Beatriz adula por su valentía a Alonso, quien se dirige al monte la "noche de difuntos". Sin embargo, lo hace con ironía, ya que es evidente que no cree en los espíritus (Ironía verbal)
Alonso, el protagonista de "El monte de las ánimas" decide ir al monte por la noche para recuperar una banda azul que le regaló a Beatriz, y ella perdió allí. Alonso pretende que Beatriz valore su acto, ya que es probable que en su expedición por el monte se enfrente con espíritus. Sin embargo, Beatriz, quien no cree en fantasmas, se burla de él y, con ironía, le dice: "¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos!" (p. 319). Esta es una ironía verbal: Beatriz no cree que haya ningún peligro en ir al monte por la noche y, para burlarse de Alonso, ironiza al respecto. Afirma que es peligroso porque es noche de difuntos y el camino está lleno de lobos, pero da a entender que su afirmación es irónica: según ella, no hay nada peligroso en ir al monte por la noche.
Garcés intenta cazar a la corza blanca para ofrendársela a Constanza y conquistarla. Lejos de ello, termina asesinándola en el proceso (Ironía situacional)
Garcés decide salir a cazar una misteriosa corza blanca para ofrendársela a su amada Constanza y así conquistar su corazón. Sin embargo, en medio de la cacería suceden extraños acontecimientos: en primer lugar, se encuentra con un grupo de corzas, pero cuando está por dispararles estas se transforman en un grupo de mujeres, entre las que se encuentra Constanza. Cuando Garcés intenta ir hacia ella, las mujeres vuelven a transformarse en corzas, Garcés se convence de que todo ha sido una alucinación y toma nuevamente su rifle. Finalmente, logra alcanzar a la corza blanca y dispararle. Sin embargo, cuando va a buscar su cuerpo se encuentra con que no ha matado a la corza sino a Constanza. La ironía aquí radica en que Garcés intenta cazar un ejemplar único para cortejar a su amada, pero termina "cazándola" a ella.