Resumen
Silvio Astier es un joven de 14 años de edad que vive en San José de Flores, un suburbio de Buenos Aires, a principios del siglo XX. Lee muchos folletines que le alquila un zapatero andaluz. Estos cuentan historias de bandoleros y sus aventuras. A Silvio le fascina ese mundo imaginario y sueña él mismo con ser un bandolero.
El protagonista comparte esta fascinación por el crimen con su mejor amigo, Enrique Izurbeta, a quien apodan "el falsificador", porque una vez falsificó con gran precisión la figurita de un álbum para ganar un premio. Enrique es parte de una familia en la que casi ninguno de sus integrantes trabaja. Casi todos los días, numerosos acreedores llegan a la casa de Enrique para cobrar deudas. La familia de Enrique los echa violentamente. Silvio, por su parte, vive con su madre y su hermana, y se hace conocido entre los muchachos del barrio porque construye un arma casera, una especie de cañón que fabrica con un tubo de hierro, algo de plomo y una caja de madera. Silvio llama a su invento culebrina o bombarda.
Silvio y Enrique comienzan a robar juntos. Se hacen pasar por interesados en casas que están en alquiler, roban los materiales de valor que encuentran allí y luego los venden. También roban en cafés y comercios. Enrique distrae a los empleados mientras Silvio roba cualquier cosa que está a su alcance. Con el dinero que obtienen de estos robos costean paseos en coche y abundantes comidas.
Junto a otro amigo llamado Lucio, Enrique y Silvio se reúnen en una pieza del fondo de la casa de Enrique. Forman un club al que dan el nombre de "El club de los Caballeros de la Media Noche". El grupo planifica actividades delictivas e inventos. Anotan estas ocurrencias en un "Diario de sesiones". Entre sus planes está el de robar el auto de un vecino, pero renuncian a concretarlo porque lo consideran muy peligroso. En sus conversaciones fantasean acerca de cómo reaccionaría si la policía los detuviera.
Silvio, Enrique y Lucio se reúnen en una cafetería para planear robar la biblioteca de una escuela. Una banda toca una canción que a Silvio le hace pensar melancólicamente en Eleonora, su novia. Para robar la biblioteca, deciden aprovechar el período de vacaciones, cuando el edificio está vacío. Llevan un revolver, una empuñadura de hierro y guantes, para no dejar huellas. Una vez que llegan a la escuela logran entrar fácilmente, trepando las rejas de la entrada. Al notar que es muy fácil entrar al edificio, Lucio comenta con sus amigos la posibilidad de robar una joyería que está junto a un cine.
Fuerzan la puerta de la biblioteca usando una palanca. Antes de robar allí, toman unas lámparas eléctricas que encuentran en otra habitación de la escuela. Enrique y Silvio empaquetan las lámparas y los libros en el segundo piso, donde está la biblioteca, mientras Lucio, que tiene el revolver, vigila en la entrada. De repente, Lucio viene a alertarles que alguien está entrando a la escuela. Los muchachos se esconden en la oscuridad. Silvio siente un gran temor, pero, a la vez, la situación de peligro le genera excitación.
Finalmente, los ladrones descubren que el intruso es solo un borracho que se tira a dormir y no nota su presencia. Luego de esta interrupción, Silvio y Enrique continúan con su faena. Conversan acerca de cuánto dinero pueden obtener al vender los libros y cuáles de ellos les gustan. Silvio también le cuenta a Enrique acerca de Eleonora. Una vez que toman todo lo que pueden cargar, salen de la escuela, contentos por el éxito de su robo. Deciden ocultar el botín en la casa de Lucio. Cuando Silvio está por acostarse, escucha que tocan la puerta de su casa. Es Enrique, que escapa de la policía. Silvio lo recibe y le ayuda a calmarse. Enrique le cuenta cómo un policía casi lo atrapa. La madre de Silvio se despierta y le pregunta qué ocurre. Silvio le miente: dice que Enrique se peleó con el dueño de un bar donde estaba jugando al billar.
Unos días después del robo, el "Club" vuelve a reunirse. Lucio lee, complacido, la noticia de la huida de Enrique, que salió en el diario. Como temen que la policía los atrape, deciden suspender las actividades del club por tiempo indeterminado.
Análisis
En el primer capítulo se presenta al protagonista y narrador de la novela, Silvio Astier. Silvio narra los últimos años de su infancia y se describe a sí mismo como un joven inteligente y vivaz, pero fascinado con el delito. El relato en pasado de estos hechos permite identificar que el episodio (y el resto de los episodios de la novela también) están contados retrospectivamente. Es decir, Silvio, adulto, relata los eventos más importantes o formativos de su juventud.
El punto de vista focalizado en el personaje permite que el lector pueda conocer la interioridad del protagonista y, de este modo, saber lo que piensa y lo que va aprendiendo de cada episodio a lo largo de la novela. Como se trata de un personaje bastante atormentado y contradictorio en sus acciones, este punto de vista resulta fundamental para complementar el conocimiento del personaje que va teniendo el lector.
El carácter de Silvio está marcado por su fascinación por la técnica, la seducción que ejerce en él el delito y una tendencia al fantaseo. Todas estas características están presentes desde el primer capítulo y se van desarrollando a lo largo de la novela. La fascinación de Silvio por la técnica se refleja, entre otros pasajes del texto, en la descripción de su primer invento, un arma casera a la que llama culebrina:
En un molde exagonal (sic) de madera, tapizado interiormente de barro, introduje el tubo de hierro (...) Después de romper la envoltura, desbasté el bloque con una lima gruesa, fijando al cañón por medio de sunchos de hoja de lata en una cureña fabricada con las tablas más gruesas de un cajón de kerosene. Mi culebrina era hermosa. Cargaba proyectiles de dos pulgadas de diámetro, cuya carga colocaba en sacos de bramante llenos de pólvora. Acariciando mi pequeño monstruo, yo pensaba: —Este cañón puede matar, este cañón puede destruir— y la convicción de haber creado un peligro obediente y mortal me enajenaba de alegría". (pág. 39)
La minuciosa descripción del procedimiento refleja el interés del personaje en la elaboración del arma casera, y también se puede relacionar con la seducción que ejerce en él la violencia y la crueldad. Haber creado de la nada un instrumento con el que pueda hacer sufrir o causar peligro a los demás le genera felicidad. En la configuración de un personaje con una psicología tan intensa y atormentada se puede notar la influencia de Fiodor Dostoievsky en Arlt. Algunos de los aspectos más importantes del estilo del novelista ruso son la presentación del conflicto interior del personaje a través de la contradicción entre medios y fines, una profunda reflexión psicológica y metafísica sobre temas como la condición humana, la existencia de Dios y el problema del Mal, que también está presente en la cita anterior. En las siguientes novelas del escritor argentino (principalmente Los siete locos y su continuación, Los lanzallamas) se profundiza esta filiación con personajes más complejos, contradictorios y abyectos, como Erdosain, el Astrólogo y el Rufián Melancólico.
Dostoievsky y otros autores realistas rusos, como Tolstoi y Gorki, fueron muy relevantes en la literatura argentina de principios del siglo XX, principalmente en el grupo literario de Boedo, al que solía asociarse, aunque parcialmente, al autor de El juguete rabioso. Los autores de este grupo toman de la tradición del realismo ruso la concepción de que el verdadero sentido de la literatura es retratar la miseria de su tiempo, y que la novela realista es el único modo de asumir este compromiso.
Volviendo a la psicología del personaje, este también presenta, como mencionábamos más arriba, una tendencia al fantaseo. En ocasiones, el narrador inserta evocaciones o visiones cuyo disparador puede ser, o no, algún elemento de la realidad en ese momento, pero, por medio de su imaginación, se aleja de la misma: "Mirando el verdor de los ramojos y follajes iluminados por la claridad de plata de los arcos voltaicos, sentí, tuve una visión en parques estremecidos en una noche de verano, por el rumor de las fiestas plebeyas y de los cohetes rojos reventando en lo azul. Esa evocación inconsciente me entristeció" (pág. 55). Esta tendencia puede relacionarse con la fuerte influencia de las novelas y las ficciones a la que es tan aficionado el personaje. Por ejemplo, en esta cita, el único punto de comparación entre el paisaje que contempla Silvio y su fantasía es el follaje de los árboles, pero los elementos de su visión (el rumor de la fiesta, los fuegos artificiales) probablemente provengan o estén influenciados por algo que haya leído en una novela francesa, y no se trata en verdad de una evocación de algo que haya experimentado de primera mano. Esta distancia entre su realidad y la del mundo de los folletines, idealizado por Silvio, en ocasiones lo entristece, como en este caso, mientras que, en otras, le provoca ira e impotencia.
Desde el punto de vista formal, estas visiones o fantasías se construyen mediante procedimientos literarios como imágenes visuales y auditivas, y descripciones muy detalladas. En ocasiones, se pueden identificar elementos de la estética expresionista, movimiento de vanguardia surgido a principios del siglo XX en Alemania, que enfatiza la expresión individual del sujeto. La realidad se representa "deformada", no según los cánones naturalistas, con el objetivo de transmitir más fielmente los sentimientos y la percepción del artista. En el caso de la cita anterior, se puede notar el contraste de colores plenos en la imagen visual (verdor, cohetes rojos, lo azul). Pero quizás la imagen visual más lograda en relación a esta estética, en el primer capítulo de la novela, sea la siguiente: "Seguí la indicación de Enrique. Trajinábamos silenciosos, y nuestras sombras agigantadas movíanse en el cielo raso y sobre el piso de la habitación, desmesuradas por la penumbra que ensombrecía sus ángulos" (pág. 65). En este fragmento se pueden distinguir algunos elementos formales característicos del expresionismo: el contraste generado de las sombras recortadas sobre el cielorraso y la desproporción de las figuras, en este caso las humanas, proyectadas en las sombras. Teniendo en cuenta esta interpretación, la exageración de las figuras de Silvio y Enrique en la biblioteca refleja su autopercepción agigantada durante el robo, el sentimiento de ser capaz de algo mayor, el crecimiento de su confianza en sí mismo y de su autovaloración.
El título del capítulo, "Los ladrones", se refiere tanto a Silvio y sus amigos como a los bandoleros de los folletines o los ladrones franceses que conocen por los folletines. Silvio intenta hacer realidad la vida criminal que conoce a través de sus lecturas. Al principio, para Silvio y sus amigos el robo es una forma de conseguir dinero fácil y diferenciarse del común de las personas. Experimentan cierta libertad porque logran cometer varios delitos sin ser descubiertos. Sin embargo, al final del capítulo casi son atrapados por la policía. De esta manera, Silvio y sus amigos se enfrentan a los límites que la realidad impone a sus planes de vivir del robo. Se trata del primer choque con la realidad social que sufre el protagonista en su proceso de transformarse en un adulto.
En este sentido es que la novela puede leerse desde la tradición de la Bildungsroman, o novela de formación. Estas son obras cuyo tema principal es el desarrollo moral y psicológico del personaje, desde la niñez hasta la configuración de su carácter adulto. En este sentido, las experiencias de la juventud y los encuentros con otros personajes, de quienes aprende o a quienes se enfrenta, son fundamentales para la maduración del personaje. Desde este punto de vista, el primer encuentro, con la sensación de peligro de ser atrapados mientras roban en la biblioteca, genera el primer momento de autoconciencia de esta maduración: "Dejaba de ser el niño aventurero; se me envararon los nervios, mi cuerpo era una estatua ceñuda rebalsando de instintos criminales, una estatua erguida sobre los miembros tensos, agazapados en la comprensión del peligro" (pág. 66).
Asimismo, y siguiendo el análisis de Ricardo Piglia, el robo a la biblioteca es significativo en tanto se identifica a la biblioteca con la cultura alta y valorada por las instituciones educativas como digna de ser enseñada y aprendida. La literatura a la que tienen acceso Silvio y sus amigos proviene mayoritariamente de los folletines, o novelas por entregas, que son muy baratas, vienen impresas en papel económico y están destinadas a la clase trabajadora. La biblioteca, en cambio, representa el saber culto, catalogado y reconocido ampliamente. En este sentido, los Caballeros de la Media Noche irrumpen en este reservorio de la alta cultura, al que no tienen acceso, ya que no van a la escuela, y se apropian de este supuesto bien común. Para Piglia, el robo pone en escena la mentira del acceso libre a la cultura que postula el progresismo.
Por último, en este capítulo también se presenta el ambiente en que se desarrollará la novela y el tono que tiene la narración. Si bien las descripciones y las percepciones del personaje tienen características de la estética expresionista, como se analizó más arriba, en la novela también existe cierto tono realista, principalmente en los diálogos en estilo directo entre los personajes y las referencias a lugares de Buenos Aires. Los lugares de la ciudad son claramente definidos con nombres de barrios y calles que se corresponden con los nombres reales que tenían en ese momento. El episodio que se narra en este capítulo está ambientado en el barrio de Flores, donde vive Silvio con su familia. El barrio es el principal ámbito de sociabilidad del personaje. Como no va a la escuela ni trabaja, Silvio se mueve dentro de los límites del barrio y el resto de los jóvenes que conoce son vecinos, cuya extracción social es similar a la suya. Esta caracterización es importante en función del ambiente que se presentará en el capítulo siguiente, el centro de la ciudad, cuyo contraste con el barrio obrero expone la desigualdad social presente en la ciudad moderna. En este sentido, a causa de este tono realista y cierta crítica social que se desprende de la representación de la desigualdad, existen algunos puntos de contacto entre El juguete rabioso y la corriente de la "novela social", aspecto que se desarrollará con más detalle en el análisis del capítulo II.