Réquiem por un campesino español

Réquiem por un campesino español Citas y Análisis

Los lujos de los campesinos son para los actos sacramentales.

Narrador, p.15.

Esta cita aparece en la primera parte de la novela cuando Mosén Millán se acuerda del bautismo de Paco. Con esta cita en la que el narrador focaliza desde el cura, podemos ver la importancia de la religión en la vida de los campesinos. El pueblo en el que vive el sacerdote es humilde, pero para la celebración de los sacramentos, como en el caso del bautismo, las personas están dispuestas a todos los lujos: ropa con ricas telas, comida que no consumen en un día común y corriente, invitados. Señala la importancia de lo religioso en la vida de los campesinos que intensifica luego la ruptura que se da a partir de la traición del cura.

El cura le dio la razón a la abuela: el chico había nacido dos veces, una al mundo y otra a la Iglesia. De este segundo nacimiento el padre era el cura párroco.

Narrador, p.20.

Esta cita muestra el cariño y la cercanía que luego va a buscar Mosén Millán con Paco. La condición de padre de Paco acentúa luego la traición del cura. Por otro lado, las expectativas que el cura deposita en que Paco permanezca cerca de la Iglesia parecen ilusas porque, si bien el cura interpreta que el bautismo lo hace nacer en la Iglesia, en realidad es solo una tradición que la familia respeta sin verdadera devoción. Quizá precisamente por la falta de devoción de su familia, el cura se endilga a sí mismo la misión de mantener a Paco cerca de la Iglesia.

Paco andaba por entonces muy atareado tratando de convencer al perro de que el gato de la casa tenía también derecho a la vida.

Narrador, p.31.

Paco es solo un niño, pero ya tiene una sensibilidad sorprendente que lo hace defender a los más vulnerables. Es significativo que en su afán de que el perro y el gato puedan vivir en armonía, Paco intenta convencer al perro, es decir, que recurre a un método pacífico y confía en que va a surtir efecto. Los términos utilizados acá evidencian una mirada más madura que la de un niño de siete años porque el debate es por el "derecho a la vida". Más adelante veremos que eso que ve en los animales, también lo verá reflejado en el mundo de las personas y su lucha va a ser la misma cuando se involucre en cuestiones políticas.

A veces, sin más ni más, y cuando el carasol estaba aburrido, se ponía ella a bailar sola, siguiendo el compás de las campanas de la iglesia.

Narrador, p.51.

Esta cita se refiere a Jerónima, la vieja partera que todos aprecian. Ella representa las creencias populares y paganas que Mosén Millán critica. Su irreverencia para todo lo que constituye autoridad en el pueblo es notable. En esta cita, por ejemplo, Jerónima hace algo escandaloso: baila al compás de las campanas de la iglesia. En esta misma parte de la novela, saca de proporción la historia de la visita de Paco a las cuevas para hacer quedar mal a Mosén Millán.

Además el enfermo tenía los pies de madera como los de los crucifijos rotos y abandonados en el desván.

Narrador, p.49.

La visita al enfermo en la cueva deja a Paco impactado. Los pies del enfermo le llaman la atención porque ve lo secos y resquebrajados que están y sabe que son los pies de un labrador. Luego, asocia los pies del enfermo con los pies de madera que ha visto en los crucifijos abandonados en el desván de la iglesia. El paralelo que establece entre los pies de Cristo y del enfermo es significativo porque muestra que hay algo que los une estrechamente: el sufrimiento y la agonía.

La mención de los pies resquebrajados también remite al lector a la primera escena de la novela en la que Mosén Millán mira sus zapatos con el cuero resquebrajado y piensa en mandarlos a reparar. Esto indica que Mosén Millán está en una posición privilegiada y que hay mayor distancia entre él, que es cura, y Cristo que la que existe entre Cristo y un labrador.

Cuando Dios permite la pobreza y el dolor —dijo— es por algo.

Mosén Millán, p.50.

Esta es la manera en la que el cura justifica la pobreza en la que viven el enfermo terminal y su mujer en las cuevas. Cuando Paco cuestiona el modo en que viven estas personas y propone pedir al pueblo que los ayuden, esta es la respuesta que recibe por parte del cura. Con ese argumento, Mosén Millán defiende el statu quo que conviene a los que tienen el poder y el privilegio. Al no tener que explicar la pobreza cuestionando los factores que han llevado a ello, el cura es cómplice del sistema que perpetúa la miseria.

Este es un cuestionamiento muy común que se hace a la Iglesia porque se trata de una visión del mundo que se arrastra al siglo XX desde el medioevo: la noción de que las personas nacían e iban a morir en un estamento social y que debían esperar la recompensa en la vida después de la muerte. Esto sostiene una estructura social que, en algunos sentidos, permaneció vigente en la España rural del siglo XX. Mosén Millán representa a una Iglesia que alienta a aceptar las circunstancias como la manifestación de una voluntad divina y de ese modo perpetúa los privilegios y las miserias.

—Su majestad el rey va envidao y se lo lleva la trampa.
—¿Y a mi qué?
—Que en la república no empluman a las brujas.

Conversación entre el zapatero y Jerónima, pp.80-81.

Al principio, el zapatero es quien más entusiasmo muestra por lo que está sucediendo a nivel político. Es él quien le dice al cura que el rey está por caer. El resto del pueblo no parece muy interesado en el asunto. Unos son totalmente indiferentes a la política, y a otros solo les interesa lo que atañe directamente al pueblo. Jerónima es una de las personas del pueblo a quien la política no le importa. El zapatero, no obstante, le hace caer en la cuenta de que lo que está sucediendo tiene más impacto del que ella cree, incluso de manera directa y personal. El zapatero muestra su entusiasmo por el cambio cuando dice que "en la república no empluman brujas"; con esto el zapatero apunta a la esperanza de que la república sea menos conservadora. La mención a las brujas tiene un doble sentido porque busca "insultar" a Jerónima, pero también destacar que España dejaría de ser la misma que, después de siglos, parece quedada en el tiempo, todavía sujeta a las ideas que impulsaron la Inquisición. Cabe recordar que el zapatero es quien más abiertamente habla en contra de la Iglesia.

Lo quería mucho, pero sus afectos no eran por el hombre en sí mismo, sino por Dios. Era el suyo un cariño por encima de la muerte y la vida. Y no podía mentir.

Narrador, p.116.

En esta cita el narrador focaliza sobre lo que está sucediendo desde la perspectiva de Mosén Millán. El cura está siendo cada vez más presionado para revelar el escondite de Paco. Hasta este momento se ha sentido orgulloso de insinuar que sabe, pero que no está dispuesto a confesar. Sin embargo, cuando el centurión saca la pistola y la deja sobre la mesa mientras le insiste al cura que revele el lugar, Mosén Millán intenta justificarse a sí mismo lo que está por hacer con estos pensamientos. Su lealtad no es a los hombres, sino a Dios, por eso, según él, estaría justificado en decir lo que sabe. Este es uno de los momentos de la novela en que vemos con claridad la cobardía de Mosén Millán.

—También en eso te equivocas. Son muchos siglos de usanza, y eso tiene fuerza. No se deshace en un día lo que se ha hecho en cuatrocientos años. Los montes no son botellicas de vino -añadió viendo que Paco volvía a servirse-, sino fuero. Fuero de reyes.

Don Valeriano a Paco el del Molino, p.97.

Esto que le dice don Valeriano a Paco durante la reunión para intentar negociar por los arrendamientos muestra los modos tan distintos en los que estas dos personas ven el mundo. Lo que guía a Paco a buscar el cambio es la justicia y la solidaridad para con los que viven en la miseria. En cambio, para don Valeriano, el valor está en la tradición, por eso dice que "son muchos siglos de usanza, y eso tiene fuerza" (p.97). Tiene sentido que don Valeriano deposite valor en la tradición por que esa "usanza" lo ha beneficiado. Por su parte, Paco no puede ver el valor en una costumbre que fue creada por los hombres para beneficiar a pocos.

Los campesinos creían que aquellos hombres que hacían gestos innecesarios y juntaban los tacones y daban gritos estaban mal de la cabeza, pero viendo a mosén Millán y a don Valeriano sentados en lugares de honor, no sabían qué pensar. Además de los asesinatos, lo único que aquellos hombres habían hecho en el pueblo era devolver los montes al duque.

Narrador, p.113.

El pueblo está desconcertado por el nivel de violencia que observa. A pesar de que las cosas van cambiando el pueblo sigue viendo en los ricos del pueblo y en el cura a figuras de autoridad y referentes. Por ese motivo, resulta confuso ver a don Valeriano, el alcalde, y Mosén Millán ocupando lugares de honor en un acto organizado por estos hombres que resultan incomprensibles para el pueblo. Los gestos que el narrador menciona en la cita son los que hacen los falangistas que han venido a imponer su régimen y restablecer los privilegios del duque. El lugar de honor muestra la complicidad entre los nacionalistas, los privilegiados y la Iglesia.

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