El principito

El principito Resumen y Análisis Capítulos 16-20

Resumen

Capítulo 16

El capítulo empieza con cifras que muestran cuántos reyes, cuántos vanidosos, cuántos hombres de negocios, cuántos geógrafos y cuántos faroleros hay en la Tierra. En total hay dos millones de adultos. En casi todos los lugares, los faroleros trabajan uno tras otro, como en un ballet coordinado que no cesa, excepto por los faroleros del Polo Norte y Polo Sur, que trabajan solamente dos veces al año.

Capítulo 17

El narrador reconoce que estaba tratando de ser ingenioso cuando hizo la descripción de los faroleros. De hecho, los hombres ocupan muy poco espacio en la Tierra, pero cree que las personas mayores van a creer que eso no es cierto porque se sienten tan importantes como los baobabs.

Cuando el principito llega a la Tierra, se sorprende al no ver a nadie. Pronto se encuentra con una serpiente que le explica que no hay personas allí, en medio del desierto. Meditabundo, mira al cielo y se pregunta si las estrellas están ahí para que todos puedan encontrar la suya propia. A la serpiente le parece muy bello lo que dice el chico y se siente intrigada por él. Le pregunta qué hace en ese lugar y el principito le contesta que tiene problemas con una flor.

El chico se siente solo y quiere ver a los hombres, pero la serpiente le dice que se puede estar solo en compañía de los hombres. El chico comenta cuán peculiar le parece la serpiente. Ella contesta que es más poderosa de lo que él imagina, ya que puede devolver a los hombres a la tierra, de donde vinieron. A él lo puede devolver a su estrella porque viene de lejos y es inocente. Le ofrece ayuda para volver a su planeta cuando así lo desee. Al principito le llama atención cuán misteriosa es la serpiente, pero esta sostiene que, con ella, se resuelven todos los enigmas.

Capítulo 18

Vagando por el desierto, el principito se encuentra con una sola flor maltrecha, con solo tres pétalos. Le pregunta por los hombres y ella contesta que hace muchos años que no los ve pasar por ahí, porque, al no tener raíces, el viento se los lleva.

Capítulo 19

El principito sube a la cima de una montaña pensando que va a poder ver todo el planeta desde esa altura. En su lugar, lo único que alcanza a ver son picos. Desde allí, saluda, pero solo recibe eco como respuesta. El principito se siente más solo que nunca. Del eco de su voz interpreta que los hombres no tienen imaginación, y los contrasta con su flor, que siempre hablar primero.

Capítulo 20

Finalmente, luego de caminar mucho, el principito encuentra un jardín cuajado de rosas. Tal paisaje lo entristece profundamente, porque descubre que su rosa le mintió cuando dijo que era única. Se imagina cómo reaccionaría ella si supiera que hay cinco mil como ella. Seguramente fingiría una tos para escapar al ridículo. El principito siente al descubrir que se sentía rico porque tenía una flor única, pero eso no era más que un engaño. Cuando piensa en su flor ordinaria y en sus tres volcanes, quizás extintos, no se siente un gran príncipe y llora.

Análisis

En primer lugar, cabe prestar atención en estos primeros dos capítulos al narrador y al narratario (a quien el narrador dirige su discurso). Desde el Capítulo 10 hasta el capítulo 15, el narrador en primera persona se asemeja, como comentábamos antes, a un narrador en tercera persona, porque narra lo que le sucede al principito antes de llegar a la Tierra y encontrarse con el piloto.

En el Capítulo 16, nuevamente se hace muy presente la primera persona y el narrador, además, se dirige directamente a sus lectores, por ejemplo, cuando dice: "Para darles una idea de las dimensiones de la Tierra yo les diría (...) " (p. 58). A partir de la cantidad de cifras que se menciona en este capítulo, podemos llegar a la conclusión de que el narrador considera que hay adultos entre sus lectores; recordemos que desde el Capítulo 3 el narrador insiste en que son los "hombres serios" los que necesitan números para apreciar la belleza. No obstante, en el Capítulo 17 el narrador excluye a los adultos de sus narratarios (es decir, aquellos a quienes dirige su discurso), puesto que habla sobre los adultos en tercera persona, mientras que la segunda persona corresponde a los niños: "Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho espacio". Luego de esta primera parte del Capítulo 17, el narrador retoma el relato sobre el viaje solitario de su amigo, el principito.

Cuando el principito cae en el desierto del Sahara lo hace en dos sentidos: literalmente cae allí en su viaje desde los asteroides, y también hace un descenso espiritual. Hasta ahora, sobre la base de las actitudes de los hombres que habitan los asteroides, el principito se siente seguro de que su vida tiene más sentido que la de ellos, pues es útil para los seres y los objetos de su planeta. Por el contrario, a partir de estas primeras experiencias en la Tierra, empieza a sentirse más inseguro que antes con respecto a su planeta y a su flor.

Primero, de todos los lugares en los que podía caer el principito, el desierto es el menos amigable para un chico que busca explorar. El espacio en el que aterriza es hostil y desolado. Uno de los aspectos centrales de la obra es el efecto devastador de la soledad, y es en el desierto donde el principito va a experimentar la soledad más absoluta. En medio de ese paisaje terrible, hay un solo momento de encuentro con otro ser: la serpiente. Una de las advertencias que le hace la serpiente al principito cuando este le pregunta por los hombres es que "también se está solo ente los hombres" (p.60). Esto que expresa la serpiente refleja lo que le sucede al narrador, quien se siente solo entre los hombres serios. Asimismo, anticipa algunas de las lecciones que más tarde en la novela el zorro va a compartir con el principito. En particular, el zorro de enseña que para estar acompañado por otro es necesario dedicarle tiempo a establecer vínculos.

En su intercambio con la serpiente, se tocan temas profundos, pero al principito le llama la atención que ella hable usando adivinanzas. Cuando esta revela que, en realidad, con ella terminan todos los enigmas, no cabe duda de que la serpiente encarna la única certeza en la vida de los hombres: la muerte. Si bien la serpiente no es un animal que suele estar asociado con algo positivo, en este caso trata al principito con mucha sensibilidad y ella reconoce en él sin dificultad alguna a un ser puro. El encuentro con la serpiente, además, cumple la función de anticipar el final de la novela, cuando reaparecerá y jugará un papel fundamental en la resolución de la trama.

Aparte de ese intercambio, no existe otro que ayude al principito a sentirse menos solo. Esta serie de capítulos definitivamente marca el punto más bajo para el personaje, especialmente cuando descubre un jardín de rosas y entonces comprende que la suya lo engañó cuando dijo que era única. A partir de este descubrimiento, el chico se va a sentir lo más inseguro que se ha sentido hasta el momento con respecto a su flor. Debemos reparar en que el principito no es un personaje estático y tampoco es perfecto. El camino de exploración que transita cuando deja su planeta lo lleva a madurar y transforma su mirada. En su viaje de formación, la sabiduría se adquiere de a poco, especialmente porque es un chico cuyo conocimiento se construye de manera empírica, es decir, a partir de la experiencia.

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