La relación de Hemingway con las actividades al aire libre, y en especial con la pesca, se remonta a su primera infancia. A los cinco años su familia le regaló su primera caña y fue instruido con sus principios básicos. A partir de allí comienza un vínculo con la pesca que lo acompaña toda la vida.
Hemingway, la pesca y el Toronto Star
A principios de la década del 20, Hemingway se ganaba la vida como corresponsal del Toronto Star en Europa. Sus artículos para el Toronto Star Weekly y el Toronto Daily Star le permitieron ganarse la vida con la escritura y ver el mundo cuando aún era un joven tenaz e impresionable. Allí es donde aparecen sus primeros escritos, crónicas periodísticas referidas en especial a la pesca, pero también a la caza o al acampe. Si bien no tenía fama, Hemingway ya sabía en ese momento que quería ser un gran escritor. Estas crónicas son de una gran belleza y fueron recopiladas en un libro llamado Publicado en Toronto.
El 18 de febrero de 1922 publica una crónica llamada “La pesca del atún en España”. Allí se puede notar ya su inquietud literaria y su gran virtud como compositor de imágenes de la naturaleza de gran contenido poético:
El pescador sale a la ría en un barco marrón de vela latina, que se inclina ebria y resueltamente, y navega rozando el agua. Coloca como cebo una especie plateada de salmonete y deja arrastrar el anzuelo (…). Los pescadores españoles le llevan a uno a pescar con ellos por un dólar al día. Hay muchos atunes que pican. La pesca destroza la espalda y los tendones; es un trabajo de hombres incluso con una caña que parece el mango de una azada. Pero si uno pesca un gran atún después de una lucha de seis horas, una lucha entre hombre y pez hasta que los músculos duelen por la tensión ininterrumpida y por fin lo arrastra junto al bote, se sentirá purificado y podrá entrar con la cabeza alta en presencia de los dioses mayores, que le dispensarán una buena acogida.
"El río del corazón doble"
En 1925, aprovechando el ejercicio constante de la escritura enfocada en el oficio de la pesca, Hemingway escribe uno de sus más célebres relatos, “El río del corazón doble”. En él, Nick Adams, un personaje recurrente en la prosa de Hemingway, es un ex-combatiente de la Segunda Guerra Mundial que sufre las consecuencias del conflicto bélico a la vez que se beneficia de las propiedades curativas de una relación profunda con la naturaleza a través de la pesca. Este cuento era casi puramente descriptivo. Sin embargo, allí está el germen de lo que luego terminará de plasmarse por completo en El viejo y el mar, una idea de que el carácter de un hombre puede definirse por la suma de sus gestos y acciones.
En El viejo y el mar, el paisaje cobra mayor protagonismo. Sin embargo, en “El río del corazón doble” todavía se mantenía un acento muy fuerte en las tareas mínimas del pescador: los pequeños detalles del oficio de la pesca se robaban todo el protagonismo, en lugar de la laguna o el entorno.
El viejo y el mar
Hemingway conoció a Gregorio Fuentes en Cuba en los años 30. Radicado cerca de La Habana, en 1939 contrató a su ya amigo como capitán del barco Pilar, una embarcación de su propiedad. A ambos los unía la pasión por la pesca; Hemingway decía con admiración que Fuentes sentía en su propio cuerpo el lugar exacto donde pasarían los marlines, las agujas o los peces voladores. Gregorio inspiró al escritor para componer el personaje de Santiago, protagonista de El viejo y el mar.
En esta novela, la exhaustiva descripción de la actividad de la pesca que plasmaba en “El río del corazón doble” se economiza. La pesca es protagonista, pero su presencia es más sutil, se contamina del entorno y el paisaje. Además, hay una diferencia sustancial entre Nick Adams y Santiago: mientras el primero solo habla tres veces en todo el largo cuento, Santiago en El viejo y el mar no para de conversar, con él mismo, con su mano, con los peces y los pájaros. A pesar de que el carácter de un hombre puede determinarse por la suma de sus gestos, Hemingway abandona la abundancia de detalle en la descripción de los mismos. La pesca aparece esta vez condensada en sus características fundamentales.
El Torneo Internacional de Pesca de la Aguja, Ernest Hemingway y Fidel Castro
Este torneo del cual Hemingway fue el máximo promotor se celebra desde el año 1936. Él mismo ganó la copa que donaba cada año entre 1953 y 1955. En el año 1960, cuando volvió de Idaho para premiar al XI campeón, tuvo un encuentro con Fidel Castro. En los tres días que duraba el torneo en ese momento, Fidel Castro había pescado cinco peces y ganó el primer y segundo puesto. Durante décadas, Castro mantuvo en su oficina del Palacio de la Revolución una foto en la que Hemingway exhibe un enorme pez espada, con la dedicatoria: “Al Dr. Fidel Castro, que clave uno como este en el pozo de Cojímar. Con la amistad de Ernest Hemingway”. Hemingway salió de Cuba definitivamente el 25 de julio de 1960, y se suicidó al año siguiente en Estados Unidos.