La nodriza de Eneas ha muerto por lo que se llevan a cabo los ritos del entierro y se le da su nombre a la bahía. Dejan el puerto y navegan hasta la isla de la diosa Circe, donde ella ha convertido a los hombres en jabalíes y lobos que aúllan. Neptuno les da un fuerte viento para que puedan evitar la isla. Eneas ve un bosque y lleva a sus hombres hacia la boca del Río Tíber.
Cerca del lugar del desembarco hay un área gobernada por el Rey Latino, un anciano que tiene sólo una hija. Su hija fue cortejada por Turno, que es el mejor de los Latinos. La esposa de Latino, Amata, desea que su hija Lavinia se case con Turno, pero el rey ha visto presagios en una nube de abejas en un árbol de laurel, que fueron interpretadas así:
“Vemos que llega
un hombre extranjero, y que del mismo sitio viene
al mismo sitio y se apodera de la alta fortaleza”. Libro 7, líneas 68-70
También vio el cabello de su hija prenderse fuego, lo que significa que ella será famosa pero un sufrimiento para su gente. Latino visitó a un oráculo y sacrificó varios animales. En un oráculo le fue dicho que buscara un extranjero para que se casase con su hija. Cuando llegan a la costa, Rumor le hace llegar la profecía a los troyanos. Comienzan a comer tortas de harina y quedan con hambre. Ascanio bromea que se han comida su mesa de arena y Eneas se da cuenta que la profecía de Celeno se ha cumplido. Eneas hace un sacrificio y Júpiter truena tres veces. Los troyanos se regocijan.
Al día siguiente examinan el territorio y Eneas envía cien emisarios a Latino. Cuando entran en la ciudad, la gente se asombra con la vestimenta de los troyanos. Latino les da la bienvenida y les recuerda que Dárdano proviene de esa región. Ilioneo responde que el destino y las mareas han traído a la playa a Eneas y le pide un pequeño asentamiento y promete lealtad. Le ofrece obsequios de su líder y Latino mira al suelo considerando su destino. Le dice que quiere paz y le transmite el oráculo sobre el marido extranjero de su hija. Le dice a Ilioneo que lleve esta profecía a Eneas y también envía 300 caballos con pepitas de oro y un carro.
Mientras esto sucede, Juno enfurece porque no puede nada de esto. Recuerda que otros dioses han tenido su venganza sobre otras personas antes y convoca a Alecto, una furia, enviándola a causar la guerra. Envenena la mente de Amata, quien le pregunta a su marido si su hija va a casarse con un troyano y, “¿Qué hay de tu antiguo cuidado por los tuyos y de tu diestra, que tantas veces diste a tu pariente Turno? Libro 7, lineas 365-66.
Latino no atiende su ruego y ella se enoja más. Esconde a su hija en las montañas y en su frenesí, llama a las demás mujeres. Contenta con esto, Alecto desciende hasta el hogar de Turno y se convierte en una anciana sacerdotisa. Le cuenta lo que ha pasado y lo anima a pelear. Él le dice que sabe lo que pasó y que piensa pelear. Se levanta y reúne a sus compañeros. Ella va hasta el lugar dónde se encuentran los troyanos y anima a Ascanio a ir de caza. Lo lleva hasta un ciervo y él lo mata. Esto enoja a los granjeros que están alrededor, y toman las armas. El bosque se llena de soldados. El combate comienza y hay muertos. Alecto vuela hasta Juno y se jacta de su trabajo. Juno le dice que es suficiente y Alecto se va.
Latino intenta expulsar a Turno de su palacio, pero Amata no se lo permite. Amata enfurece y el pueblo clama por guerra. Latino convoca a los dioses:
“Nos quebrantan, ¡ay!, los hados y la tormenta nos arrastra.
Mas vosotros habréis de pagar el castigo con sacrílega sangre.” Libro 7, líneas 594-595
En Lacia existe la costumbre de abrir las puertas de la guerra y los latinos abrieron estas puertas y pidieron la guerra. Latino no quiere declararla, pero Juno lo fuerza. Las ciudades latinas se preparan para la guerra y preparan a sus campeones para pelear. El más importante es Mecencio, Clauso, el hijo de Mecencio, Lauso y Mesapo. Turno lidera las masas de hombres y la guerrera Camila lo acompaña.
Seguimiento de tema: Mujeres 6
Seguimiento de tema: Presagios 7
Seguimiento de tema: Intervención Divina 6