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¿Qué fue la Guerra de las Rosas y cómo aparece en la obra?
En Ricardo III, Shakespeare retrata los últimos años de la Guerra de las Rosas. Esta fue una guerra civil que enfrentó a los miembros y partidarios de la Casa de York con los de la Casa de Lancaster entre 1455 y 1487. Ambas familias pretendían el trono de Inglaterra.
La guerra proporciona el telón de fondo histórico y político para la trama de la obra. Los personajes están totalmente determinados por este conflicto bélico. Constantemente buscan ganar influencia y posición a través de alianzas estratégicas. Ricardo III, en particular, utiliza este conflicto como una herramienta para allanar su camino hacia el trono.
En el último acto se representa el final de dicho enfrentamiento. En el momento en que Ricardo III muere y Richmond se convierte en Enrique VII, el trono deja de estar en manos de los York o los Lancaster, y comienza la Dinastía Tudor.
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¿Qué importancia tienen los personajes femeninos dentro de la obra?
En general, en las obras históricas de Shakespeare hay una enorme supremacía de personajes masculinos. Shakespeare suele retratar la historia de los reyes ingleses y sus enemigos políticos sin darle una gran participación a las mujeres. Esto se debe a que, en el siglo XV, las mujeres, prácticamente, no tenían poder político alguno.
Ahora bien, Ricardo III es una excepción a esta regla. En esta obra hay una gran cantidad de personajes femeninos sumamente importantes, como, por ejemplo, Lady Ana, la reina Isabel, la duquesa de York y la antigua reina Margarita. Estos personajes son complejos e inteligentes. No aparecen solo en función de los hombres, sino que aportan sus propias perspectivas y opiniones sobre los diferentes hechos que van sucediendo a lo largo de la obra. Dichas perspectivas, cabe destacar, suelen ser mucho más humanas y sensibles que las de los personajes masculinos.
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¿En qué momento la obra alcanza su clímax?
El clímax de la obra se sitúa en el tercer acto, cuando los enemigos de Gloucester han sido encarcelados o asesinados, los "Príncipes de la Torre" han desaparecido, y Gloucester ya se ha casado con Lady Ana. Entonces, están dadas las condiciones para que Gloucester se convierta en el rey Ricardo III. Esto sucede al final de este tercer acto. Es el momento de mayor esplendor de la obra. A partir del cuarto acto, la acción comienza a descender y acercarse progresivamente a su desenlace.
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¿Qué cambio fundamental se produce en Gloucester al convertirse en Ricardo III?
Apenas se convierte en Ricardo III, Gloucester pierde su genio maquiavélico. Deja de ser aquel hipócrita que se mostraba amable con los demás personajes mientras compartía sus planes siniestros con los espectadores. Al tener el poder en sus manos, Ricardo III considera que ya no necesita seguir simulando. Se muestra ante los demás personajes como realmente es: malvado, soberbio e iracundo. En lugar de sostener su poder del mismo modo en que lo obtuvo, tejiendo inteligentes alianzas y complots, intenta gobernar usando la fuerza. Es el rey y, por ello, cree erróneamente que puede hacer lo que le plazca, sin disimular sus intenciones.
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¿Cómo aparece el tema de la justicia en la obra?
En la obra hay dos tipos de justicia: la justicia política y la justicia divina.
La justicia política es prácticamente nula. A lo largo de la obra, Gloucester (luego Ricardo III) va instaurando una tiranía en la que no existe verdadera justicia, sino que todo se rige de acuerdo a sus dictámenes.
Ante este vacío político, las maldiciones y las entidades espirituales son las que se encargan de impartir justicia. Las maldiciones proferidas tanto por Margarita como por Lady Ana y la duquesa de York se vuelven realidad, y le dan a cada personaje lo que merece. Lo mismo sucede con los espíritus que visitan a Ricardo III en el último acto para dictaminar que habrá de morir en la batalla.
En resumen, en Ricardo III la justicia divina se hace cargo de lo que la justicia política desdeña, y se asegura de que cada uno de los personajes reciba el castigo que se merece.