Sarty pretende convencerse de que ha tenido un padre honorable, cuando en realidad ha sido una persona vil (Ironía dramática)
En “Incendiar establos”, Sarty busca de manera constante comprender la actitud y el accionar de su padre, pero no lo logra y sufre por ello. Su perspectiva infantil vuelve más potente su deseo y más frustrante su realidad. De hecho, el narrador se encarga de señalar que las cosas podrían ser diferentes si Sarty fuera mayor. El punto cúlmine de esta ironía dramática se da al final del relato, cuando tras el asesinato de Abner Snopes, Sarty grita que su padre era un valiente y que estuvo en la guerra, pero el narrador acota:
“(...) sin saber que su padre había ido a aquella guerra en calidad de soldado particular, en el viejo y hermoso sentido que la palabra tenía en Europa, sin llevar uniforme, sin admitir autoridad ninguna, sin prestar lealtad a nadie, ni ejército ni bandera, yendo a la guerra como fue Mambrú, pues el botín nada significaba para él, así fuera arrancado al enemigo o suyo.” (pp. 36-37).
Frente a la presencia de los indígenas, el Presidente no se anima a salir de su propio despacho y se escabulle por una puerta trasera (Ironía situacional)
Al comienzo de “¡He ahí…!”, se narra toda una secuencia irónica en la que el Presidente -de Estados Unidos- evita por todos los medios cruzarse con los representantes de pueblos originarios que han llegado a su recinto. En lugar de hacer uso de su autoridad -fácticamente mayor que la de los indios, sobre todo en el contexto de Washington-, el Presidente maldice como un niño y parece un intruso en su propia casa, tanto que termina por salir del despacho por una escalera y una puerta traseras, caminando en puntas de pie y cubriéndose con un capote.
El capitán Bogard se muestra paternalista y protector con Hope, pero es el joven británico quien termina asistiéndolo en una situación de indefensión (Ironía situacional)
Durante la mayor parte del relato, “Viraje” presenta al capitán Bogard como alguien respetable, centrado y recio, que contrasta con la fragilidad, el desparpajo y la irreverencia que transmite Hope, el joven de la marina británica. De hecho, Bogard adopta una actitud paternalista con él y hasta lo protege de las cargadas de sus colegas. Sin embargo, se produce una ironía dramática con estos dos personajes: para sorpresa de Bogard, Hope no padece -y hasta disfruta despreocupadamente- durante la misión aérea; por su parte, el capitán sufre mucho durante su salida en lancha y termina siendo asistido por el joven británico, que lo sostiene y lo abriga.
Elnora dice no tener nada contra Narcissa, pero en su discurso muestra constantemente el rencor y el desprecio que siente por ella (Ironía verbal)
En la Parte II de “Hubo una reina”, se desarrolla una escena en la que Elnora conversa con sus hijos sobre la historia de la tía Jenny -Virginia Sartoris- y la aparición de Narcissa en la familia. Al inicio y al final de la escena, Elnora aclara: “Yo no tengo nada contra ella” (p. 640). Sin embargo, su discurso deja ver claramente que siente desprecio y rencor por Narcissa, a quien indirectamente califica de “escoria” (p. 640) y “mala hierba” (p. 640).