Resumen
La autopsia que se le realiza a Santiago Nasar es bastante desprolija y poco profesional. El gobernador autoriza al coronel Aponte a que se comience con una investigación mientras él envía a un juez. El coronel Lázaro Aponte tiene la intención de mantener el cuerpo refrigerado, pero no encuentra un lugar donde conservarlo. Entonces ordena al padre Amador, quien realizó estudios de medicina en su juventud, a que lleve a cabo la autopsia sin las herramientas adecuadas y con solo un boticario y un estudiante de medicina como ayudantes: "Fue como si hubiéramos vuelto a matarlo después de muerto..." (p.85), le dice el padre Amador al narrador a propósito de lo grotesco de la autopsia.
Se determina que Santiago Nasar murió a causa de siete heridas mortales. Tiene cuatro incisiones en el estómago y una de ellas tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas. El hígado está casi seccionado por dos perforaciones profundas. Tiene otras perforaciones menores y múltiples heridas en el intestino delgado. Con respecto a otras heridas menores, se dice: "Tenía además seis heridas menores en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Tenía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe decía 'Parecía un estigma del crucificado´" (p. 89). El cuerpo es devuelto en pésimas condiciones, por lo que tienen que enterrarlo de urgencia al amanecer.
Después del crimen, los gemelos Vicario son enviados a un calabozo. El alcalde permite a Pura Vicario visitarlos a modo de despedida. Antes de que el resto de la familia Vicario abandone Riohacha, Pura le pide al padre Amador que confiese a sus hijos, pero ellos argumentan que no tienen nada de qué arrepentirse. Sin embargo, la muerte de Santiago los persigue íntimamente mientras están en el calabozo: "...tan pronto como comenzaban a dormirse volvían a cometer el crimen"; "lo más insoportable para ellos en el calabozo debió haber sido la lucidez" (p. 92). Años más tarde, Prudencia Cotes se casa con Pablo y Pedro Vicario se reincorpora al ejército.
El pueblo coincide en una cosa: la víctima real de la historia es Bayardo San Román. El extranjero queda sin esposa y sin honor. Por su parte, el coronel Lázaro Aponte envía una patrulla días después de la boda hacia la casa del viudo de Xius, y allí lo encuentran en estado de inconsciencia. Días más tarde, su madre y sus hermanas van por él y dejan el pueblo en buque.
El narrador visita a Ángela Vicario años después de la muerte de Santiago e intenta arrancarle la verdad respecto de sí fue efectivamente él con quien perdió la virginidad. Ángela, de manera muy poco convincente dice que sí, que fue Santiago Nasar. Por otra parte, le da detalles de la noche de bodas y le cuenta los diferentes consejos que le habían dado sus amigas para fingir su virginidad. Estos consejos, por su puesto, no funcionan. Luego, Ángela le confiesa al narrador que comienza a pensar en Bayardo San Román apenas él la deja en casa de sus padres, justamente cuando su madre le estaba dando la paliza por la deshonra que le había provocado a la familia. Pasa muchos años pensando en él sin ningún tipo de esperanza, hasta que lo encuentra en el hospital de Riohacha. Ese cruce de miradas es suficiente para que ella se vuelva loca de amor. A partir de ese día, le escribe semanalmente durante diecisiete años. En todo ese tiempo, Bayardo San Román recibe las cartas, pero no las responde. Un día de agosto, Bayardo San Román aparece en la puerta de la casa de Ángela con dos maletas: en una lleva su ropa y en el otra, todas las cartas que ella le escribe sin abrir.
Análisis
En este cuarto capítulo se desarrolla la historia posterior al asesinato de Santiago Nasar. Naturalmente, comienza con la autopsia, el momento inmediatamente posterior a su muerte. En esta parte accedemos a detalles muy específicos respecto a las heridas que tiene el cuerpo de Santiago: "Tenía además seis heridas menores en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Tenía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe decía 'Parecía un estigma del crucificado´" (p. 89). Como señala la mayoría de los críticos, es evidente que existe una relación entre la muerte de Santiago y la muerte de Jesús. De hecho, plantear las heridas de Santiago como si fueran "un estigma del crucificado" es un indicio más que elocuente sobre la carga religiosa que tiene implícita su muerte. Santiago Nasar muere "clavado" contra la madera, al igual que Jesús, aunque en el caso del personaje de García Márquez es contra la madera de la puerta de su casa. Incluso la elección del nombre "Santiago" no parece ser casual, si tenemos en cuenta que también es el nombre del apóstol más cercano a Jesús.
Por otro lado, el narrador describe las heridas que tiene el cuerpo de Santiago de una manera detallada y objetiva, dos rasgos propios de la retórica periodística y con la que García Márquez estaba muy familiarizado. En Crónica de una muerte anunciada no se juzga lo que se muestra. En ese sentido, cumple con los preceptos de la crónica, en la que se registran los acontecimientos sin que la subjetividad del recopilador tergiverse la información. Así y todo, es interesante destacar que este "rigor periodístico" no se aplica a la hora de constatar que Santiago Nasar es, efectivamente, con quien Ángela Vicario perdió su virginidad. Por el contrario, el narrador menciona el rumor de que Ángela pronuncia el nombre de Santiago Nasar para proteger al hombre que en verdad ama, y porque cree que sus hermanos nunca se atreverán a hacerle algo.
En este punto podríamos contraponer dos formas de amor dentro de la novela. Si es cierta la versión más corriente que circula en el pueblo y Ángela, efectivamente, acusó a Santiago para salvar a otro hombre, estaríamos frente a un acto de amor puro, genuino, y capaz de justificar hasta la acción más despiadada. Por otro lado, tenemos ese amor fingido, conveniente, racional, a partir del cual se da el matrimonio entre Ángela y Bayardo San Román. La novela aborda estas dos formas de amor, el genuino y el fingido, a través del personaje de Ángela Vicario. Tanto el amor que Ángela siente por el hombre que le quitó la virginidad como el que finge por Bayardo San Román al principio son factores que inciden en el destino fatal de Santiago Nasar.
Entonces, sabemos que es probable que Santiago Nasar haya sido acusado falsamente, que luego es brutalmente asesinado y que, incluso, su cuerpo es maltratado después de muerto. Sin embargo, paradójicamente, el pueblo considera a Bayardo San Román la víctima real de esta historia. Bayardo se queda sin esposa y deshonrado. De alguna manera, para esta sociedad emplazada en un contexto sociocultural muy religioso y patriarcal, podríamos decir que la deshonra es peor que la muerte. Por otra parte, es interesante señalar que Ángela también termina sin marido y deshonrada, además de que sus posibilidades de volver a casarse y así poder solventarse se ven totalmente reducidas tras estos hechos. Sin embargo, su situación no interesa al narrador, que no la considera una víctima de todo esto. El tema de la opresión a la mujer queda nuevamente expuesto aquí, aunque sea por omisión.
Otro aspecto presente en este capítulo es el de la culpa. Por un lado, los hermanos Vicario no pueden dormir porque la muerte de Santiago Nasar los persigue íntimamente. Pero, por otro lado, cuando el cura los va a confesar, dicen que no se arrepienten de nada. Entonces, más allá de que la culpa está ahí, ellos prefieren negarla y no confesarse con el cura, casi como si se tratara de una cuestión de orgullo. Es decir, el hecho de aceptar ese sentimiento de culpa y confesarlo podría tomarse como un signo de debilidad con respecto a lo que hicieron y, sobre todo, por qué lo hicieron. Con la misma decisión que mataron a Santiago Nasar para limpiar el honor de su familia, ahora le dicen al cura que no tienen nada de qué arrepentirse. En última instancia, podemos pensar que la cuestión social del honor está por encima del perdón de Dios para ellos.
A lo largo de la novela, se va insinuando una postura que puede considerarse ¨anti-clerical¨ por parte del autor. Ya puede verse en la actitud del Obispo, que decide no bajar del buque a ver en qué condiciones está el pueblo. Luego tenemos el episodio del padre Amador, que olvida dar aviso sobre los planes de los hermanos Vicario con la única excusa de que ese día llegaba el Obispo. Además, el propio Amador acepta realizar una autopsia sin tener experiencia, lo que da lugar a una escena grotesca e innecesaria. Por último, tenemos el mandato religioso de llegar virgen al matrimonio. A partir de la transgresión de esta norma religiosa arcaica, comienzan a desarrollarse los hechos que acabarán con la trágica muerte de Santiago Nasar.