Resumen
En este poema, el yo lírico le escribe a Montevideo, la ciudad que está, como en el título del poemario, enfrente de la ciudad de Buenos Aires. El yo lírico, además, está situado en Montevideo: es desde allí que escribe. Por supuesto, la referencia a la ciudad de Buenos Aires no faltará: esta está presente, incluso por su ausencia, a lo largo de todo el poemario.
Análisis
En este poema corto, el yo lírico le habla directamente a Montevideo, y se dirige a ella en segunda persona. Le habla desde la ciudad misma, mientras "resbal[a] por [s]u tarde" (p. 63). Otra vez, aparecen imágenes y motivos que atraviesan todo el poemario: la tarde, la noche, la luz, el tiempo, la ciudad, la calle.
Además, y casi inevitablemente, podría decirse, el yo lírico hace aparecer, en esta suerte de carta a Montevideo desde Montevideo, la ciudad de Buenos Aires, y le habla a Montevideo de la otra ciudad, como comparándolas: "Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente. / Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas" (p. 63). La idea de que el Montevideo de hoy es el Buenos Aires de ayer abre paso a otro de los grandes temas que atraviesa el poemario, sobre todo desde el tono mismo de los poemas: la nostalgia.
La nostalgia tiene que ver, en algún sentido, con tres elementos: el recuerdo, el tiempo y la distancia. En este poema, el yo lírico, situado en Montevideo, le habla a Montevideo de la otra ciudad, de aquella en la que no solo no está sino que tampoco existe más que en su recuerdo: es "la Buenos Aires que tuvimos" (p. 63, el énfasis es propio). El elemento del tiempo es mencionado en el poema mismo: "Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve" (p. 63). Aquí, se podría pensar que se introduce la idea, con la noción de falsedad, de la distorsión que traen consigo los recuerdos, de aquella -otra vez- distancia entre la realidad que ya pasó y el recuerdo que queda en el momento presente.
Desde Montevideo y desde esta nostalgia, el poema termina en un tono más bien calmo, y el yo lírico compara la sonoridad de la ciudad de Montevideo con aquella de un verso. Como suele suceder en la obra de Borges con frecuencia, la literatura se vuelve aquí tema: "Ciudad que se oye como un verso. / Calles con luz de patio" (p. 63).