Gabriel García Márquez es considerado uno de los baluartes de lo que en literatura se ha llamado 'Boom Latinoamericano'. Él, junto a otros autores contemporáneos, han forjado una nueva manera de hacer literatura en el continente. Entendemos como 'Boom Latinoamericano' al fenómeno literario y editorial que se da entre las décadas del sesenta y setenta, cuando varias de las obras de jóvenes escritores latinoamericanos es distribuida y reconocida en Europa y en otras partes del mundo. Algunos rasgos comunes de novelas relacionadas con el 'Boom Latinoamericano' son: el tratamiento del tiempo no forma no lineal, la polifonía o la aparición de múltiples voces en el relato, el uso de juegos de palabras o neologismos. El 'Boom Latinoamericano' también se concentra en temas que reivindicaran la identidad de la región, mostrando realidades que para el resto del mundo aún eran ignoradas.
En Crónica de una muerte anunciada podemos encontrar elementos del 'Boom Latinoamericano' como, por ejemplo, el hecho de que la historia no está contada cronológicamente, sino que se narra de una forma no lineal. Asimismo, observamos esa polifonía característica del movimiento en la multiplicidad de testimonios que recoge el narrador. Por último, la novela está plagada de regionalismos y expresiones típicas colombianas, rasgo que también podemos relacionar con el Boom.
El Realismo mágico es una vertiente dentro de este 'Boom Latinoamericano' y se concentra en la ruptura entre lo fantástico y lo cotidiano. En ese sentido, no podemos inscribir a Crónica de una muerte anunciada en esta línea, ya que no hay ningún elemento fantástico. En el caso de esta novela, García Márquez decide utilizar como estrategia narrativa la crónica periodística. Toma como base un caso real ocurrido el 20 de enero de 1951 y lo ficcionaliza, pero con la estructura de una investigación periodística, lo que provoca mayor sensación de veracidad respecto de la historia. A propósito de esta estrategia, dentro del género periodístico, podemos decir que esta estrategia narrativa responde más a lo que se considera la crónica interpretativa que a la informativa, ya que el narrador desliza juicios de valor con respecto a los testimonios que recibe. Por lo demás, más allá de algunas apreciaciones por parte del narrador, el relato mantiene cierta objetividad con respecto a los hechos, y también cierta rigurosidad periodística en el sentido de que se recolectan varios testimonios para la reconstrucción del asesinato.