Toru, al que todos los estudiantes someten con sus burlas, termina dirigiendo una empresa japonesa "con cuatro mil esclavos mexicanos" (p.19)
En el capítulo 2 de la novela, el narrador menciona a algunos compañeros de escuela que eran los blancos predilectos de las burlas por ser inmigrantes. Entre ellos se encuentra Toru, un inmigrante japonés que es a quien peor tratan los niños, especialmente porque los japoneses habían sido caricaturizados y envilecidos por la propaganda estadounidense. A pesar del maltrato que recibió durante toda la escuela y de la posición sumisa a la que se acostumbra, Toru termina siendo un exitoso empresario que dirige una empresa multinacional japonesa y tiene a su cargo a 4000 empleados mexicanos. El narrador no deja de observar con placer la ironía de ese pobre niño maltratado por ser inmigrante que se alzó sobre las adversidades hasta terminar mandando entre los mexicanos.
El narrador, que no se conmueve ante los millones de muertos de la guerra, llora pro la muerte de la madre de Bambi
El propio narrador resalta como una ironía la gran contradicción que marca a los niños de su época, de los que él es un gran ejemplo. Como recuerda, una vez lloró en el cine, hasta que tuvieron que sacarlo de la sala, porque los cazadores habían matado a la madre de Bambi. La ironía radica, a los ojos del narrador, en que era un niño acostumbrado a ver la muerte de "millones de madres" (p.26) en la guerra, pero que nunca había llorado por aquella realidad, mientras que la ficción lo había conmovido hasta las lágrimas.
La única forma que tiene Isabel de cumplir su sueño de salir con un actor es ponerse de novia con Esteban, un alcohólico fracasado que ha sido famoso de niño
Como parte de la degradación que parece vivir la familia de Carlos, destaca la historia de Isabel y su novio Esteban. Isabel sueña con salir con las grandes estrellas del cine, pero lo único que consigue es ponerse de novia con Esteban, un joven alcohólico que que tuvo cierto éxito como actor infantil. Así, el sueño se hace añicos contra la dura realidad: Isabel termina saliendo con un tipo ruin y decadente hasta que su familia lo echa de la casa.
El padre del narrador debe vender la fábrica que dirige a una empresa estadounidense mientras aprende inglés para transformarse en un empleado de los nuevos dueños
Si bien no parece que el padre lo viva como una tragedia, el narrador no deja de señalar cierta ironía en su destino laboral: frente a la competencia de los productos estadounidenses, el padre debe vender su fábrica de jabones y luego transformarse en un gerente empleado para la empresa que compró su fábrica. Lo que para el padre puede ser un ejemplo de resiliencia y adaptabilidad, para el narrador es un claro ejemplo de la sumisión cultural y económica hacia Estados Unidos.