Mujercitas Preguntas de Ensayo

Después de publicada la primera parte de Mujercitas, Alcott recibió muchas cartas de sus lectoras. Una niña le dijo que ni ella ni sus compañeras del colegio la perdonarían si Jo no se casaba con Laurie. En su diario, la autora cuenta que “muchas chicas le preguntan con quiénes se casan las mujercitas, como si aquel fuera el único fin de la vida de una mujer. No casaré a Jo con Laurie para complacer a nadie”. ¿De qué manera se relaciona esta negativa con la vida de la propia Alcott?

Jo es el personaje que, en la novela, está inspirado en Alcott, quien nunca se casó. Cuando su narrador insta a las lectoras a ser amables con las solteronas, está hablando desde su propia experiencia. El rechazo de la demanda de su público refleja la obstinación que comparte con su personaje. No obstante, a diferencia de la autora, Jo sí termina casada, lo que podría significar un compromiso de parte de Alcott para satisfacer a sus lectoras, o quizás refleje un deseo de que su vida haya sido diferente.

Mujercitas describe la experiencia de las jóvenes cristianas que crecieron en la Nueva Inglaterra del siglo XIX. Sin embargo, sigue siendo leída por personas de todas las edades en todo el mundo. ¿Qué aspectos del libro explican su universalidad?

Mujercitas trata sobre temas domésticos que, aunque se aplican al contexto específico de las hermanas March, siguen teniendo importancia en la actualidad, como la familia, la pobreza y la superación personal. Si bien las chicas perciben sus experiencias a través de una lente cristiana, personas de todas las culturas y religiones pueden identificarse con sus luchas individuales. Además, las creencias que aparecen en la novela no degradan ni cuestionan otras culturas, sino que promueven la tolerancia y la amabilidad hacia todas las personas, como lo demuestra el trato de la familia March hacia el Sr. Bhaer, los Hummels y su compromiso en la guerra contra la esclavitud.

La Tía March y el Sr. Laurence son personas adineradas, pero utilizan su riqueza de forma diferente. Compara la generosidad de estas figuras hacia la familia March con cómo se los describe en la narración y cómo los perciben los otros personajes.

El narrador describe a la Tía March como menos dadivosa que el Sr. Laurence, quien mejor demuestra su generosidad cuando le regala a Beth un piano. En rigor, la Tía March provee muchas cosas para la familia March, puesto que le regala a Meg ropa blanca para su nuevo hogar, paga el viaje de Amy al exterior y le deja la casa Plumfield a Jo. Sin embargo, su actitud de desdén hacia los March hiere su orgullo, como cuando se ofrece a adoptar a una de las niñas. Su generosidad es menos apreciada porque no viene del respeto, y porque es selectiva e interesada. El Sr. Laurence, en cambio, es muy respetuoso con la familia March y halla formas de ayudarlos sin herir su orgullo, como cuando envía al Sr. Brooke de escolta de Marmee con la excusa de atender unos trabajos en Washington, o cuando envía niños a la escuela de Jo ofreciendo pagar su educación.

Muchos críticos rescatan la promoción de los derechos de la mujer en la novela, cuyos personajes, sin embargo, adoptan roles de género muy marcados, en particular como esposos y esposas, padres y madres. ¿Hay igualdad entre las hermanas March y sus respectivos maridos?

El modo en que se caracterizan los roles de género en Mujercitas sugiere que entre marido y mujer existe una relación de ayuda mutua, si bien se asume que el esposo es la cabeza de la casa. Por otra parte, las acciones de los personajes femeninos evidencian su fuerza y su importante contribución a la familia. La Sra. March depende del Sr. March como guía y líder del hogar, aunque ella dirige la casa por sí sola durante casi un año, mientras él está en la guerra. Ella también le dice a Meg que debe interesarse por los eventos políticos actuales, porque afectan a toda la familia. Amy le dice a Laurie “mi Señor”, pero Laurie admite que ella es quien dirige la mayor parte de sus acciones y decisiones. Meg es tal vez la más “sumisa” de las March, si bien el narrador la describe como la gobernadora de su reino doméstico. Jo insiste, tanto con palabras como con acciones, en contribuir económicamente al hogar, a la par que su marido. En comparación con otros matrimonios, como el de Sally y Ned Moffat, las mujeres March poseen un mayor grado de igualdad respecto de sus maridos.

La primera parte de Mujercitas está basada de forma explícita en El progreso del peregrino de John Bunyan. Identifica y explica dos alusiones a la alegoría cristiana para proveer un significado más profundo al relato, que pudiera pasar desapercibido a un lector no familiarizado con el texto de Bunyan.

Para llegar al Palacio Hermoso, Christian –el protagonista de El progreso del peregrino– debe pasar junto a unos leones cuyos rugidos lo aterrorizan, pero que en realidad no presentan ningún peligro porque están encadenados; su presencia es una prueba de fe. Del mismo modo, a Beth le da miedo el “rugido” (la apariencia severa) del Sr. Laurence, pero descubre que sus temores son injustificados, y al superarlos no solo es recompensada con un piano sino también con una hermosa amistad con el abuelo de Laurie. Por otra parte, Jo siente que su mal carácter es un enemigo externo que lleva dentro suyo, y lo identifica con Apolión, un demonio que ataca a Christian. Ella sabe que debe luchar contra este mal que se apodera de ella y que saca lo peor de sí.

Cuando se publica la primera parte de Mujercitas, una reseña en The Ladies Repository elogió la novela por ser fácil de leer y animada, pero advirtió que “no es un libro cristiano. Es religión sin espiritualidad y salvación sin Cristo. No es un buen libro para la biblioteca de la escuela dominical”. ¿Es la primera parte de Mujercitas una novela cristiana?

La primera parte de Mujercitas se centra en los problemas domésticos de la familia March. Al poner el foco en asuntos cotidianos y mundanos, desde la perspectiva más ortodoxa de la época, la novela parece carecer de la espiritualidad requerida para una escuela dominical. No obstante, no hay dudas de que Mujercitas es una novela cristiana. En primer lugar, la primera parte se estructura en base a El Progreso del peregrino, y los conflictos que deben resolver las niñas son comparados constantemente con los que debe enfrentar el protagonista de la alegoría cristiana. Por otra parte, las hermanas March buscan constantemente consuelo en la religión, como cuando leen todas las mañanas los libros-guías que les regaló Marmee –que se cree que puede ser la alegoría de Bunyan o la Biblia–, o cuando Amy se arma una capilla en la casa de la Tía March para rezar por la salud de Beth. De esta manera, la novela propone un uso más mundano de los valores cristianos, lo que pudo haber contribuido a que la novela fuera leída por un público amplio, y no solo el que se aboca a la lectura religiosa.

Mujercitas, una historia que transcurre principalmente en Estados Unidos, contiene descripciones de rasgos característicos de las nacionalidades alemana, inglesa, francesa e italiana. ¿De qué forma los personajes principales son distintivamente estadounidenses?

En el Campamento Laurence, el contraste con los visitantes de Inglaterra provee una oportunidad para exhibir las características “yanquis” de los personajes principales. Mientras juegan al croquet, el narrador dice que los estadounidenses tienen el espíritu de los revolucionarios de 1776 y se burlan de Fred por creer que Inglaterra es perfecta. John Brooke defiende el trabajo de Meg diciendo que en Estados Unidos se valora mucho la voluntad de trabajar para obtener independencia. Más adelante, Laurie le regala a Meg objetos para su hogar que son muestras de “ingenios yanquis” (342). Cuando Amy viaja a Europa, se celebra que ella haya conservado la franqueza de su nación, a pesar de su aire europeo.

Alcott incluye dentro de la novela diferentes escritos, como poemas, cartas y periódicos, y una descripción de una obra de Navidad. ¿Qué aportan estos registros textuales a la novela?

Al escribir Mujercitas, Alcott quiso hacer una historia basada en experiencias reales en un lenguaje simple, con la cual las jóvenes lectoras de su época se pudieran sentir identificadas. En este sentido, la inclusión de varios registros textuales, como poemas y cartas, contribuye a realzar el realismo del relato y de sus personajes. Por ejemplo, cuando se incluye un ejemplar del periódico del Club Pickwick en el capítulo 10, el narrador asegura que “es una copia fiel de uno que las muchachas escribieron en su momento” (156). Por otra parte, la novela también recrea los diversos modos de hablar de sus personajes, lo que se hace manifiesto en los errores que comete Amy al intentar utilizar palabras difíciles: “No es necesario que te pongas sarjástica. Trato de usar palabras nuevas para aumentar mi vocabilario” (13). De este modo, los diversos registros textuales y discursivos realzan la verosimilitud de la historia de Mujercitas, basada en hechos reales.

Aunque los integrantes de la familia Alcott eran fervientes abolicionistas, el tema de la esclavitud apenas aparece en Mujercitas. No obstante, las referencias oblicuas a la esclavitud suponen su desaprobación por parte de los personajes. Identifica por lo menos dos referencias a este tema y analiza el impacto de estas alusiones implícitas.

La desaprobación de la esclavitud se torna evidente en el caso del Sr. March y del Sr. Brooke, por su determinación a luchar en el Ejército de la Unión, y puede asumirse también en el caso de Jo, que menciona La cabaña del tío Tom, y de Amy, por su participación en la feria de los Chester, en la cual también participan los “Freedmen” (libertos). La vaguedad de las referencias parece intencional: Alcott no incluye historias de su infancia, como su encuentro con un esclavo fugitivo escondido en una estufa sin usar, o el cierre de la escuela de su padre debido a que admitió a una niña afroamericana. Las alusiones oblicuas posiblemente permitieron que la atención del lector no se desviara de los temas principales, y que la novela llegara a una audiencia más amplia.

Varios de los capítulos se centran en una sola de las hermanas March. Elija tres capítulos que pongan el foco en la misma persona analizando el proceso del personaje a través del tiempo.

En los Capítulos 9, 23 y 28, se describe la actitud de Meg respecto de la pobreza y su lucha por ser menos vanidosa. Ella nunca deja de ser consciente de su condición pobre, lo que impacta en sus atuendos y en su estilo de vida: por ejemplo, cuando Amy regresa de París, Meg envidia su vestido. Sin embargo, aprende de la experiencia a preferir ser ella misma, incluso en la pobreza, en vez de aspirar a tener riquezas. Esto lo aprende, primero, en la fiesta de los Moffat, donde sus amigas la visten como a una muñeca. Luego, ella decide casarse con John, a pesar de que él es pobre, y al hacer eso sacrifica el apoyo económico de su Tía March. Sin embargo, la puesta en acto de esta determinación a veces le resulta difícil; esto se hace manifiesto cuando gasta más de lo debido en seda para un vestido. En última instancia, Meg aprende a apreciar la virtud de la pobreza, que moldeó tanto su carácter como el de su amado John.