El poder de la naturaleza y el poder de la magia
Cuando en la Escena 2 del Acto I nos enteramos de que Próspero ha producido la tempestad, las palabras que había pronunciado el contramaestre en la Escena 1, en las que cuestiona las jerarquías sociales frente al poder de la naturaleza, resultan irónicas, porque ha sido un hombre, y no la naturaleza misma, la que produjo el temporal.
El plan de asesinato es generado por Próspero
En el final de la obra, Próspero condena a Antonio y a Sebastian por haber confabulado un plan para asesinar a Alonso y quedarse con la corona. Sin embargo, esta condena resulta irónica, puesto que fue el mismo Próspero quien provocó, mediante Ariel y su magia, esta confabulación.
Valoraciones positivas de Cáliban
Próspero considera que Gonzalo es noble por haber realizado comentarios positivos respecto de los nativos de la isla. Esto plantea una ironía, puesto que Próspero tiene él mismo una visión negativa de los nativos, encarnados en el personaje de Cáliban. En este sentido, no se comprende que Próspero considere bueno a Gonzalo por tener pensamientos que no comparten.
Ferdinand y Alonso son acusados de traición
Es irónico que Próspero acuse a Ferdinand por crímenes que no cometió, para así convertirlo en su prisionero. Dado que otros personajes son más amenazantes que el enamoradizo Ferdinand, la acusación de Próspero solo se entiende como una excusa para justificar el sometimiento como “prueba de amor”, antes de aceptar su compromiso con Miranda, unión que él ya había previsto en su plan de recuperación del poder.
Asimismo, aunque al principio de la obra Próspero culpa principalmente a Antonio de su reclusión en la isla, hacia el final hace más responsable a Alonso que a su hermano de los males que padeció. En cambio, en vez de acusar a Antonio por haber usurpado el ducado, decide imputarlo solamente por su plan regicida, que Próspero mismo promovió, además, a través de su magia. En este sentido, puede resultar irónico que en esta instancia final Próspero olvide la causa principal por la que provocó la tempestad, para concentrarse en los complots que él mismo generó con su magia.