X afirma que Clay tiene ojos de lince cuando este le dice que está temblando (Ironía verbal)
Tras las experiencias traumáticas de la guerra, nos encontramos con un sargento X lleno de amargura, que utiliza la ironía de forma constante al comunicarse con Clay. En este caso, cuando el joven le señala que está tembleque, aludiendo a que las manos le tiemblan constantemente desde que salió del hospital, X, que efectivamente tiembla mucho, le responde con ironía que tiene un ojo de lince para los detalles.
X afirma que la visión de Loretta sobre las cosas es "una maravilla" (Ironía verbal)
Otro ejemplo del constante uso de la ironía por el sargento X se da cuando Clay le cuenta que su novia, Loretta, estudia psicología y descree del colapso nervioso que ha sufrido el sargento: "dijo que nadie sufría de colapso nervioso simplemente por la guerra" (142), dice Clay. Entonces X se tapa los ojos con la mano y le responde que "era una maravilla la visión que Loretta tenía de las cosas" (142).
X afirma que Clay estaba cumpliendo con su deber cuando mató a un gato (Ironía verbal)
Cuando Clay recuerda la escena en la que le disparó a un gato después de un bombardeo, y le dice al sargento X que Loretta afirma que le metió un tiro porque él "estaba temporariamente loco" (143), X propone, irónicamente, otra lectura: Clay estaba simplemente cumpliendo con su deber, porque "Ese gato era un espía. Tú tenías que pegarle un tiro. Era un enano alemán muy astuto vestido con el abrigo de piel barato" (143). Nuevamente, Clay da cuenta de una sagaz y amarga ironía, no despojada, no obstante, de sentido del humor.
Teddy afirma que la desproporción de las piernas de un personaje dibujado por la señora Kramer se debe a que ella quería acentuar su postura (Ironía verbal)
Describiendo con humor una obra de la señora Kramer, Teddy destaca que "El chico más alto, en primer plano, parecía tener raquitismo en una pierna y elefantiasis en la otra, efecto que -sin duda- la señora Kramer había usado para acentuar la postura del chico, con las piernas ligeramente separadas" (225-226). Así, tras destrozar la obra con un comentario hilarantemente mordaz, el joven parece justificarlo técnicamente, aunque lo hace en un tono claramente irónico.