“Las montañas estaban tan desiertas como en los días de la Creación” (p.20) (Símil)
Este símil pone en pie de igualdad el paisaje que Jacob ve desde su establo, como esclavo de Jan Bzik, con el vacío del momento de la Creación. Así como en aquel período iniciático, el símil figura en las primeras páginas de El esclavo, el día en el que Wanda y Jacob conversan por primera vez. Hacia el final de la novela, cuando Jacob escapa de Pilitz con su bebé, el narrador repite esta comparación: “El paisaje era tan yermo como el primer día de la Creación” (p.214-215). El desierto, el espacio vacío, en ambos usos, alude el terreno propicio de un nuevo comienzo.
“Ella nunca había recibido instrucción, y las palabras de Jacob caían en su cerebro como la lluvia en la tierra seca” (p.71) (Símil)
Las lecciones que Jacob le da a Wanda son muy valiosas para ella. En este símil, las compara con la llegada de la lluvia cuando es más necesaria. Se trasluce así que Wanda verdaderamente tiene la intención de ser formada en religión. A su vez, este símil convoca el elemento del agua, asociado en esta primera parte a los inicios del romance entre Jacob y Wanda como factor redentor.
“Los judíos lo habían rescatado, pero [Jacob] seguía siendo esclavo” (p.99) (Metáfora)
En esta metáfora entra en juego una segunda dimensión del significado de la esclavitud de Jacob. En este momento, Jacob se encuentra en Josefov, es decir, ya no es esclavo de Jan Bzik. Sin embargo, el cautiverio al que se refiere opera metafóricamente, dado que alude a la dependencia que siente con respecto a su pasión por Wanda. Como explicamos en el análisis de esta guía, Jacob termina respondiendo a este deseo, volviendo con Wanda.
“[Sara] Era muda e inconsciente. Como un animal” (p.131) (Símil)
En este símil, que se repite con variaciones en la segunda parte de El esclavo, se compara a Wanda, ahora llamada Sara, con un animal. La comparación nace de la ausencia del habla de las dos partes, dado que Sara debe fingir ser muda para que los habitantes de Pilitz no descubran que se trata de una gentil. El símil se hace eco de las preguntas que Jacob y Wanda se hacen sobre los animales: "Si los animales no poseían libre albedrío, ¿por qué tenían que sufrir?" (p.75). Dicho de otra manera, el símil insiste en la inocencia de Sara frente a los malos tratos que recibe de las mujeres de Pilitz.