La fiesta ajena
Rosaura es invitada al cumpleaños de Luciana. Rosaura es la hija de Herminia, quien trabaja como empleada doméstica en la casa de la señora Inés, madre de Luciana. A pesar de la negativa de Herminia, Rosaura asiste al cumpleaños. Durante la fiesta, ella recibe un trato especial que le hace sentir una reina. Sin embargo, al terminar el festejo, la señora Inés no le da a Rosaura un souvenir como a los demás niños, sino que le paga por la jornada de trabajo.
El visitante
Ema espera la visita de Willy Campana, un hombre con quien mantuvo una relación treinta años atrás, y al cual abandonó en su momento porque Willy no satisfacía las expectativas intelectuales de su padre. El padre de Ema murió una semana atrás y ella, tras una vida de fracasos amorosos, sueña con reconstruir su amor con Willy. Sin embargo, tras la breve visita, ella entiende que él solo apareció porque es inmobiliario y estaba interesado en la casa del difunto.
Delicadeza
La señora Brun debe llamar a un plomero por una pérdida en su baño. Cuando el plomero llega, ella guarda bajo llave sus joyas y se disgusta por mínimos gestos; no le gusta que el hombre circule por su casa. Al rato, busca y no encuentra una cadenita, y está segura de que el plomero se la robó. Lo interroga y le hace romper todo el baño en búsqueda de la cadenita, especulando que el hombre termine entregando lo robado. Finalmente, sin embargo, recuerda que guardó la cadenita bajo su almohada. Entonces la tira por el balcón, pensando que, si no lo hiciera, su marido no entendería por qué hizo romper todo el baño.
Las amigas
Analía es separada de Laura, su compañera de banco, por su profesora. La sientan con Teresa, y a Laura, con María Inés. La protagonista considera que Laura sufre tanto a su nueva compañera como ella, e interpreta todos sus gestos en ese sentido. Pero, al final, se da cuenta de que Laura se hizo amiga de María Inés, por lo que los celos y el dolor la impulsan a forzar su amistad con Teresa.
Maniobras contra el sueño
Eloísa sube al auto que la llevará a su casa en Azul, provincia de Buenos Aires, tras un encuentro con sus futuros consuegros. Eloísa no quiere conversar, pero el chofer le pide conversación para no quedarse dormido. Llueve, y Eloísa inventa una anécdota en la que una mujer sostiene a su bebé, desesperada bajo el sol. El chofer se da cuenta de que está hablando de ella misma. Eloísa termina confesando el peso insufrible de ser madre. Luego baja del auto, sin su valija, y se alegra por no tener que cargar con ese peso.
Los juegos
A la protagonista le gusta jugar a la aventura, pero finge jugar a dar la mamadera a una muñeca para satisfacer a su madre. Un día, la mamá la lleva a que juegue con otra nena llamada Silvia. Silvia se burla de la protagonista porque no se pinta ni juega a ser mamá. La protagonista se larga a llorar. De noche, imagina que le dice a Silvia lo que piensa y que Silvia termina llorando de vergüenza, como ella lo hizo antes.