"Una rosa para Emily" y otros cuentos

"Una rosa para Emily" y otros cuentos Resumen y Análisis "Una rosa para Emily"

Resumen

Parte I

El cuento está narrado por una voz que no se identifica, pero parece ser la de un habitante del pueblo donde transcurre la historia. Comienza con el recuerdo de la muerte de la señorita Emily Grierson y su funeral, al que acuden todos los vecinos, movidos por la curiosidad de conocer la enorme y presuntuosa casa ubicada en la que alguna vez fue la calle más selecta del lugar.

El narrador explica que la señorita Emily era una suerte de “obligación hereditaria” para el pueblo desde 1894, cuando el coronel Sartoris le condonó los impuestos a perpetuidad tras la muerte de su padre. La siguiente generación de gobernantes intenta por todos los medios empezar a cobrarle impuestos, pero ella los ignora y alega que vayan a ver al coronel Sartoris -muerto hace casi una década-, que es quien le aseguró que no debía pagar nada en Jefferson.

Parte II

El narrador retrocede treinta años en el tiempo, dos años luego de la muerte del padre de la señorita Emily y poco después de que su prometido la abandonara. Los vecinos se quejan ante el alcalde, el juez Stevens, por el olor que proviene de la casa de los Grierson. Se convoca una reunión del concejo municipal y, en lugar de confrontar con Emily, como propone un joven concejal, los más viejos optan por irrumpir en su casa y echar cal para detener el olor. Cuando los hombres que realizan el trabajo se están yendo, se enciende una luz en la casa y pueden ver a la señorita Emily en la ventana.

El narrador remarca que fue entonces que la gente empezó a sentir lástima por ella. También admite que todos estaban resentidos con los Grierson y, de algún modo, disfrutaban sus desgracias, como el hecho de que Emily hubiera llegado a los treinta años sin casarse.

Cuando las mujeres del pueblo van a ver a Emily el día después de la muerte de su padre, ella les dice que él no está muerto. Luego de tres días de negarse, finalmente, accede a que lo entierren. El narrador comenta que, en ese momento, el pueblo comprende el apego de Emily con su padre, quien, a lo largo de su vida, había forzado su soltería y echado a todos sus pretendientes.

Parte III

La voz narrativa cuenta que, tras la muerte del padre, la señorita Emily pasa enferma mucho tiempo, hasta que reaparece y se la nota más rejuvenecida. En ese momento, se produce la llegada de la empresa encargada de la pavimentación de las veredas. Homer Barron es el capataz de la cuadrilla. La gente del pueblo comienza a verlo los domingos paseando en carro junto a la señorita Emily, por lo que se esparcen los rumores sobre una relación entre ambos.

Luego, se narra la historia de cuando la señorita Emily va a la droguería a comprar arsénico. El farmacéutico le pregunta si es para ratas y, aunque ella no responde, termina vendiéndole el veneno. Le entrega el paquete con un mensaje escrito que dice “Para ratas”.

Parte IV

Las señoras de Jefferson empiezan a decir que el hecho de que Emily se muestre junto a Homer Barron es una desgracia para el pueblo y un mal ejemplo para los jóvenes. Entonces, le piden al pastor baptista que la visite. Este lo hace, pero nunca divulga lo conversado. El domingo siguiente, la señorita Emily y Homer vuelven a salir de paseo en carro, por lo que la esposa del pastor le escribe a unos parientes de Emily en Alabama para avisarles.

Sus primas de Alabama van a visitarla por un tiempo, a pesar de que existe una riña familiar previa. En el pueblo se sospecha que la señorita Emily y Barron se van a casar, pero un día el hombre desaparece. Sin embargo, cuando las primas de Emily se van, un vecino dice haberlo visto regresar a la casa. Es la última vez que se sabe de él. Después de eso, la señorita Emily no sale de la casa por seis meses; solo se la ve, de vez, en cuando en alguna ventana. Cuando la gente del pueblo vuelve a verla, está más gorda y avejentada, con el pelo canoso.

El narrador recuerda que, durante un período, cuando rondaba sus cuarenta años, la señorita Emily dio lecciones de pintura en porcelana a las hijas y las nietas de los contemporáneos del coronel Sartoris. Al cambiar la generación, las estudiantes dejaron de ir. El narrador también menciona que, cuando se implantó el servicio postal en el pueblo, Emily fue la única que se negó a poner números en su puerta y a instalar un buzón.

Luego, el narrador dice que pasaron los años y la señorita Emily no volvió a tener contacto con otros habitantes. Además, señala que su sirviente negro, Tobe, estaba muy viejo y prácticamente no hablaba. Por último, cuenta que, por este motivo, cuando muere Emily, nadie sabía que estaba enferma.

Parte V

Durante el luto por la muerte de la señorita Emily, Tobe deja entrar a los primeras visitantes, se va por la puerta de atrás y no se lo vuelve a ver. Llegan las primas de Alabama y se realiza el entierro. Apenas finaliza la ceremonia, los pueblerinos se dirigen al misterioso cuarto del piso de arriba para revisarlo. Abren violentamente la puerta y encuentran una habitación polvorienta, preparada para una noche de bodas, con un traje de novio sobre una silla y los zapatos debajo. En la cama yace el cadáver descompuesto de Homer Barron en camisón de dormir. En la almohada contigua se aprecia la huella de apoyo dejada por una cabeza y una hebra de largos cabellos canosos, que, se asume, pertenecían a la señorita Emily.

Análisis

A diferencia de los dos relatos previos, “Una rosa para Emily” está dividido en partes y tiene lugar en Jefferson, es decir, la acción pasa del campo al pueblo. De hecho, Faulkner propone aquí un narrador testigo que parece ser un habitante de Jefferson y funciona, entonces, como la representación de la voz de la gente de allí. Este narrador anónimo usa anécdotas y recuerdos para contar la historia de vida de la señorita Emily Grierson, observada y juzgada por el resto de los habitantes del lugar.

Este recurso le permite al autor manipular el tiempo de la narración, ya que el tiempo de la historia (el orden cronológico de los acontecimientos) no transcurre a la par del tiempo del relato (el orden en que el narrador presenta los hechos). Así, la narración se desarrolla con saltos temporales que van de los momentos que siguen a la muerte de Emily hasta su juventud, del esplendor familiar y el acuerdo de exención de impuestos con el coronel Sartoris al fallecimiento del padre, o de su relación amorosa con Homer Barron a la aparición del cadáver del pretendiente.

Lo interesante de la elección de este tipo de narrador es que funciona de manera plural: es un portavoz de una experiencia colectiva, en el sentido de que transmite los puntos de vista de sus conciudadanos. Y justamente eso lo califica y le confiere autoridad como testigo de los sucesos que narra. A su vez, esto hace que los hechos se presenten a los lectores a través de los ojos del pueblo, por lo que las perspectivas de ambos tienden a coincidir.

En este sentido, resulta valioso el uso del presagio para aludir al final del cuento, cuando los pueblerinos descubren que la señorita Emily ha estado por años viviendo con el cadáver de su fallecido pretendiente. En la Parte II, el narrador cuenta que la casa de Emily empieza a oler mal “poco después de que su prometido -el que pensamos que había de casarse con ella- la abandonase” (p. 97). Al igual que los habitantes de Jefferson, los lectores no conocen la causa del olor hasta el desenlace, cuando se descubre el cadáver. Puede identificarse otro presagio en la Parte III, cuando se relata el momento en que la señorita Emily compra arsénico, sin confirmar con qué fin. No hay una explicación posterior para esto, pero el lector puede deducir que lo usó para envenenar a Homer Barron.

Otro de los detalles a destacar en este relato es su tono macabro, algo que Faulkner imprime, por ejemplo, a través del símil. Así, en la primera descripción de la señorita Emily, cuando la delegación de concejales la visita en su casa para reclamarle el pago de impuestos, el narrador apunta: “Parecía hinchada, como un cuerpo que llevara mucho tiempo sumergido en agua estancada, y era de esa misma tonalidad pálida” (p. 118). Esta comparación del personaje con un cuerpo sumergido sugiere que está muerta en su interior desde hace tiempo. Además, el “agua estancada” puede entenderse como la casa donde Emily vive recluida, un lugar que parece detenido en el tiempo mientras el mundo exterior cambia.

El tono siniestro del relato se profundiza en el episodio del fallecimiento del padre de Emily, cuando, frente a las visitas que van a darle el pésame, esta no muestra señales de tristeza y niega su muerte. Al igual que cuando repite el latiguillo "Vayan a ver al coronel Sartoris" frente a los concejales, la señorita Emily se comporta como un autómata, algo inhumano que no expresa sentimientos ni usa el pensamiento lógico. Lo macabro se pronuncia en el hecho de que su negación y terquedad impiden el entierro del cuerpo durante tres días.

Por otra parte, este cuento de Faulkner presenta algunas cuestiones más vinculadas a la vida de pueblo que vale la pena destacar. Aparecen, entre otros, componentes como el misterio, los rumores, la envidia, los celos, el secreto y la indiscreción. Además, se perciben las jerarquías sociales y algunos arquetipos de la vida de pueblo, como la familia de clase acomodada y con influencias -los Grierson, por ejemplo-, las señoras de clase alta, el sirviente negro de la familia de blancos, los concejales, el pastor y su esposa, el droguero y el hombre de clase trabajadora, entre otros.

Otros temas a destacar en el cuento son el paso del tiempo y la brecha generacional. El relato plantea un conflicto entre la mansión y su enigmática habitante -paradigmas de una época pasada- y el pueblo y sus habitantes, que las sienten como un obstáculo en el camino de la modernización y, al mismo tiempo, como un objeto de reverencia. Para subrayar la trascendencia de la figura de la señorita Emily para el pueblo de Jefferson, el narrador sintetiza: “Así fue pasando de generación en generación, querida por todos, ineludible, inexpugnable, tranquila y perversa” (p. 125).

La señorita Emily se encuentra atrapada en el tiempo histórico del coronel Sartoris y sus contemporáneos. Su figura simboliza el pasado y plantea la tensión entre abrazar o resistir la inminente transformación. Su incapacidad para adaptarse a los cambios -y, con esta, su significación como paradigma de una época pasada- queda demostrada, no solo en su rechazo al pago de impuestos -apañada en la ordenanza de un Sartoris ya muerto hace tiempo-, sino también en su negativa a colocar un buzón y números en la puerta de su casa cuando el servicio postal empieza a funcionar en el pueblo.

En definitiva, puede interpretarse que, de alguna manera, la decadencia de Emily -señalada en su vejez y sus cambios físicos, pero también en el aspecto lúgubre y el olor fétido del lugar donde vive- representa el declive del orgullo sureño y, con este, de ciertos valores y formas de pensar y de vivir que fueron perdiendo su fuerza y su vigencia frente a los cambios de coyuntura y el irremediable paso del tiempo.

“Una rosa para Emily” es uno de los cuentos más populares de Faulkner, principalmente porque se lo considera uno de los más accesibles. Este rasgo no tiene que ver con una falta de complejidad, sino con su versatilidad. Se trata de una historia cuyo marco la vuelve algo así como una fábula realista de la vida de pueblo en el sur de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, puede considerarse un relato de terror gótico, ya que incluye una serie de elementos -el misterioso y sombrío personaje principal, sus macabras acciones, la lúgubre casona donde vive- típicos de dicho género.

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