Es más fácil no decir nada. Boca cerrada, chito, muda. Toda esa basura que uno oye en la televisión sobre la comunicación y expresar los sentimientos es mentira. En realidad, nadie quiere oír lo que tienes que decir.
En esta cita, Melinda afirma que hablar no sirve para nada. Esta afirmación, hecha en las primeras páginas de la novela, marcará su comportamiento durante gran parte de la obra. Superar esta creencia y revertir su recelo a comunicarse es el gran desafío que tiene Melinda por delante. Solo hablando podrá comenzar a superar su trauma. El tono cínico y agudo de la cita le demuestra al lector que Melinda tiene una voz fuerte, capaz de imponerse, pero que ha decidido mantenerla encerrada en su cabeza.
Es como si operaran en dos realidades paralelas en simultáneo. En un universo son espléndidas, tienen la dentadura perfecta, las piernas largas, están envueltas en ropa de marca y les regalan coches deportivos para cuando cumplen dieciséis. En el Universo #2 organizan fiestas tan salvajes que atraen a estudiantes universitarios. Alaban el hedor de Eau de Sportif. Alquilan casas en la playa en Cancún durante el receso de primavera y obtienen descuentos grupales para hacerse abortos antes del baile de graduación.
En esta cita, Melinda critica con agudeza la hipocresía y la banalidad que reinan en su secundario. Desde su punto de vista, las chicas más populares del colegio tienen dos caras opuestas: por un lado, se hacen pasar por ángeles para conmover a las autoridades y, por el otro lado, actúan de manera audaz, y hasta promiscua, para seducir a sus compañeros.
Durante gran parte de la novela, Melinda se esfuerza por diferenciarse radicalmente de todos los que la rodean. Esto le imposibilita conectarse con los demás y crecer individualmente. Poder reconocerse en sus compañeros, tener empatía por ellos y perder su cinismo será fundamental para que se reconecte, sobre todo, consigo misma.
La Constitución no reconoce diferentes clases de ciudadanía según el tiempo que se ha vivido en el país. Yo soy ciudadano, y tengo los mismos derechos que su hijo, o que usted. Como ciudadano, y como estudiante, protesto porque el tono de esta clase es racista, intolerante y xenófobo.
A través de esta cita, David Petrakis se enfrenta a la xenofobia expuesta por el Sr. Cogote, docente de Estudios Sociales. Melinda queda sumamente impresionada por la capacidad de David para imponer su voz, incluso frente a una figura tan autoritaria. Ella desearía tener la confianza para poder expresarse de ese modo. Petrakis será su modelo a seguir y, por ende, una pieza fundamental para que Melinda recupere finalmente su voz.
Yo solo quiero dormir. El punto de no hablar del tema, de silenciar el recuerdo, es que desaparezca. Pero no lo hace. Voy a necesitar una cirugía de cerebro para que me lo corten de la cabeza.
Esta cita ilustra la lucha que libra Melinda contra sus recuerdos. Por mucho que intente olvidar, no consigue sacarse de la cabeza lo que le sucedió en la fiesta de agosto. Aquí, a mitad de la novela, ella comienza a advertir que su estrategia de mantenerse en silencio, reprimiéndose, no le servirá para superar el trauma. Sin embargo, la opción de hablar y exponer su dolor es tan lejana que Melinda cree que solo durmiendo por siempre o cortándose la cabeza podrá olvidar.
«Hiciste un muy buen trabajo con ese bosquejo cubista» me dice. Yo no sé qué decir. Pasamos al lado de un perro muerto. No tiene collar. «Veo mucho crecimiento en tu trabajo. Estás aprendiendo más de lo que crees».
El Sr. Freeman es la única figura adulta que entiende que Melinda está pasando por algo grave. Reconoce que ella necesita expresar sus sentimientos. Entonces, mediante el arte y la palabra, la insta constantemente a abrirse. El hecho de que ella se concentre en un perro muerto en lugar de responderle al Sr. Freeman muestra hasta qué punto le es difícil confiar en otra persona y hablar sobre lo que le sucede.
Hawthorne quería que la nieve simbolizara el frío, eso es lo que yo creo. El frío y el silencio. No hay nada más silencioso que la nieve. El cielo grita para depositarla, cientos de almas en pena que vuelan al borde de la tormenta de nieve. Pero una vez que la nieve recubre el suelo, todo se llama al silencio, tan quieto como mi corazón.
En esta cita, Melinda reflexiona sobre el simbolismo de la nieve en la obra de Hawthorne. Lejos de coincidir con las interpretaciones que hace su docente, ella cree que Hawthorne utiliza la nieve para representar el frío y el silencio, características que se asemejan a su propio estado emocional. El corazón de Melinda está "tan quieto como la nieve" porque ha reprimido sus emociones y se ha aislado del mundo.
Intento recordar cómo terminamos en el suelo y adónde se fue la luna y ¡paf! camisa arriba, shorts abajo y la tierra que huele húmeda y oscura y ¡NO! No estoy aquí en realidad, definitivamente estoy en lo de Rachel, rizándome el pelo y pegándome uñas postizas, y él huele a cerveza y miserable y me lastima me lastima me lastima y se levanta
y se sube el cierre de los jeans
y sonríe.
Este es el único momento del libro en el que Anderson rompe las normas gramaticales de la prosa. La autora yuxtapone sintagmas mediante el uso del polisíndeton (uso repetido de la "y"), mezcla mayúsculas con minúsculas y parte algunas de sus oraciones como si fueran un poema. Esta ruptura gramatical obedece a la idea de la autora de transmitir el recuerdo traumático de Melinda de la manera en que ella lo ordena en su cabeza. La protagonista de la novela no tiene un recuerdo lineal de lo que le sucedió, sino que sus pensamientos se mezclan, se superponen, se fragmentan. Darle un orden lineal será fundamental para que Melinda pueda aprehender la experiencia traumática, procesarla y seguir adelante.
Pero no entendiste nada. Para las sufragistas lo importante era alzar la voz, gritar por sus derechos. No puedes alzar la voz por tu derecho a permanecer callada. Eso es dejar que ganen los malos. Si las sufragistas hubieran hecho eso, las mujeres seguirían sin poder votar.
David Petrakis le dice esto a Melinda luego de que ella obtiene una "D" por su trabajo sobre las sufragistas. David señala la contradicción de intentar hacer valer su voz mediante el silencio, y destaca que solo hablando uno puede imponerse sobre aquellos "malos" que se intentan aprovechar de la debilidad del prójimo. Así, Petrakis impele a Melinda a volver a expresarse y decir lo que le sucedió.
Petrakis y el Sr. Freeman son los personajes masculinos que ayudan a la protagonista de la novela, mientras que el Sr. Cogote y Andy Evans son, tal como lo diría Petrakis, los "malos" de la obra.
No lo está cortando. Lo está salvando. Esas ramas hace mucho que estaban secas, enfermas. Todas las plantas son así. Si cortas las partes que están dañadas, permites que el árbol vuelva a crecer. Tú mira y verás: para cuando termine el verano, este árbol va a ser el más fuerte de la cuadra.
Aquí, el padre de Melinda explica por qué están talando el roble de su jardín. Esta explicación ayuda a Melinda a comprender qué tiene que hacer para seguir adelante. Así como el árbol debe desprenderse de sus ramas enfermas, ella también debe deshacerse de aquello que le hace daño. Esto es lo que terminará haciendo al final de la novela. Melinda se mostrará, entonces, tan fuerte como un roble, reconocido por su resistencia.
ELLO ocurrió. No hay manera de evitarlo ni de olvidarlo. No puedo huir, ni volar, ni enterrarme, ni esconderme. Andy Evans me violó en agosto cuando estaba borracha y era demasiado niña como para entender lo que estaba pasando. No fue mi culpa. Me lastimó. No fue mi culpa. Y no voy a dejar que me mate. Puedo crecer.
Este es el momento de realización de Melinda. Aquí, la protagonista de la novela definitivamente entiende que no debe escapar de su trauma ni simular que no existió, así como tampoco tiene que seguir culpándose y odiándose a sí misma. Melinda nombra con nombre y apellido al verdadero culpable, y acepta que fue violada.
Después de decir esto, la protagonista de la novela accede a contarle su historia al Sr. Freeman. Finalmente, está lista para hablar sobre lo que sucedió y aceptar ayuda para salir adelante.