Aunque haya sido una figura un tanto controversial en su época, la poesía y el genio de Walt Whitman han perdurado hasta la actualidad y han influido profundamente a toda la cultura occidental de los últimos 150 años. Desde éxitos de venta de la literatura contemporánea hasta importantes películas e, incluso, composiciones musicales, su legado es innegable.
En el siglo XX, la obra de Whitman se convierte en una base fundamental para la cultura estadounidense no solo por la popularidad de Hojas de hierba, sino también gracias a un grupo de artistas devotos que intentaron emular y difundir el genio del poeta en todo el mundo literario. Dichos individuos, conocidos como los Discípulos de Whitman, conformaban un grupo grande y diverso que se repartía por todo el mundo. Los más conocidos entre ellos fueron los poetas John Burroughs y Horace Traubel, quienes se sintieron atraídos no solo por el innovador uso del verso libre y el compromiso de Whitman con temas tabú, sino también por la profunda espiritualidad de los poemas. Whitman puede considerarse como un sucesor del movimiento trascendentalista, un movimiento religioso y social que ganó popularidad en la Nueva Inglaterra del siglo XIX a través de importantes figuras como Ralph Waldo Emerson y el ministro George Putnam. El trascendentalismo se propuso encontrar lo divino en la naturaleza y ligarla al alma humana. La poesía de Whitman se hace eco de esta propuesta y se desarrolla como un viaje a través del cuerpo y el alma humanos, tanto individual como colectivo. Los discípulos de Whitman también exaltaron esta concepción de un Yo espiritual vinculado, por medio del alma, con toda la creación.
Sin embargo, no fue solo esta espiritualidad lo que cautivó a sus devotos, sino que uno de los aspectos en su época más controvertidos también fue rescatado por ellos: su abordaje libre de la sexualidad cautivó a muchos poetas, quienes lograron invertir la interpretación de los críticos que observaban en Whitman la corrupción de la moral y la perversión de la masculinidad, y comprendieron los deseos eróticos plasmados en Hojas de hierba como una manifestación de la búsqueda de la comunión colectiva y de una experiencia humana total. Whitman se negó a separar lo masculino de lo femenino y observó a cada uno como parte de un todo individual. Esa interpretación de la sexualidad y el género fue retomada por sus discípulos, entre los que destacó Addington Symonds, un poeta inglés que dedicó gran parte de su ida a interpretar y descifrar los profundos significados de Cálamo, la obra más sexual de Whitman.
El legado de Whitman no se limitó a las décadas inmediatamente posteriores a su muerte, sino que su estilo y su visión de los Estados Unidos también fueron muy influyentes en los movimientos literarios posteriores, incluida la Generación Beat de mediados del siglo XX. Los Beats eran un grupo de escritores, músicos y activistas políticos con sede en San Francisco y Nueva York que ganaron notoriedad en las décadas de 1950 y 1960 por sus estilos de vida contraculturales y sus publicaciones controvertidas. Jack Kerouac, William Burroughs y Allen Ginsberg fueron algunos de los Beats más famosos. La influencia de Whitman se puede ver especialmente en la poesía de Ginsberg y el uso que este hace del verso libre en sus poemas más extensos, entre los que destaca "Aullido". En otro poema, "Un supermercado en California", Ginsberg se imagina caminando por las calles de Berkeley, California, de noche y entrando en una tienda de comestibles. En los pasillos de alimentos preenvasados y productos importados, Ginsberg imagina una conversación cargada de amargura en la que le pregunta a Whitman si el consumismo y la perversión de la concepción del individualismo no están transformando el alma de los Estados Unidos. Frente a la degradación que contemplan en la sociedad norteamericana, los Beats se refugiaron en el legado espiritual de Whitman. Figuras como Kerouac buscaron intensamente el significado espiritual del mundo a través del budismo, el cristianismo y otras formas religiosas, con el objetivo de aliviar el vacío espiritual de su época.
Whitman no solo ha fascinado a los devotos de la literatura. Su legado también se ha filtrado en la conciencia general de la cultura occidental, y él y su poesía a menudo aparecen en la cultura popular. Esto es más evidente en el cine estadounidense, donde muchos cineastas recientes se han apropiado del trabajo de Whitman en sus películas como sustrato para historias de amor y de búsqueda espiritual. Los temas homosexuales de la poesía de Whitman son especialmente evidentes en muchas películas de las últimas décadas, una de ellas y quizás la más conocida es La sociedad de los poetas muertos, estrenada en 1989. Las amistades masculinas y la necesidad de vínculos masculinos son temas que se hacen evidentes en esta película en todo momento, y la escena culminante de la película contiene la declamación del poema "¡Oh Capitán! ¡Mi capitán!".
La poesía de Whitman también proporciona el contexto de una de las películas deportivas más conocidas de los últimos años, La bella y el campeón. En esta película, la poesía de Whitman se convierte en el telón de fondo de un triángulo amoroso entre dos jugadores de béisbol de las ligas menores y una mujer. En una escena en particular, el personaje femenino principal lee "Canto al cuerpo eléctrico" de Whitman a uno de los hombres después de hacer el amor. El intenso erotismo de la poesía de Whitman a menudo se expresa en el deseo sexual y se utiliza para transmitir las turbulentas pasiones y los complejos sentimientos complicados que los personajes sienten entre sí.
Desde la academia hasta Hollywood, el legado de Whitman sigue vivo en la cultura occidental contemporánea. Tal vez sea la inmensidad de los temas que Whitman desarrolló en su obra lo que cautiva a artistas, líderes religiosos y académicos, tal vez se trate de su genio singular y sea la originalidad de su mirada sobre la humanidad lo que permite que su obra siga siendo significativa y vital tantas generaciones después de su muerte. De lo que no cabe duda es de que las generaciones venideras seguirán leyendo e identificándose con los versos de Hojas de hierba.