, y ella no se quiere mostrar sola. Heather le ha regalado unos aros a Melinda. Ella se vio obligada a retribuir el presente. Le compró un collar.
En la Asamblea de Invierno, el director anuncia que, a partir de entonces, se han convertido en los Vombátidos de Merryweather.
Vacaciones de invierno
Faltan dos días para la llegada de Navidad. La madre de Melinda le deja una nota diciéndole que, si lo desea, puede sacar el árbol del sótano y armarlo. Mientras lo hace, Melinda piensa en que la Navidad ha dejado de ser un evento importante en su casa cuando ella dejó de creer en Papá Noel. Luego, afirma que sus padres ya se habrían divorciado si ella no hubiera nacido.
Melinda sale al patio trasero y hace un ángel en la nieve. Recuerda aquellas épocas en que sus padres eran más felices y ella aún creía en Papá Noel.
Para Navidad, los padres le regalan un bloc y lápices para que dibuje. Melinda está gratamente sorprendida de que ellos hayan notado que está intentando dibujar. Se emociona, e incluso piensa en contarles lo que le sucedió en la fiesta de agosto. Aquella noche, Melinda regresó a su casa en lugar de dormir en lo de Rachel, como estaba pactado. Cuando llegó, sus padres no estaban. Su madre llegó a las dos de la mañana, y su padre, al amanecer. Melinda no sabe cómo empezar a hablar de lo que le sucedió.
Trabajo duro
Como no está haciendo nada en las vacaciones, la madre de Melinda decide llevar a su hija al trabajo. La coloca en el sótano de la tienda con los demás empleados. Debe ayudar a doblar camisas. Se la pasa leyendo y no hace nada. Al volver en el auto, Melinda ve a su madre envejecida. Siente culpa por no haber ayudado en la tienda.
Al día siguiente, Melinda va a trabajar con su padre, que es vendedor de seguros. Melinda detesta ver a su padre con los pies sobre el escritorio y dando risotadas. Detesta que tenga secretaria. Dice que le vendría bien ir a doblar camisas en la tienda de la madre.
Se alegra de que terminen las vacaciones.
Tiro libre
En la clase de Educación Física, lanzan tiros libres. La Sra. Connors descubre que Melinda tiene un talento innato. Quiere incluirla en el equipo de básquet, pero las bajas calificaciones de Melinda lo impiden. Ella suspira, aliviada: no tenía nada de ganas de estar en el equipo. La Sra. Connors le pide a Melinda que les muestre a los demás cómo se debe lanzar. Melinda no quiere hacerlo, pero no sabe decir que no.
Pintar fuera del borde
El Sr. Freeman es cada vez más popular entre los alumnos. Los deja comer en clase y escuchar música pese a que las autoridades del colegio lo prohíben.
Melinda sigue teniendo problemas con su árbol. Ha intentado tallar uno en linóleo, pero los resultados fueron infructuosos.
Chica modelo
Heather está desolada porque las Martas no la aceptan. Su nueva tarea es hacer los carteles para una colecta de alimentos. Le pide ayuda a Melinda. Ella no quiere, pero nuevamente es incapaz de negarse.
Ranas muertas
En Biología, comienzan a diseccionar ranas muertas. Al observar la quietud de la rana que está boca arriba en su mesa, Melinda recuerda la fiesta. Hace el primer corte en el anfibio y se desmaya. Se golpea la cabeza. La llevan al hospital para darle algunos puntos. Melinda siente que el médico que la cose es capaz de ver sus secretos. Piensa que, tal vez, con una cirugía cerebral podría eliminar el recuerdo de lo que pasó en la fiesta.
Ciudadana modelo
Heather consigue trabajo de modelo. Esto le hace ser aceptada por las Martas. Pese a que ahora todos quieren ser amigos de Heather, ella le pide a Melinda que la acompañe al centro comercial para hacer su primera sesión de fotos. Melinda cree que eso es porque Heather prefiere que no la vean y juzguen las Martas.
Mientras le saca fotos a Heather, el fotógrafo le pide que piense en la playa, en los chicos, y que sea sexy. Repite esa palabra muchas veces. Melinda se siente incómoda.
Muerte por Álgebra
El Sr. Stetman intenta otras estrategias para hacer que sus alumnos se interesen por Álgebra. Hace ejercicios en los que involucra a la “vida real”. Habla de panes y de peces. Entonces se arma una discusión ecológica. Melinda mira la nieve caer detrás de la ventana.
Penuria con las palabras
Melena Maravilla les hace escribir múltiples ensayos a los alumnos. Elige algunos temas divertidos para ellos, como “La mejor excusa del mundo por haber perdido la tarea”, o “Reducir a 14 la edad permitida para manejar”. A Melinda nada le interesa.
Nombrar al monstruo
Heather le pide a Melinda que la ayude a colgar los carteles para la colecta de alimentos organizada por las Martas. A Melinda no le importa, pero la ayuda porque, tal vez, hacer una buena acción ayude a mejorar su reputación. Mientras está pegando los carteles, aparece ELLO. Le pasa caminando por detrás y le susurra al oído “carne fresca”. Melinda sale corriendo.
Renta tercer round
La consejera escolar llama a la madre de Melinda para hablar sobre sus bajas calificaciones. Durante la cena, los padres le gritan, pero ella no dice ni una palabra. La castigan.
Esa noche, Melinda escribe una nota de fuga y la deja sobre su escritorio. La madre la encuentra dormida dentro de su armario. Le da una almohada y cierra la puerta. Ella agarra un clip y se lastima la muñeca izquierda.
La madre le ve el brazo de Melinda durante el desayuno. Le dice que no tiene tiempo para esas cosas. Luego le compra un libro sobre el suicidio.
En lata cerrada…
En un almuerzo, Melinda advierte que todas las Martas están vestidas de una manera, excepto Heather. Deduce que no la invitaron con ellas a comprar ropa. Siobhan, una de las Martas, se acerca a Heather y le pregunta por qué está poniendo latas de remolachas en las bolsas de la colecta. Heather dice que la gente come eso. La desprecian. Las Martas solo colectan comida que ellas mismas comerían. Además, piensan que sus carteles son infantiles. Los carteles los hizo Melinda. Heather no dice nada.
Las Martas se distraen porque aparece Andy Evans. Está buscando a Emily, otra de las Martas. Andy Evans es ELLO. Las Martas dicen que Evans es muy atractivo, pero también un poco peligroso, porque se acuesta con todas. Andy llega a la mesa. Se para atrás de Melinda. Mientras coquetea con Emily, juega con su cola de caballo. Melinda va al baño a vomitar.
Arte oscuro
El Sr. Freeman tiene problemas con la junta escolar. No llenó el papeleo correspondiente, le recortaron el presupuesto y lo cuestionaron por poner demasiadas A en los boletines de calificaciones. Al final de la clase, el Sr. Freeman agarra el cincel de Melinda y rasga el cuadro en el que venía trabajando desde comienzo del año lectivo. Todos se quedan asombrados.
Boletín de calificaciones
Todas las materias de Melinda siguen teniendo calificaciones muy bajas excepto Biología (nuevamente obtuvo una B) y Arte (otra vez, una A).
Análisis
Luego del encuentro con ELLO en el pasillo del colegio, el estado anímico de Melinda empeora. Se ha vuelto evidente que callar no ayuda a olvidar, menos aún si ELLO está allí, rondando no solo en su cabeza, sino también en el día a día escolar. Ahora, además de morderse los labios, Melinda tiene dolor de garganta. Ambos problemas, alrededor de la boca, están ligados simbólicamente al hecho de callar lo que le sucedió.
Si bien Melinda aún no contó qué fue lo que ocurrió, hay varios indicios que llevan al lector a pensar que la protagonista de la novela fue abusada sexualmente. Uno de estos indicios es la sorpresiva aparición de Maya Angelou. Tal como lo hizo en el dormitorio de su casa, y para no verse a sí misma, Melinda tapa el espejo de su escondite secreto. En este caso, le pone encima un póster de Angelou que le da la bibliotecaria. Maya Angelou (1928-2014) fue una importante poeta norteamericana que, a lo largo de su vida, luchó por los derechos civiles de los afroamericanos y las mujeres. Al igual que Melinda, Maya fue abusada sexualmente a los ocho años. En sus autobiografías, Angelou ha narrado la dura batalla que tuvo que llevar a cabo para superar su trauma. En Habla, Angelou funciona como un símbolo de coraje, y será determinante para ayudar a la protagonista de la novela a seguir adelante y hacer lo correcto en momentos de flaqueza.
Mientras Melinda vive encerrada dentro de su trauma y su escondite, el mundo a su alrededor avanza a pasos agigantados. Llega el día de orientación vocacional. Melinda aún no ha podido siquiera afirmarse en el colegio secundario y ya la instan a pensar qué carrera deberá seguir tras terminarlo. A lo largo de toda la novela, Anderson evidencia constantemente cómo la idiosincrasia institucional del colegio secundario en Estados Unidos va en contra de la comprensión y la empatía. A Melinda le está costando lidiar con su trauma y el colegio no ayuda para nada. En su día a día escolar, no hay tiempo ni espacio para la contención. Si intenta escaparse de algo que la lastima, le aplican un demérito sin preguntar. Si le va mal con las calificaciones, llaman a sus padres, y ella termina recibiendo un castigo. Encima, a sus catorce años y con todo lo que lleva a cuestas, ya debe pensar en decidir cuál será su futuro en base a un test absurdo, que como resultado le dictamina que debe escoger algo relacionado con los incendios forestales.
En medio de la oscuridad y la desazón que reina en este segundo periodo de calificaciones de Melinda, aparece una figura nueva y luminosa: David Petrakis. David no es como los demás compañeros de Melinda. No está preocupado por pertenecer a ningún grupito ni por parecer un chico cool. Es inteligente, aplicado y franco, y, sin embargo, nadie se mete con él. No es considerado un “perdedor”. ¿Por qué? Porque Petrakis siempre impone su voz, incluso ante el intimidante Sr. Cogote. Petrakis es la contracara de Melinda. Ella lo ve como un modelo a seguir. Es la primera persona que le muestra que expresarse puede servir de algo.
Tras el capítulo en el que Petrakis se enfrenta al Sr. Cogote, la protagonista de la novela expresa su dolor por primera vez. No lo hace con palabras, sino mediante el arte. La protagonista utiliza los huesos del pavo que su madre quemó el Día de Acción de Gracias para armar un esqueleto, al que le agrega la cabeza de una Barbie. A través de esta oscura obra, tal como lo advierte de inmediato el Sr. Freeman, Melinda expone la terrible angustia que padece. Expresarse le da de inmediato su recompensa: el Sr. Freeman la felicita por su trabajo y su antigua amiga, Ivy, se vuelve a acercar a ella.
Sin embargo, expresarse no es tarea fácil, más aún cuando en su hogar no recibe apoyo alguno. La familia de Melinda, hasta ahora, solo le ha “dado” un pavo quemado que ella resignificó. Cuando llega Navidad, su aislamiento respecto a sus padres se acentúa. Ella arma el árbol navideño en soledad y juega a hacer ángeles en la nieve. Mientras, recuerda con nostalgia que solía hacer esas actividades con sus padres. A partir de esta escena, los lectores comprendemos que el sufrimiento de Melinda no solo proviene de lo que le sucedió en la fiesta de agosto, sino que la angustia producida por este trauma se suma a las dificultades de vivir en una dinámica familiar que se ha roto de un tiempo a esta parte, y que incluso lleva a la protagonista de la novela a afirmar que, si ella no hubiera nacido, los padres ya estarían separados.
Melinda aún está lejos de recuperar su voz, pero al menos se va volviendo consciente de que su silencio le está jugando en contra. A diferencia de lo que sucede al principio de la novela, cuando Melinda asegura que hablar no sirve para nada, ahora ella advierte que expresarse es una necesidad imperiosa. Si no lo hace, los demás la manejan a su antojo. Esto se ve claramente cuando la profesora de Educación Física la hace lanzar tiros libres frente al resto de la clase y ella, aunque sabe que no quiere hacer eso, acepta mansamente. Lo mismo sucede cuando Heather le pide que la ayude a decorar la sala de profesores. Melinda debe recuperar imperiosamente aquel “no” que fue incapaz de imponer en la fiesta de agosto ante ELLO.
El desmayo que sufre Melinda al diseccionar la rana en clase de Biología es otra de las pistas que le indican al lector que la protagonista de la novela ha sido abusada. Al ver a la rana tendida boca arriba y con un tajo en medio del cuerpo, ella se recuerda a sí misma, tirada en la tierra, siendo lastimada y sin decir ni una palabra.
Ahora que el recuerdo del trauma se impone cada vez más por sobre el silencio y la tentativa de olvidar, Melinda siente con mayor intensidad la angustia. La fase de negación ha terminado, y comenzó la dura fase de aceptación. Solo aceptando lo que le sucedió podrá seguir adelante. Para eso, sin embargo, necesitará ayuda, y conseguir ayuda en el mundo en el que vive no es fácil. La escena en la que Melinda acompaña a Heather a sacarse fotografías es ilustrativa de cómo es ese mundo. Heather es una niña de catorce años que posa en ropa interior para un fotógrafo que le pide insistentemente que sea sexy y que se imagine que está con chicos en una playa. En el mundo en el que vive Melinda, la cosificación femenina y la sexualización de las niñas está tan naturalizada que no parece haber lugar para que ella pida ayuda alguna. Por el contrario, ser abusada sexualmente parece lógico.
Entonces, la protagonista se corta la muñeca con un clip. Es evidente que ya no le alcanza con su silencio, y también es evidente que no tiene con quién hablar. Cortarse es la nueva manera que encuentra para expresar su angustia. El corte es chiquito, no pone en riesgo la salud de Melinda, pero es simbólicamente importante. La protagonista de la novela ha llegado a un límite. O se expresa, o todo puede terminar trágicamente.
Al final del segundo capítulo, Melinda logra un pequeño avance. Identifica a ELLO frente al lector. Ahora sabemos que aquel que causó su trauma, aquel que ronda en el colegio, y que cada vez que puede le hace sentir su amenaza, es Andy Evans, el chico más popular de Marryweather. A partir de este momento, el camino de Melinda estará marcado por la necesidad de superar el trauma.