Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nace en Sevilla, en 1836. Hijo de Joaquina Bastida Vargas y del pintor José Domínguez Insausti, quien firmaba sus cuadros utilizando el apellido de sus antepasados: “Bécquer”. Los Bécquer habían sido una familia de comerciantes, muy adinerada y prestigiosa del siglo XVII. Así como su padre, Gustavo Adolfo y su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, adoptan este prestigioso apellido para firmar sus obras.

Desde muy pequeño, Gustavo muestra una gran afición por el dibujo. Sin embargo, la muerte de su padre, cuando él tiene cuatro años, borra esa afición. A sus diez años, ingresa al Real Colegio de Humanidades de San Telmo de Sevilla. Allí comienza su relación con la poesía. En ese colegio, Gustavo Bécquer cursa junto a Narciso Campillo (quien también será escritor posteriormente) y, junto a él, a esa temprana edad, escribe sus primeros textos. A sus once años, muere también su madre, y tanto Gustavo como sus hermanos quedan a cargo de sus tíos.

En 1849, el colegio de Bécquer cierra. Él queda desorientado y se va a vivir con su madrina, quien tiene una modesta pero selecta biblioteca. Allí se aficiona por la lectura. Además, comienza a estudiar latín. En esos años, publica sus primeros textos literarios en diferentes revistas, aunque sin causar mayor resonancia.

En 1854, a sus dieciocho años, parte rumbo a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura. Sin embargo, al llegar no logra encajar en el ámbito literario. Se pasa sus primeros años en Madrid vagabundeando en la bohemia. Realiza pequeños trabajos literarios para diferentes revistas, aunque lo hace solo para sobrevivir, sin considerar que estos tienen verdadero valor. En esta época descubre a los escritores románticos Lord Byron y Heinrich Heine, y se fascina con la estética de ambos.

En 1857, contrae tuberculosis, enfermedad que, finalmente, le causará la muerte. Cada día se vuelve más y más pesimista. Sin embargo, gracias al soporte emocional de su hermano, logra superar la crisis. Entonces decide llevar a cabo un proyecto ambicioso y escribir la Historia de los templos de España, en varios tomos. Así y todo, solo llega a publicarse el primero.

En 1858, conoce a Julia Espín, una cantante de ópera, y queda perdidamente enamorado. Comienza a dedicarle a ella sus primeras rimas. Sin embargo, el amor entre ambos no prospera porque a ella no le agrada el estilo de vida bohemio de Bécquer. Este es el primero de una serie de desamores y abandonos sufridos por el poeta.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer. Ese mismo año, conoce a Casta Esteban y Navarro, con la que se casa al año siguiente. Con ella tiene tres hijos. En esta época, además, con el apoyo político de algunos amigos, funda el diario El contemporáneo. Allí escribe diferentes crónicas. El diario tiene algunos redactores de peso como Juan Valera. Con las ganancias del diario, el matrimonio y los hijos viven holgadamente.

Sin embargo, en 1863, Bécquer sufre una recaída en su enfermedad. Para recuperarse, se traslada junto a su hermano a un monasterio en Zaragoza. Allí el poeta escribe Desde mi celda y varias de sus leyendas.

Tras su recuperación, vuelve a Sevilla en 1866. Trabaja como censor hasta 1868. Este año, el poeta recibe varios golpes duros: descubre que Casta le es infiel, pierde un libro de poemas y debe huir a Toledo por problemas políticos. Allí, escribe el Libro de los gorriones que, tras su muerte, se publicará con el nombre de Rimas.

En 1870, vuelve a Madrid para trabajar como director de La ilustración de Madrid. Sin embargo, en septiembre de ese año, la muerte de su hermano inseparable lo hunde en una profunda tristeza. Dos meses después, en noviembre, con tan solo treinta y cuatro años, Gustavo Adolfo Bécquer fallece. Antes de morir le pide a su amigo, el poeta Augusto Ferrán, que publique su obra. Según Ferrán, Bécquer le dijo: “Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo”, y que sus últimas palabras fueron: “Todo mortal”.