Resumen
Whitman comienza su colección de poemas con una referencia directa a su proyecto poético, “Yo canto para mí mismo”. Sin embargo, ese “Yo” que canta para sí no debe entenderse como una referencia al propio autor, sino, como él mismo lo indica, como una forma de dirigirse a todos los hombres. “El organismo humano, de pies a cabeza” es su objeto poético y vale más observarlo en su conjunto que a través de cada una de las partes que lo componen. Al final del poema, Whitman aclara que canta “al Hombre Moderno” (p. 13).
En "Cuando meditaba en silencio", Whitman se sienta a pensar en su labor como poeta y de pronto ante él se eleva un fantasma que representa al genio de los poetas antiguos. Esta aparición le pregunta a Whitman qué es lo que canta, y le dice que ha habido un solo tema para la poesía: la guerra. Whitman le responde que sí, que él también canta a la guerra, pero que su campo de batalla es el mundo, y que la guerra que canta es la vida misma, la contienda del cuerpo y el alma eterna entre la vida y la muerte.
En "En el océano a los barcos", Whitman compara su libro con un barco que zarpa sobre olas impetuosas y se lo dedica a los marineros y sus navíos. En “A las naciones extrajeras” Whitman dedica sus poemas a la descripción de América para todos los hombres del mundo.
En “Para ti, vieja causa”, Whitman habla de una “Buena causa, ardiente incomparable” (p. 15), que es una idea que ha sobrevivido a lo largo de los siglos y que ha suscitado innumerables guerras. Estas guerras, al igual que su libro, giran en torno a esa vieja causa, por lo que, nuevamente, el libro se presenta como un territorio donde se libra una guerra.
En los poemas “Imágenes”, “Cuando leí el libro”, y “Al comenzar mis estudios”, Whitman reflexiona sobre su presente y su futuro. Se pregunta cómo las biografías escritas sobre los grandes hombres de la historia pueden capturar realmente su esencia y reflexiona sobre cómo sería su propia biografía escrita por alguien más, ya que él mismo sabe muy poco sobre su vida. Luego, Whitman recuerda la época en que comenzó sus estudios y cómo sus sentidos se fueron despertando para percibir el mundo de múltiples formas diversas. Acto seguido, sin embargo, indica que se detuvo para poder holgazanear y poder escribir sus cantos.
En el poema “A los estados”, Whitman indica que las naciones solo pueden existir si defienden su libertad contra el sometimiento y el servilismo. En un poema siguiente, “El himno que todavía canta”, el autor indica que su himno está dedicado a la nacionalidad y, a la vez, a la rebeldía y la insurrección.
Whitman cierra esta sección de su libro con una reflexión sobre su propia obra y un llamado de atención al lector. En “No me cierren vuestras puertas”, el autor pide a las “altivas bibliotecas” (p. 18) de su nación que acepten sus palabras y su libro, mientras que en “Poetas del futuro” le habla a las generaciones futuras para que retomen su trabajo y continúen con su causa. Los dos últimos poemas, “A ti” y “Tú, lector” interpela a los lectores para que lean los cantos que dedica a toda la humanidad y se animen a entablar un diálogo con él.
Análisis
Es útil, al analizar Hojas de hierba de Walt Whitman, revisar primero su obra poética como un todo que fue creciendo y desarrollándose a lo largo de la vida del poeta. Numerosas versiones del libro fueron publicadas entre 1855 y 1891, año de la llamada “edición del lecho de muerte” que Whitman realizó meses antes de fallecer. Casi todos sus poemas están escritos en verso libre, es decir, sin seguir una métrica estricta, y este es uno de los logros más innovadores para su época, ya que hasta el momento gran parte de la poesía de consumo popular en Estados Unidos se basaba en la métrica.
El título Hojas de hierba tiene más de un significado. En primer lugar, remite a un entorno natural y anticipa la profunda conexión de los cantos de Whitman con la naturaleza. Además, a mediados del siglo XIX, el término "hierba" se utilizaba para referirse a obras literarias menores, de poca importancia o repercusión; por otro lado, el propio Whitman utiliza la idea de “hojas” para referirse a sus poemas a lo largo de sus cantos. De esta manera, Whitman parece indicar que su libro es una colección de poemas que pueden considerarse dentro de la literatura menor, es decir, la literatura no canónica de su país. Sin embargo, y como se ve a lo largo de sus versos, el autor tenía una idea mucho más grandilocuente de su libro, aunque era consciente de que el carácter inusual e innovador de su poesía podía alejarlo de una audiencia masiva. Por eso, en las dedicatorias iniciales Whitman pide al mundo que acepte el mensaje que quiere transmitir.
Existe en Hojas de hierba una tensión entre la lírica y la épica que se hace evidente ya en las dedicatorias: tradicionalmente, el poema lírico es una composición que describe pensamientos y sentimientos íntimos del yo poético que construye un autor; se trata de poemas que no buscan contar una historia, sino que retratan las formas de percibir y de sentir de un sujeto particular. La poesía épica, por el contrario, suele ser una composición extensa que cuenta la historia de un héroe o de un grupo de personas que se identifican como comunidad. Los ejemplos más famosos de poesía épica son, sin dudas, la Ilíada y la Odisea, atribuidas ambas a Homero.
Una parte de la originalidad de Hojas de hierba proviene de la habilidad de su autor para combinar dos géneros que podrían considerarse opuestos. Así, cada composición de esta obra puede leerse como un poema individual, ejemplar de la poesía lírica, puesto que en ellos se plasman los pensamientos y las formas de sentir y de comprender el mundo del propio Whitman. Sin embargo, observada como una unidad, toda la obra presenta un ambicioso viaje épico protagonizado por el yo poético de Whitman, quien se presenta a sí mismo como un héroe que reúne en sí los rasgos totales de la humanidad. En esta guía, utilizamos el concepto de yo poético para referirnos al dispositivo literario que utiliza el poeta como figura enunciadora de sus poemas y que no debe igualarse al autor por fuera de la obra literaria. El viaje que emprende el yo poético, como puede ya interpretarse en las dedicatorias iniciales, no es un simple itinerario por la geografía de los Estados Unidos, sino que representa una contienda constante y fundamental entre la vida y la muerte.
Esta primera sección del libro, Dedicatorias, está destinada a identificar y explicitar los temas que luego se desarrollarán poema tras poema. El primero de estos temas, el más importante y el que engloba a todos los demás, está enunciado en la primera dedicatoria y es el Yo. Sin embargo, no se trata de un Yo individual y particular, sino que es el Yo general y pluralizado en toda la humanidad; es el Yo del lector y el Yo que compone democráticamente a toda una nación. A lo largo de todo el análisis, utilizamos el Yo en mayúsculas para referirnos a esta dimensión heroica que constituye Whitman en sus poemas. A su vez, Whitman aclara: “Canto al Hombre Moderno” (p. 13). Así, el héroe que constituye su poema no se identifica con el héroe antiguo y sus formas de ser, sino que instaura una nueva sensibilidad y un nuevo escenario: el presente y la modernidad. Esta idea se explora en el poema siguiente, “Cuando meditaba en silencio”: al igual que sucede con los héroes antiguos, el viaje de Whitman se inicia como resultado de una guerra, tanto literal como figuradamente, ya que Whitman participó en la sangrienta Guerra Civil estadounidense y muchos de sus poemas están anclados en dicho evento. A su vez, en muchos poemas la guerra se presenta de forma figurativa, ya que la sola existencia del ser humano en el mundo se observa como una contienda entre la vida y la muerte. Además, la naturaleza innovadora de la escritura de Whitman coloca a su propia poesía en una guerra dentro del panorama literario: se trata de una batalla que debe librar para ser escuchada y tomada en serio.
Como se verá en las próximas secciones, el tono de Hojas de hierba varía a lo largo de todo el libro, y puede pasar de una gran sensualidad a la desesperación, de la efervescencia y el optimismo a la reflexión introspectiva. En esta primera sección, el tono es celebratorio: Whitman elogia la tierra hacia la que está a punto de viajar, en sentido físico y a través de su exploración poética. Los poemas pretenden atravesar tanto un paisaje geográfico como otro espiritual, tanto del individuo como de la nación. Desde la construcción del yo poético que se equipara a momentos con un dios, el viaje no es de descubrimiento: Whitman ya sabe qué es lo que se encontrará en su camino y su objetivo es contemplarlo, elogiarlo y presentárselo al lector para que este pueda compartir su experiencia.