"A esa hora, el Parque es como un vientre de gozo, un recipiente de sexo sin vergüenza" (p.19) (Símil)
En este pasaje, la narradora compara el Parque Sarmiento con un vientre que goza, un recipiente de sexo. El Parque Sarmiento es el lugar en el que trabajan las travestis y al que grupos de homosexuales acuden cada noche para tener sexo entre sus árboles, en la oscuridad de la noche. La espacialidad de la novela está dada, en gran parte, por los lugares que los personajes utilizan para sostener relaciones sexuales. Por eso el Parque Sarmiento y esta comparación a un vientre gozando son tan importantes al inicio del relato para establecer el tono de la narración.
"(...) así el niño queda unido a esa mujer, como Rómulo y Remo a Luperca" (p.26) (Símil)
El estilo de la novela combina un registro coloquial que remeda los registros orales de las calles de Córdoba, Argentina, con un registro elevado y cargado de referencias cultas y de recursos poéticos. En este caso, el símil compara a la travesti, Encarna, que saca sus pechos de silicona y los ofrece al niño encontrado en Parque Sarmiento, con Luperca, la loba que en la tradición latina amamanta a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
"Me arrebujé bajo su ala, bajo sus plumas iridiscentes. Aquella pájara multicolor nos protegía de la muerte" (p.80) (Metáfora)
Camila dedica esta metáfora a La Tía Encarna, la protectora y madre adoptiva de las chicas que conforman la manada. Una vez más, se acude a la animalización para presentar un rasgo del personaje travesti: la naturaleza protectora de Encarna se presenta mediante la imagen de una gallina cuidando a sus polluelos, aunque el aspecto tradicional de esta gallina está trastocado: sus plumas iridiscentes hacen referencia a su naturaleza travesti, que aparece como una explosión de colores.
"El envejecimiento prematuro se empezó a manifestar en forma de extenuación. Como si el oscuro dios que me había dado la belleza en un puñado me estuviera ahora abriendo el puño y haciendo que esa belleza se me fuera entre los dedos, como arena" (p.130) (Metáfora)
En este pasaje, la narradora metaforiza la pérdida de belleza y su propio envejecimiento. La belleza es un don entregado por un dios que se le escurre irremisiblemente de las manos. Nada puede hacer para evitarlo. En esta cita puede observarse una de las características estilísticas de la novela: el uso de un lenguaje figurado y poético como contrapunto de los hechos crudos y violentos que se relatan.
"Nunca entendí cómo hacía para vivir con un pie en cada patria" (p.212) (Metáfora)
Con esta metáfora, Camila hace referencia a la doble vida que lleva adelante una travesti llamada La Tía Mara. Mientras todas las travestis conocidas de la narradora tratan de abandonar la vida de hombre y de llevar adelante una vida de mujer, La Tía Mara se encuentra a gusto participando de los dos mundos. Por las noches viste su identidad travesti y trabaja por las calles de su barrio, mientras que durante el día lleva una existencia masculina, sin que esto le cause ningún malestar.