Ricardo III

Ricardo III Resumen y Análisis Acto IV

Resumen

Escena I

Esta escena transcurre en los muros de la Torre de Londres. La reina Isabel, la duquesa de York, Lady Ana y Margarita Plantagenet quieren ver al Príncipe de Gales y a su pequeño hermano. Sin embargo, Brakenbury les dice que eso es imposible: por orden del rey, nadie puede ver al príncipe. Brakenbury se da cuenta de que las mujeres no deben saber que Gloucester se ha coronado, e inmediatamente se corrige: dice que las órdenes, en realidad, no provienen del rey, sino del protector del Príncipe de Gales. Las mujeres le siguen exigiendo que se les permita la visita, pero Brakenbury se niega rotundamente.

Entra Stanley en escena y le ordena a Lady Ana que se dirija a la Abadía de Westminster para ser coronada como reina. Entonces sí, las mujeres advierten que Gloucester es el nuevo rey de Inglaterra. Todas, incluso Ana, se lamentan al recibir tal noticia. Isabel le ordena a su hijo Dorset que cruce los mares y se refugie junto a Richmond.

Escena II

Esta escena transcurre en el Palacio Real. Entran Gloucester (ahora Ricardo III), Buckingham y Catesby.

Ricardo III le pregunta a Buckingham si lo ayudará a matar al Príncipe de Gales. Buckingham le pide un poco de calma, una pausa en medio de tantas matanzas. Luego se va. Ricardo III sospecha de su fidelidad. Cree que Buckingham está tramando algo en su contra.

Luego, Ricardo III le pregunta a un paje si conoce a algún asesino a sueldo. El paje le ofrece los servicios de un tal Tyrell. Cuando el paje sale de escena, Ricardo III comparte con los espectadores sus intenciones de matar a Buckingham.

A continuación, Ricardo III le pide a Catesby que haga correr el rumor de que la reina Ana está enferma. Cuando Catesby sale de escena, Ricardo III comparte con los espectadores su plan de casarse con la hija de Eduardo IV, Isabel de Tudor.

Entra Tyrrel a escena. Tras una breve conversación, Ricardo III lo envía a matar a sus pequeños sobrinos: el Príncipe de Gales y Ricardo de York.

Entra Buckingham. Le pide a Ricardo III que cumpla su promesa de otorgarle el condado de Hereford. Ricardo III lo ignora. Mientras Buckingham insiste con su pedido, Ricardo III recuerda que Enrique VI profetizó que Richmond algún día se convertiría en rey. Luego recuerda que un bardo le profetizó que moriría tras ver la cara de Richmond. Finalmente, Ricardo III le dice a Buckingham que no está de humor para darle lo que le está pidiendo. Buckingham sale de escena, temeroso e iracundo a la vez. Debe salvar su vida y vengarse de Ricardo III.

Escena III

Esta escena también transcurre en el Palacio Real. Entra Tyrrel. Le dice a Ricardo III que ya ha matado a sus sobrinos. Sale Tyrrel y entra Catesby. Le informa al rey que Ely se ha unido con Richmond, y que Buckingham ha comenzado a formar un ejército en su contra. Ricardo III ordena reunir sus tropas de inmediato.

Escena IV

Esta escena transcurre frente al Palacio Real. La reina Margarita lleva a cabo un soliloquio en el que habla sobre cómo sus enemigos se matan entre sí. Dice que irá a Francia para, desde allí, contemplar en paz la destrucción absoluta de los enemigos que aún le restan.

Entran en escena la reina Isabel y la duquesa de York. Se lamentan por la muerte del Príncipe de Gales y su hermano. Mientras, aparte, Margarita dice que lo que ocurrió con esos niños es justo. Afirma que esas muertes son equivalentes a las de su marido, Enrique VI, y su hijo, Eduardo de Westminster. Finalmente, Isabel le pide a Margarita que le enseñe a maldecir para poder destruir a Ricardo III. Precisamente, entra en escena Ricardo III. Las mujeres lo insultan y desprecian. La duquesa de York le dice que se arrepiente de haberlo llevado en su vientre, y lo maldice afirmando que morirá en la próxima batalla.

Luego, Ricardo III habla con Isabel. Le dice que quiere casarse con su hija, Isabel Tudor, y convertirla en reina. Isabel rechaza con desprecio la petición, pero Ricardo III la convence, argumentando que lo único a lo que puede aspirar Isabel, tras la muerte de sus hijos, es a convertir a su hija en reina.

Sale Isabel y entra Ratcliff. Le informa a Ricardo III que la flota de Richmond se aproxima a la costa. Ricardo III no sabe qué hacer y, preso de la confusión, da órdenes contradictorias. Entra Stanley en escena. Repite la misma información: los barcos de Richmond están próximos. Ricardo III lo acusa de traidor. Le dice que ya debería haber juntado a su ejército y estar combatiendo. Stanley, para demostrarle su fidelidad, le entrega a su hijo George. Si llegara a traicionarlo y se uniera a Richmond, Ricardo III lo mataría como castigo.

Llegan diversos mensajeros con noticias de la guerra. Algunas de esas noticias son malas y otras, buenas. Por un lado, Richmond ha llegado a la costa y se le han unido varios nobles. Por otro lado, el ejército de Buckingham ha sido disuelto por una tempestad, y Buckingham, capturado. Ricardo III decide ir a Salisbury a combatir junto a su ejército.

Escena V

Esta escena transcurre en la casa de Lord Derby. Allí se encuentran Stanley y Sir Christopher Urswick. Stanley le pide a Urswick que le avise a Richmond que su hijo George está apresado en la cochiquera del jabalí, y que por eso no podrá ayudarlo en la rebelión contra Ricardo III. También debe avisarle que Isabel accedió a que Richmond se case con su hija una vez que este derrote a Ricardo III.

Análisis

A partir del cuarto acto comienza el descenso dramático de la obra. Esto quiere decir que, tras llegar al momento de mayor acción (el clímax), la tensión empieza a disminuir gradualmente hasta llegar al desenlace.

En Ricardo III, el aumento y la disminución de la tensión coinciden con el aumento y la disminución del poder de Gloucester. Desde el comienzo de la obra hasta el final del tercer acto, Gloucester va adquiriendo cada vez más poder. En cambio, desde el momento en que se convierte en el rey Ricardo III, ese poder comienza a decrecer.

En el cuarto acto, las tensiones entre Ricardo III y sus enemigos y aliados se intensifican. Los planes y las maquinaciones de Ricardo comienzan a desmoronarse desde que este se sienta en el trono. El genio maquiavélico de Gloucester para obtener el poder desaparece cuando se convierte en Ricardo III. El protagonista de la obra tiene un malvado talento para complotar y tomar el poder pero, luego, es incapaz de establecer alianzas para sostenerse en el poder.

A partir de este cuarto acto, Ricardo III deja de estar dividido en dos. Ya no es aquel hipócrita que se muestra amable con los demás personajes mientras comparte sus planes siniestros con los espectadores. Ricardo III, al tener el poder en sus manos, considera que ya no necesita seguir simulando. Se muestra ante los demás personajes como realmente es: malvado, soberbio e iracundo. En lugar de sostener su poder del mismo modo en que lo obtuvo (tejiendo inteligentes alianzas y complots), intenta gobernar usando la fuerza. Es el rey y, por ello, cree erróneamente que puede hacer lo que le plazca, sin disimular sus intenciones.

En definitiva, desde que convierte en Ricardo III, Gloucester comienza a fallar. Su primer gran error como soberano lo comete al mandar a matar a los jóvenes príncipes. Ricardo III ya ha logrado que el pueblo lo escoja como rey y ha convencido a todos de que los jóvenes príncipes son hijos bastardos. El asesinato de estos niños no tiene de fondo ninguna argucia estratégica. Es pura maldad. Entonces, por primera vez, su incondicional aliado, Buckingham, le da la espalda. No quiere ser parte de una matanza cruel que no le dé ningún beneficio. Ricardo III, ni siquiera en este momento en que el fiel Buckingham le suelta la mano, considera que debe negociar. A cambio de apoyarlo en la matanza de los príncipes, Buckingham le pide unas tierras (que Ricardo III le ha prometido en el pasado) y el rey no solo se niega, sino que de inmediato comienza a planear el asesinato de Buckingham. La soberbia lo ha enceguecido.

Ricardo III, entonces, comienza a quedarse solo. El hecho de que sea un paje cualquiera quien lo contacta con un asesino a sueldo demuestra hasta qué punto se ha quedado sin aliados de confianza. Su pequeño círculo ahora se compone por personajes de rango menor, como Catesby (un simple consejero) o Ratcliffe (un amigo personal de Ricardo III, sin poder político alguno). E incluso ese pequeño círculo comienza a perder la confianza en él. Lo ven confundido e incapaz de tomar decisiones.

En la cuarta escena de este cuarto acto, Ricardo III ya parece totalmente perdido. Las tropas de Richmond se acercan y él es incapaz de darles órdenes claras a sus súbditos. Preso de la confusión, ordena una cosa, luego se retrae, insulta, se retracta y vuelve a insultar a quienes lo rodean. Además, pierde a su último aliado fuerte: Lord Stanley. Poseído por la paranoia, Ricardo III toma de rehén al hijo de Stanley para asegurarse de que este no lo traicionará. Por supuesto, esta estrategia ridícula no da resultados, y Stanley de inmediato lo traiciona.

En esta misma escena, también vemos a Ricardo III fracasando en su intento de convencer a la reina Isabel de que le permita casarse con su hija, Isabel Tudor. A diferencia de la locuacidad que demostró en el primer acto con Lady Ana, esta vez Ricardo III es incapaz de convencer a Isabel.

Ahora bien, tanto Stanley como Isabel, prudentemente, le mienten a Ricardo III. Stanley le dice que lo apoyará militarmente, aunque en la siguiente escena de este acto le informa a Richmond que está de su lado. Por su parte, Isabel le dice a Ricardo III que convencerá a su hija de que se case con él y, en la siguiente escena, arregla el casamiento de su hija con Richmond. Ricardo III, en ambos casos, cree que le están diciendo la verdad. Incluso, al terminar su conversación con Isabel, afirma: “¡Dócil idiota, mujer cambiante y superficial!” (p. 97). Ricardo III ahora cae en su propia trampa: se ha vuelto incapaz de distinguir la verdad de las apariencias.

El otro personaje que reaparece con fuerza en este acto es la reina Margarita. Esta vez, a diferencia de lo que sucede en el primer acto, nadie la desprecia, nadie cree que sea una loca. Parte de las maldiciones que ha realizado al comienzo de la obra se han vuelto realidad. La reina Isabel entonces le pide, por favor, que le enseñe a maldecir para destruir así a Ricardo III. Margarita le responde: “Abandona el sueño de noche, y ayuna de día; compara la felicidad muerta con la pena viva; piensa que tus niñitos eran más lindos de lo que eran, y que quien los mató era más horrible de lo que es. Mejorar tu pérdida deja peor al malvado culpable: el dar vueltas a esto te enseñará a maldecir” (p. 90). La última maldición proferida en la obra pertenece a la duquesa de York y va dirigida a su hijo, Ricardo III. Le dice: “Sanguinario eres, y sanguinario será tu fin; vergüenza merece tu vida, y acompaña a tu muerte” (p. 91). En poco tiempo, esta maldición se convertirá en realidad.

Hagamos ahora un repaso histórico de los diferentes hechos que suceden en cada escena de este acto. En la primera escena, Lady Ana debe ir a la Abadía de Westminster para coronarse como reina. Esto sucedió el 6 de julio de 1483.

Ahora bien, en la segunda escena, Ricardo III comparte sus intenciones de casarse con Isabel Tudor, hija de la antigua reina Isabel (es decir, sobrina de Ricardo III). Para conseguir su propósito, hace circular el rumor de que Ana se encuentra enferma. Su plan consiste en matar a Ana haciéndole creer al pueblo que murió de forma natural. De esa manera, podrá casarse sin problemas con Isabel. En este punto, Shakespeare se habría tomado ciertas licencias artísticas. Lady Ana tenía realmente problemas de salud. Si bien no hay certeza sobre qué enfermedad padecía, lo más probable es que tuviera tuberculosis. Ana murió en 1485. No hay evidencia alguna de que Ricardo III estuviera urdiendo un plan para matarla y, de hecho, se dice que en el funeral de Ana, Ricardo III estaba destrozado anímicamente.

En la tercera escena, Tyrell le informa a Ricardo III que el asesinato del Príncipe de Gales y su pequeño hermano, Ricardo de Shrewsbury, ha sido consumado. El asesinato de los llamados “Príncipes de la Torre” es un hecho histórico. El Príncipe de Gales contaba con solamente doce años y su hermano, con nueve. Desde el momento en que Ricardo III los mandó a apresar en abril de 1483 no se supo nunca más nada de ellos. Tal como sucede en la obra, Ricardo III prohibió que recibieran visitas de familiares. Si bien no hay absoluta certidumbre, los historiadores creen que fue él quien ordenó el asesinato de los niños, tal como sucede en la obra. Por su parte, James Tyrell era un caballero de la nobleza inglesa, allegado a Ricardo III. En 1502 fue apresado por orden de Enrique VII. Según la versión de Tomás Moro, Tyrell, antes de ser ejecutado, confesó haber asesinado a los niños por orden de Ricardo III. La confesión, sin embargo, no se ha encontrado y, por lo tanto, no hay certezas de que haya sido él quien ejecutó a los “Príncipes de la Torre”.

En la cuarta escena, como hemos dicho previamente, Ricardo III le pide a la antigua reina Isabel que le conceda la mano de su hija, Isabel Tudor. Esta intención de Ricardo III de casarse con su sobrina está basada en un mero rumor. Se dice que existía una carta en la que Ricardo III expresaba dicha intención, pero esa carta no se ha encontrado. También se dice que quien quería que Isabel Tudor se casara con el rey era la antigua reina Isabel, quien pretendía convertir a su hija en reina. En definitiva, Isabel Tudor no se casó con Ricardo III, pero se convirtió en reina al casarse con Richmond, quien al vencer a Ricardo III pasó a ser el rey Enrique VII.

En este acto, además, se hace referencia al secuestro del hijo de Stanley por parte de Ricardo III, a la disolución del ejército de Buckingham a causa de una tempestad y al arresto de Buckingham por parte de las tropas reales. Estos tres hechos tienen total veracidad histórica.

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