“[Las agrietadas cicatrices de sus manos] eran viejas como surcos en un desierto sin peces” (p.32) (Símil y Metáfora)
Las cicatrices de las manos del viejo son comparadas con las marcas que puede haber en un desierto. Un desierto es, ante todo, seco; las manos del viejo están, de igual modo, curtidas por la manipulación de los sedales. A su vez, el desierto desprovisto de peces que se menciona es una metáfora del mar, de lo que el mar significa para el viejo hace 84 días, por la falta de pesca.
“El viejo abrió los ojos y por un momento fue como si regresara desde algún lugar muy lejano” (p.42) (Símil)
La comparación entre el despertar del viejo, al alcance de la mano del joven durante todo su sueño, y el retorno de un largo viaje remite al lugar a donde se retrotrae Santiago cuando sueña. Todas las noches sueña con las playas de África de su infancia, y con leones que juegan allí. Efectivamente, el lugar de donde de algún modo vuelve al despertarse es lejano con respecto a ese caribe en el que se levanta.
“Su espada era tan larga como un bate de béisbol” (p.89) (Símil)
La comparación de la espada del marlín con el bate de béisbol nos remite a la referencia constante al beisbolista Joe DiMaggio, con el cual el mismo Santiago se identifica muchas veces. Joe DiMaggio representa la lucha, no solo en el juego, sino también la lucha con uno mismo; se hace referencia más de una vez al espolón en su talón, fuente de gran sufrimiento. El marlín es un luchador honorable, como Joe DiMaggio, y su espada, como el bate del jugador, es su arma.
“[Los dientes del tiburón] eran casi tan largos como los dedos del viejo y ambos bordes estaban tan afilados como una cuchilla” (p.131) (Símil)
Nuevamente, hay una identificación entre los peces y el viejo. Así como en otros momentos se identifica con el marlín, en este caso la comparación es entre los dedos de Santiago y los dientes del tiburón, en tanto ambos constituyen armas que se esgrimen contra el adversario. Mediante estas comparaciones podemos decir que lo distinto se acerca, es decir, se desdibuja la distancia entre lo humano y lo animal, haciendo al tiburón y a Santiago más próximos, como deben ser dos justos adversarios.
“Lo clavó con todas sus fuerzas con las manos exangües y reducidas a pulpa” (p.132) (Metáfora)
Que las manos del viejo estén “reducidas a pulpa”, es decir, convertidas en materia carnosa y blanda, es un modo de representar el nivel de daño que se ha hecho con los sedales (el viejo sangra más de una vez) y la falta de tonicidad muscular producto de la vejez, pero también del cansancio.