La injusticia social
La injusticia social es uno de los temas que más presente está durante toda la novela. La situación socioeconómica de Francia a principios del siglo XIX es muy delicada, y las consecuencias de esta inestabilidad se traducen en desempleo, pobreza y una fuerte desigualdad social. Víctor Hugo construye la historia de Los miserables como un retrato de esta época, proponiendo personajes y contextos realistas, a través de los cuales se puede percibir casi una denuncia respecto de la injusticia social imperante en aquel momento.
Por otro lado, la injusticia social no se circunscribe a una cuestión de desigualdad en términos de oportunidades económicas: también refleja esta injusticia social el hecho de que Valjean haya estado preso diecinueve años por robar un pedazo de pan para que comieran sus sobrinos. En este ejemplo, podemos observar que la injusticia social empuja a las personas a cometer delitos para subsistir, y que los parámetros con los que se juzga a estas personas son completamente exagerados.
Por último, cabe destacar que es justamente este clima de injusticia social el que propicia el levantamiento de organizaciones como la Sociedad ABC. Esta necesidad de un cambio radical en la organización socioeconómica de Francia queda muy bien retratada en esta novela, no solo a partir de los jóvenes revolucionarios de la Sociedad ABC, sino también del resto de los personajes que, en mayor o menor medida, sufren las consecuencias de esta injusticia social.
Francia
Uno de los temas principales de la novela es Francia, no solo como país, sino también como reflejo de una cultura y como símbolo de un cambio en la concepción política europea de principios del siglo XIX. Víctor Hugo caracteriza a Francia como un país revestido de gloria y exhibe en varios pasajes cómo su historia contribuyó a repensar la organización política de Occidente, por ejemplo, con la Revolución Francesa. Pero al mismo tiempo también pone en relieve el costado más oscuro y terrible de esa Francia de principios del siglo XIX: la injusticia social, la pobreza, el desempleo. La novela hace frecuentes referencias a personajes y acontecimientos históricos franceses como, por ejemplo, la batalla de Waterloo, y los hechos de la novela están teñidos por el panorama sociopolítico francés de la época. Víctor Hugo también pasa mucho tiempo describiendo los lugares y la gente de Francia, pintando un vívido retrato del país.
La dignidad de los pobres
Muchos de los personajes de Los miserables son pobres o marginales: Juan Valjean es un ex convicto; Mario y la Sociedad ABC son estudiantes pobres; y tanto Fantina como la niña Cosette viven en la más extrema pobreza. Sin embargo, la novela sugiere que incluso los más empobrecidos e ignorados no pierden su dignidad: a pesar de que se ve obligada a prostituirse, Fantina conserva su dignidad ya que todo lo que hace lo hace por su hija; asimismo, también es el estado de pobreza de Mario aquello que lo impulsa a consolidar su bondad moral.
Incluso el señor Mabeuf, que se enfrenta a una pobreza espantosa, mantiene su humanidad. Su situación finalmente lo lleva a tomar una última posición en las barricadas que inspira a los demás revolucionarios. A lo largo de la novela, Hugo pone énfasis en la dignidad de los pobres y los marginados.
El sufrimiento de los pobres
El sufrimiento de los pobres es un tema que podemos encontrar a lo largo de toda la novela. Si bien es cierto que Víctor Hugo pone énfasis en la dignidad de los pobres, también describe su sufrimiento con gran detalle. Eponina, por ejemplo, es pobre no por sus propias acciones, sino porque sus padres han sumido a la familia en la pobreza a raíz de acciones egoístas. Aun así, sufre terriblemente: aunque solo tiene dieciséis años, ha perdido varios dientes y usa ropa demasiado liviana y andrajosa, incluso cuando el clima se vuelve insportablemente frío. El señor Mabeuf, por su parte, ni siquiera puede comprar comida suficiente para él y su sirviente, y subsiste con solo un huevo al día.
Los pobres sufren de muchas formas y Víctor Hugo no escatima en detalles a la hora de describir los muchos horrores que viven los personajes en función de esa pobreza. En ese sentido, el sufrimiento de los pobres está directamente relacionado con otro de los grandes temas de Los miserables: la injusticia social. Más allá de que en la novela parecería haber pobres dignos (Mario, Mabeuf) y pobres malvados (los Thenardier), todos y cada uno de ellos son víctimas de la compleja situación socioeconómica de la Francia de principios del siglo XIX y de la injusticia social que trae aparejada.
Moralidad y rectitud
Los miserables ofrece una serie de lecciones morales, que se ponen en relieve a través de las decisiones de los personajes. Cuando se identifica erróneamente a Champmathieu como Juan Valjean, el verdadero Valjean decide intervenir. Aunque esto signifique volver a la cárcel, Valjean no puede vivir consigo mismo si permite que un hombre inocente vaya a la cárcel en su lugar. Por otro lado, los Thenardier ofrecen un ejemplo de camino inmoral; constantemente engañan y engañan a todos los que conocen, pero finalmente terminan en el tipo de pobreza más miserable. Víctor Hugo, de esta forma, sugiere que la moralidad siempre viene recompensada y que, en cambio, la inmoralidad nunca termina impune.
El progreso
Quizás uno de los temas más importantes de Los miserables es el progreso, incluido el progreso social en relación con la moral, y los aspectos políticos y espirituales de la sociedad. En el transcurso de la novela, Juan Valjean pasa de ser un exconvicto enojado que desprecia al mundo al amoroso padre adoptivo de Cosette; podemos decir que va de la oscuridad de la ignorancia a la luz del amor. Víctor Hugo también enfatiza el progreso político del momento, que es, en parte, por lo que destaca el levantamiento de 1832. En ese momento, Francia avanzaba desde un sistema político basado en el derecho divino de los reyes hacia una democracia en la que cada persona tenía una voz. Para VíctorHugo, estos diferentes tipos de progreso están todos entrelazados y simbolizan la progresión hacia Dios.
El amor
El amor puede redimir incluso a los peores personajes de Los miserables. Fue el amor fraternal mostrado por el obispo Myriel lo que sacó a Juan Valjean de su misantropía luego de ser liberado de la prisión; y fue el amor de Cosette lo que lo alentó aún más en su camino hacia el progreso. Eponina, que participa en actividades delictivas y fácilmente podría haber seguido el camino de sus padres, es redimida por su amor por Mario y tiene una muerte heroica en las barricadas. El amor saca las mejores cualidades de cada persona y favorece su progreso.
La religión
La religión es un tema central en la novela. Víctor Hugo a menudo hace referencia a Dios como el objetivo de todo progreso, y son el obispo Myriel y las monjas del convento del pequeño Picpus quienes inspiran a Valjean en su transformación moral. Los personajes más simpáticos de la novela (Valjean, Cosette, incluso Enjolras y Mario) tienen algún tipo de inclinación religiosa, ejemplificada por su tendencia a rezar o hacer referencia a Dios. Así y todo, Víctor Hugo no se muestra necesariamente hostil hacia los ateos (a menudo menciona a Voltaire, un famoso escritor ateo, en términos elogiosos), ni cree que la religión organizada o institucionalizada sea siempre correcta. El autor de Los miserables pone énfasis en una forma de espiritualidad amable y humanista, centrada en Dios y arraigada en las buenas obras. Por momentos, incluso, cuestiona ciertos vicios institucionales de la religión como, por ejemplo, los conventos.