El jabalí (Símbolo)
Dentro de la obra, el jabalí funciona como símbolo de Ricardo III. Esto se debe a varias razones: en primer lugar, la marca heráldica de Ricardo III (es decir, su símbolo dentro de la realeza) era ese animal. En segundo lugar, la asociación con el jabalí se relaciona con la deformidad física de Ricardo III, que le daba cierto parecido con dicho animal. En tercer lugar, tanto el jabalí como Ricardo III son sumamente peligrosos.
La fealdad de Ricardo III (Símbolo)
La deformidad física de Ricardo III no solo es literal, sino que opera en un nivel figurativo. Simboliza las malas y retorcidas intenciones del protagonista de la obra.
Esta simbología basada en el aspecto físico es muy común dentro del drama moderno. Usualmente, los villanos suelen estar asociados a la fealdad o algún tipo de deformidad física, mientras que los personajes de moral elevada suelen tener un aspecto angelical.
Las maldiciones y los malos augurios (Motivo)
Las maldiciones y los malos augurios son un motivo importante dentro de Ricardo III. A lo largo de la obra, se presentan varias instancias en las que diferentes personajes lanzan maldiciones hacia sus enemigos. He aquí algunos ejemplos:
En el acto I, la reina Margarita lanza maldiciones contra todos los miembros de la Casa de York. A lo largo de la obra, cada una de esas maldiciones se cumple.
En el acto IV, la duquesa de York le vaticina a su hijo una muerte sangrienta. Esa muerte se convierte en realidad en el quinto acto.
Por último, en el acto final, son los espíritus de las víctimas de Ricardo III quienes se le aparecen en sueños para augurarle la muerte en el campo de batalla a manos de Richmond. Nuevamente, los malos augurios se hacen realidad.
Las maldiciones contribuyen a crear un ambiente de fatalismo dentro de la obra, subrayando la idea de que los personajes enfrentan un destino inexorable debido a sus acciones y decisiones. Además, las maldiciones también pueden interpretarse como una forma de justicia poética, en la que los villanos (sobre todo Ricardo III) reciben su merecido por sus malas acciones.
La Torre de Londres (Símbolo)
Además de ser un escenario dentro de la obra, la Torre de Londres es un símbolo muy importante. Simboliza la opresión y la crueldad en el reinado de Ricardo III. La Torre de Londres es el lugar al que Ricardo III manda a encarcelar y asesinar a diferentes personas, algunas de ellas muy cercanas a él, como su hermano Clarence y sus propios sobrinos.
Ahora bien, el simbolismo de la Torre de Londres no se limita a la ficción de Shakespeare. A lo largo de la historia, la Torre de Londres siempre ha sido un símbolo de la represión y la violencia. Esto se debe a que muchas figuras históricas importantes, como Ana Bolena y Tomás Moro, por ejemplo, fueron encarceladas y ejecutadas allí.
El sol (Símbolo)
El sol funciona dentro de la obra como símbolo del poder real. Aparece de diferentes maneras.
Por ejemplo, en la segunda escena del primer acto, Gloucester le pide al sol que fortalezca su sombra. Es decir, pretende conseguir el poder real para volverse más fuerte.
Luego, en la tercera escena del primer acto, Margarita acusa a Gloucester de ser capaz de convertir el sol en sombra. Da a entender así que Gloucester es capaz de hacer que el poder real pierda su fuerza y legitimidad.
Por último, en el quinto acto, hay diversas alusiones a la ausencia del sol. Por ejemplo, en la tercera escena, Ricardo III se obsesiona porque el sol no sale. Tras preguntarle a diferentes personajes si vieron salir el sol, dice: "Hoy no se verá el sol: el cielo frunce el ceño y se ensombrece sobre nuestro ejército. Querría que no hubiese en el suelo estas lágrimas de rocío. ¡No brillará hoy! Bueno, ¿y eso qué es para mí más que para Richmond?" (p. 112). Pese a que al final de la cita intenta convencerse de que no tiene importancia, Ricardo III sabe que la ausencia del sol es un símbolo de que está a punto de perder el poder.