Luna de enfrente

Luna de enfrente Resumen y Análisis "Versos de catorce"

Resumen

Este poema, que cierra el libro, hace una suerte de racconto de los caminos y los lugares que la voz poética trazó y recorrió a lo largo del poemario: las pampas, las orillas, los descansos, las estrellas del campo, la luz de los almacenes, la gauchesca de "cuchillo" y "mate curado" (p. 73). Todo esto lo hace para volver hacia el lugar desde donde partió: "mi ciudad" (p. 73, el énfasis es propio), la ciudad de Buenos Aires.

Análisis

Este poema atraviesa muchos lugares que el yo lírico recorrió a lo largo de los distintos poemas. Por eso, habla de la "luz que urgen los almacenes" (p. 73), como en el poema que abre el libro, "Calle con almacén rosado" (p. 57) y del "ocaso" (p. 73) que también allí aparece cuando la luz cae. De este modo, en este último poema hay un retorno a aquel primero, en el que la voz poética anunciaba lo siguiente: "Ya la luz raya el aire. / Mis años recorrieron los caminos de la tierra y del agua/ y sólo a vos te siento, calle dura y rosada" (p. 57).

A su vez, es significativo que es a Buenos Aires que la voz poética retorna, pero a ella la ve abrirse "clara como una pampa" (p. 73). Es de las pampas que viene, de las "tierras antiguas" (p. 73), ese lugar-otro con el que siempre está en diálogo. Aun cuando se dirige a la ciudad de Buenos Aires, su ciudad, no puede evitar la triangulación con la pampa que dejó atrás.

El símil "clara como una pampa" es reforzado por el "retazo de pampa colorada de un patio" y por el "destino que acecha tácito, en el cuchillo/ y la noche olorosa como un mate curado", que marcan aquí la presencia de sus vivencias pampeanas. Son aquí evidentes los metonímicos recortes de memoria, representados por los vocablos "pampa", "cuchillo" y "mate curado", que configuran el universo rural de lo campestre y lo gauchesco.

Cabe recordar, en esta instancia, el poema en el que el yo lírico se dirige en segunda persona a la "Pampa": se trata de "Al horizonte de un suburbio" (p. 58). En él, el yo lírico le decía a la Pampa qué no sabía qué era ella, pero que sí sabía que estaba en su pecho. Aun de regreso en su ciudad, esto no deja de ser cierto.

Es este tono nostálgico el que recorre todo el poemario. Es solo justo que en este mismo tono se termine el libro, con este recorrido espacial y temporal por los lugares que lleva en su pecho: las pampas, el campo, las orillas en las que supo del querer (acaso las de "Amorosa anticipación" -p. 59- y las de "Una despedida" -p. 60-). En este poema último, y justamente en los dos últimos versos, agradece a Dios -agradecimiento que acaso empezó en "Casi juicio final" y en "Mi vida entera" (pp. 69-70)-. Así, el poemario cierra con los siguientes versos: "Así voy devolviéndole a Dios unos centavos/ del caudal infinito que me pone en las manos" (p. 73).