Santiago muere a pesar de los buenos augurios
La noche antes de su muerte Santiago sueña que vuela entre árboles y que cae una llovizna tierna. Luego se despierta con la sensación de haber sido cagado por pájaros. Su madre, Plácida, quien es una intérprete certera de los sueños ajenos, le dice: "Todos los sueños con pájaros son de buena salud" (p.12). Ese mismo día, su hijo es asesinado por los gemelos Vicario. En este caso, la ironía es utilizada como una crítica hacia el espiritismo y lo mágico, y también hacia la facilidad con la que algunas personas creen en esas cosas.
El pueblo considera que Bayardo San Román es la única víctima
"Para la inmensa mayoría sólo hubo una víctima: Bayardo San Román" (p.97), dice el narrador a propósito de los testimonios que recolectó. Esto es por demás irónico si tenemos en cuenta que hay una persona brutalmente asesinada (Santiago Nasar) y una mujer (Ángela Vicario) que también se queda sin honor y sin matrimonio igual que Bayardo, pero que encima es castigada a los golpes por su madre y para quien la situación supone también un gran problema económico. Parte de la ironía de esta idea radica en que el pueblo, inmerso en una lógica tradicionalista y patriarcal, siente que la deshonra de un hombre es más grave que la de una mujer. En última instancia, Ángela y Santiago pueden ser considerados los culpables de todo: ella por haber perdido la virginidad antes del matrimonio; él por haber sido señalado como el que se la quitó. Cabe aclarar que esto último también tiene un tinte irónico, y que es evidente que García Márquez busca problematizar, a través de la ironía de que todos consideren a Bayardo San Román como la única víctima, lo trastocados que podían estar los juicios de valor en sociedades tan tradicionalistas y religiosas como las de la novela.
La madre de Santiago le pone la tranca a la puerta para evitar que los hermanos Vicario entren a la casa
Plácida Linero, la madre de Santiago, piensa que su hijo está arriba en la habitación. Por eso, cuando se da cuenta de que la puerta ha quedado sin tranca, la coloca. De esa forma piensa evitar que los hermanos Vicario entren en la casa y le hagan algo a su hijo. La ironía aquí radica en que es justamente la tranca que pone su madre lo que condena a Santiago. Él no está en el cuarto, como Divina Flor le ha dicho a Plácida, sino que está en la entrada de su casa, tratando de escapar de los hermanos Vicario. Por supuesto, no lo consigue, ya que la tranca está puesta del lado de adentro. Así, Santiago termina siendo acuchillado contra la puerta por los hermanos Vicario. Es decir, es irónico como la madre quiere hacer algo para salvar a su hijo y termina favoreciendo las circunstancias para que lo maten.
Todos menos Santiago saben que los Vicario van a asesinarlo
"Nunca hubo una muerte más anunciada" (p. 61). Lo que da título a la novela es la mayor de las ironías en la obra: todo el pueblo está al tanto de los planes de los hermanos Vicario (porque ellos no se molestaron en ocultarlo), menos Santiago. La muerte es anunciada, es sabida por todos los vecinos de pueblo, es incluso anticipada por quienes la van a perpetuar. Sin embargo, el único que no está al tanto hasta que es demasiado tarde es la víctima: Santiago Nasar. Es irónico cómo una información tan sensible puede circular libremente entre los habitantes de un pueblo y no llegar a los oídos de la persona a la que más le concierne.