El regreso a casa (Motivo)
Este motivo aparece ya aludido desde el título mismo de la novela, lo que pone en evidencia su importancia en ella. A lo largo del texto, el narrador experimentará distintos regresos a la casa de sus padres, y también ensayará distintas formas de hacerlo. El regreso a casa supone volver, por un lado, a un lugar de origen y, por otro, a la conformidad con ciertos valores de la casa, impartidos por la madre y el padre. En este sentido, el regreso a casa físico se corresponde con un regreso metafórico. El narrador, por un lado, regresará a su casa como una forma de viajar en el tiempo y revisitar su pasado. Pero además, si en la infancia regresar a casa implicaba acatar los mandatos y las reglas de los padres, en la adultez, el protagonista reflexionará sobre las posibilidades de volver a la casa familiar, pero con sus nuevos valores e ideas adultas.
El viaje (Motivo)
Este motivo suele aparecer en la novela ligado a un gesto de búsqueda identitaria y suele conllevar un aprendizaje. Así, el narrador narra un viaje en micro que hizo de chico, buscando diferenciarse del mandato de sus padres, y en él descubrió un mundo nuevo, pero también se dio cuenta de la necesidad que tenía del cuidado de sus padres. Otro viaje muy significativo es el de Claudia: su regreso a Chile desde EEUU significa un viaje metafórico en el tiempo, en el cual ella se enfrenta a su pasado y se da cuenta de cómo quiere vivir su presente. Del mismo modo, el narrador también experimenta el viaje metafórico al pasado, en su escritura.
El camino (Motivo)
El camino es otro motivo que aparece aludido varias veces en relación con la identidad y el rumbo de vida elegido. Aparece representado desde el epígrafe de Benjamin que abre la novela, en el que el camino y la caminata representan un aprendizaje ineludible. Enseguida aparece en la primera escena de la novela, en la que el narrador se pierde y su madre insiste en la importancia de prestar atención al camino y de elegir el camino correcto. El camino alude así no solo al recorrido geográfico, sino a las elecciones y decisiones de vida. Una vez que ya es adulto, la reflexión de su madre, en un diálogo que mantiene con él, remite nuevamente a la idea de que él ha tomado un camino distinto al aconsejado por sus padres: “yo no sé muy bien en qué te convertiste tú” (135). De esta manera, la búsqueda identitaria que el personaje enfrenta en la novela persigue, en última instancia, la elección de un camino propio.
El terremoto (Símbolo)
El terremoto abre y cierra la novela y asume un valor simbólico más allá de las dificultades sanitarias que conlleva como catástrofe natural. Los terremotos simbolizan un antes y un después en la vida del protagonista: señalan momentos de cambio que movilizan el equilibrio en el que vive y lo llevan a repensar su realidad y su vínculo con los demás. El terremoto de 1985 simboliza cierta ruptura de la inocencia, en la medida en que con él entiende por primera vez que la muerte es una posibilidad de la que no está exento. El terremoto del 2010, por su parte, simboliza la consolidación de su proyecto de búsqueda emprendido en la novela. Con él logra reconectar con sus padres desde el cuidado y el afecto, dejando de lado los reproches y el resentimiento por el pasado.
Los paseos por el parque (Símbolo)
Cuando Claudia anuncia que vuelve a EEUU argumenta que la moviliza el deseo de “una vida con paseos por el parque” (140), con lo que simboliza la idea de querer una vida tranquila, ajena al drama y al trauma que dejó en ella la violencia de la dictadura. Es decir, ella quiere una vida propia que no esté sujeta a las derivas a las que la sometieron las decisiones de sus padres (la militancia, la clandestinidad, el exilio), de las que ella no pudo participar y de las que fue víctima indirecta.