Adela Ratignolle habla sinceramente con Robert Lebrun, pidiéndole que deje sola a Edna Pontellier. Él no entiende. Ella le dice que Edna no es como ellos – una persona de sociedad coqueta - y podría tomar sus insinuaciones en serio. Robert jovialmente se burla del comentario, indicando la posibilidad de que él podría, de hecho, ser serio en sus intenciones. Adela se refiere a varias historias de enamoramientos tercos que no deberían haber sucedido, incluyendo la historia de escritura de cartas de Alcee Arobin. Robert juguetonamente ignora su advertencia y se ofrece a prepararle una taza de caldo.
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Robert camina a la cabaña de su madre y ve a una muchacha negra trabajando en una máquina de coser, cerca de su madre. El pregunta por el paradero de la Sra. Pontellier y descubre que ella está en la playa con sus hijos. Madame Lebrun le informa que su hermano menor, Víctor, está yendo al carruaje, y que Montel, estará en Veracruz durante el próximo mes. Montel es un hombre de mediana edad con quien Madame Lebrun ha pasado tiempo desde el fallecimiento de su marido. Ellos siguen charlando a pesar del ruido de la máquina de coser, y Robert constantemente insiste con su madre para obtener información sobre Edna Pontellier.
Varias semanas después de la conversación de Adela y Robert acerca de Edna, Grand Isle es la sede de una gran celebración, en el que las familias bailan juntas, comen helados y tortas, y los niños interpretan números musicales. Los gemelos Farival tocan el piano, mientras que otros cantan y bailan. Edna baila con su esposo, Robert, y Alphonse Ratignolle, el alto y esbelto criollo esposo de Adela.
Robert le pregunta a Edna si le gustaría escuchar a Mademoiselle Reisz tocar el piano. Él le dice que ella es una amante de su música, y la trae a la habitación. Mademoiselle Reisz es una mujer acogedora de mediana edad, una artista, que afirma que Edna es la única persona en la habitación que merece escuchar su música. Edna es aficionada a la música y recuerda escuchar a Adela practicar una pieza llamada "La soledad", pues la música despertó en Edna una sensación de un hombre desnudo de pie en las costas en la orilla del mar. Cuando Mademoiselle Reisz comienza a tocar el piano, Edna se queda atónita.
"Los primeros acordes que Mademoiselle Reisz arrancó del piano le causaron un gran estremecimiento a la Sra. Pontellier en su columna vertebral. No era la primera vez que escuchaba a una artista en el piano. Tal vez si la primera vez que estaba lista, quizás la primera vez que su ser estaba preparado para que le produzca una impresión vívida de la verdad permanente... Ella no vio imágenes de soledad, de esperanza, de anhelo, o de desesperación. Pero se despertaron pasiones en su alma, que se mecían, que arremetían, como las olas diariamente golpeaban su espléndido cuerpo. Ella tembló, sentía que se ahogaba y las lagrimas la enceguecieron". Capítulo 9, pág. 33-34
Después de la interpretación, Mademoiselle Reisz se acerca a Edna a pedirle su opinión sobre su actuación. La música ha despertado no sólo a Edna, sino a toda la multitud.
Conforme la gente se va yendo, Robert piensa en un baño en el mar a esa hora tan mística, a la luz de la luna. Robert siempre sugería un paseo en la playa, y nadie nunca expresaba su desacuerdo. Él iba tras de los Ratignolle y los Pontellier con intenciones poco claras. Edna deseaba nadar y tomó clases de natación durante el verano. "Una sensación de alborozo la embargó, como si algún poder de significativa importancia se le hubiera concedido para controlar el funcionamiento de su cuerpo y su alma. Se volvió audaz y temeraria, sobreestimando su fuerza. Ella quería nadar lejos, donde ninguna mujer hubiera nadado antes". Capítulo 10, pág. 36. Edna continúa aprendiendo a nadar y se aventura a ingresar en el mar, mientras su esposo y sus amigos observan. Cuando regresa, ella expresa su temor de nadar demasiado lejos que después no pueda regresar. Leonce afirma que él está viendo, por lo que ella no se perderá en las olas. Todo el mundo se enorgullece de la nueva habilidad de Edna, mientras ella retorna a la casa de baños para cambiarse con ropa seca.
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Seguimiento del Tema: Agua/Playa 3
Robert camina con Edna de regreso a su cabaña. Ellos charlan y se mantienen mutuamente cómodos. Ella espera en la hamaca que el Sr. Pontellier vuelva mientras Robert le busca una almohada y una manta. Él espera con ella que llegue su marido y fuma un cigarrillo. Los dos se sientan en silencio, y su deseo de uno por el otro se incrementa con cada momento. Robert le da las buenas noches y Edna observa su figura moverse y alejarse a la luz de la luna.