Nueve cuentos

Nueve cuentos Resumen y Análisis "Justo antes de la guerra con los esquimales"

Resumen

Ginnie Mannox suele jugar al tenis con una compañera de clase, Selena Graff. Un día, después de la práctica, Ginnie decide pedirle a Selena que le pague su parte por todos los viajes en taxi que ella ha estado cubriendo; "Después de todo, la idea de tomar un taxi en lugar del ómnibus había sido de la propia Selena" (55).

A Selena no le agrada la petición. "¿Acaso no pago siempre la mitad?" (56), pregunta. Cuando Ginnie confirma que no es así, Selena le recuerda que es ella quien siempre lleva las pelotas de tenis. "Tu papá las hace o algo así" (57), dice Ginnie, y agrega: "No te cuestan nada" (57). Entonces Selena le explica que solo tiene treinta y cinco centavos en el bolsillo y que tendrá que ir a despertar a su madre, quien "tiene pulmonía" (58), para pedirle el resto del dinero. Ginnie insiste en que no puede esperar porque quiere ir al cine esa noche, entonces ambas se bajan en la casa de Selena. Ginnie paga y sigue a su amiga a la casa.

Selena le pide a Ginnie que espere en la sala mientras va a buscar a su madre. “Nunca hubiera creído que pudieras ser tan mezquina por una cosa así” (58), dice, y sale. Ginnie se sienta y espera. Enseguida escucha el grito de un joven que luego aparece en la sala. Es el hermano de Selena, aparentemente en busca de su amigo Eric, que aparece apretándose un dedo contra el pecho. Ve a Ginnie y, sin preámbulos, le pregunta: “¿Alguna vez te cortaste un dedo? ¿Hasta el hueso y todo?" (59). Cuando Ginnie se presenta, el chico le dice que conoce a su hermana. "Es una esnob de porquería" (61), se queja. Ginnie lo niega, y él sigue: "Si fuera la mitad de bonita de lo que cree ser, tendría una suerte del diablo" (61). Ella le informa que, de todos modos, su hermana está comprometida; él levanta los ojos y pregunta con quién, pero cuando Ginnie le responde que no se trata de nadie que él conozca, él vuelve al tema de su dedo. Ella le recomienda curarlo con yodo; él afirma que eso arde y, por tanto, no le gusta.

Finalmente, el muchacho le ofrece a Ginnie medio sándwich de pollo que tiene en su cuarto. Ella lo rechaza y él entonces le pregunta cómo se llama el hombre con quien su hermana está comprometida. "Dick Heffner" es la respuesta, "un capitán de fragata" (64). Ginnie le pregunta entonces de dónde conoce a su hermana. Él dice que fue una fiesta en la Navidad del 42. Y cuando la muchacha le pregunta por qué dice que su hermana es una esnob, él confiesa: "Le escribí ocho endiabladas cartas. Ocho. No me contestó ni una" (65). Él le cuenta a Ginnie que en esa época, durante la guerra, él estaba en Ohio trabajando en una fábrica de aviones debido a problemas cardíacos. Luego dice que tiene que afeitarse y vestirse, y le pide a Ginnie que, cuando llegue, le avise a Eric que él estará listo en unos minutos. Se va, pero enseguida reaparece con el sándwich y se lo deja a la muchacha antes de irse de nuevo.

Ginnie está buscando un lugar donde esconder el sándwich, que no quiere, cuando aparece Eric. Está bien vestido, tiene unos treinta años y "facciones regulares" (69). Le pregunta a Ginnie si ha visto a Franklin y ella le avisa que está afeitándose. Eric está furioso porque, le cuenta a Ginnie, ha dejado vivir con él a un aspirante a dramaturgo durante meses, y esa mañana el hombre se ha marchado, llevándose todo lo que pudo tomar. Pero agrega que no quiere hablar de eso, y halaga el abrigo de pelo de camello de Ginnie. Luego asume que ella es "la famosa Maxine" (72), amiga de Selena, pero Ginnie le dice que no. Entonces él le cuenta que irá con Franklin a ver La bella y la bestia de Jean Cocteau, película que ha visto ocho veces.

Cuando Eric le está contando a Ginnie que trabajó con Franklin en la fábrica de aviones, reaparece Selena con el dinero. Ginnie ya no quiere el dinero: "Estuve pensando. Después de todo tú traes las pelotas de tenis todas las veces" (73). Antes de salir, le pregunta a su amiga si hará algo esa noche: "A lo mejor me doy una vuelta por aquí" (74). Afuera del edificio, Ginnie saca el sándwich de pollo que le dio Franklin para tirarlo en alguna parte, pero luego se arrepiente y se lo vuelve a guardar en el bolsillo.

Análisis

Es interesante abordar este cuento en relación con el inmediatamente anterior en el libro: al recuerdo idealizado de la juventud que se despliega en "El tío Wiggily en Connecticut" desde un presente amargo y desencantado, le sigue esta escena de juventud, de hecho luminosa y liviana, protagonizada por jóvenes encantadores y llenos de vida.

Aquí vuelve a aparecer la guerra como un telón de fondo, prácticamente omnipresente en este libro. No obstante, acorde a la liviandad de la situación y a la puesta en escena de una juventud alegre y despreocupada, el conflicto bélico no tocó muy de cerca ni trágicamente a los protagonistas de este relato: los dos jóvenes han evadido el campo de batalla y trabajaron en una fábrica de aviones en Ohio. En este sentido, es posible deducir que este hecho es condición de posibilidad para la alegría y el optimismo de estos jóvenes; son luminosos y despreocupados porque no atravesaron la guerra.

Es curioso que, a pesar de esto, la guerra aparezca en el título del relato. Este alude a una broma de Franklin, quien se queja: "Todos van a esa inmunda oficina de enrolamiento (...). Después vamos a pelear con los esquimales" (67). Leído retrospectivamente, la sentencia es profética: luego de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se involucrará en innumerables conflictos bélicos. Aún más, solo algunos meses después de la publicación de este cuento estallará la Guerra de Corea, en la que participará Estados Unidos.

En todo caso, la breve aparición de Franklin lo evidencia como un típico personaje de Salinger: rápido, agudo, cínico, un poco extravagante, con sentido del humor. Del otro lado está Ginnie, protagonista de la historia, a quien vemos interactuar con diferentes personajes que se muestran más extrovertidos y, en algún punto, más poderosos que ella: todos son más ricos que ella y los muchachos son, además, mayores.

Así, la historia comienza con la joven reaccionando con cierta agresividad a lo que considera un abuso prolongado de su amiga, quien propone siempre volver en taxi de sus partidos de tenis, pero deja que su amiga pague el viaje. Sin embargo, Ginnie experimentará un cambio en esta breve escena: la vulnerabilidad de Franklin, herido física y emocionalmente, la conmueve, y ella se muestra empática y cuidadosa con él. Al final del cuento, esta transformación se evidenciará en dos gestos. Primero, Ginnie reconocerá frente a Selena que esta última lleva siempre las pelotas de tenis, por lo que le corresponde a ella pagar los taxis. Además, reconciliada, le dice que la llamará más tarde y que quizás pase, luego, a visitarla. Por otro lado, a pesar de no querer comer el sándwich que Franklin insistió en convidarle, Ginnie desiste dos veces de deshacerse de él, y finalmente lo conserva. Entonces, el narrador asocia este gesto con otro: "Pocos años atrás, le había llevado tres días tirar el pollito de Pascua que había encontrado muerto en el aserrín del fondo de su canasto de papeles" (74).

Esta analogía no parece ser casual: puede hacerse aquí una lectura alegórica asociada a una parábola religiosa, según la cual el sándwich es la hostia de comunión que Franklin quiere compartir. Así, la insistencia de Franklin y la final aceptación de Ginnie de ese alimento dan cuenta del poder redentor de la comunión humana: tras empatizar con él, darle consejos para cuidar su dedo herido y aceptar su sándwich, Ginnie establece una nueva conexión con los Graff, perdona a su amiga y promueve activamente el vínculo entre ellas.

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