La serpiente (Símbolo)
La serpiente representa la muerte. La primera conversación entre el principito y ella es especialmente reveladora en este sentido. En esa ocasión, la serpiente alardea ante el principito de su poder. El chico piensa que bromea porque no le parece que un ser que casi no puede viajar pueda ser poderoso. Ella le explica que puede hacer que las personas viajen más lejos que un navío porque las devuelve a la tierra, de donde vinieron. Después de enroscarse en la pierna del niño, le aclara que en su caso no sería lo mismo porque el principito es puro y viene de una estrella. A esta altura, es obvio que lo que la hace poderosa es su veneno. De todas maneras, su condición de símbolo de la muerte se hace más patente cuando le dice al principito que ella resuelve todo enigma. Hay una sola certeza en la vida de los hombres, es decir, una sola respuesta que resuelve todo enigma: la muerte.
El agua (Símbolo)
Precisamente porque el símbolo del agua aparece asociado al desierto, hablamos de un tesoro que esconde ese lugar inhóspito. El principito dice que, así como las estrellas son bellas porque esconden una flor, el desierto se embellece porque en él hay un pozo. Esto demuestra que debemos analizar el desierto y el agua de manera conjunta. El agua, que podría ser considerada en circunstancias normales como algo a lo que prestamos poca atención, en el desierto cobra otra dimensión y revela con mayor claridad cuán esencial es.
El narrador vive en un desierto metafórico, donde se siente incomprendido y solo, rodeado de adultos con los que no siente afinidad. En el desierto encuentra un amigo y también descubre que, por momentos, actúa como un adulto que no sabe distinguir entre lo urgente y lo importante. Cuando interrumpe la reparación del avión y camina bajo las estrellas con su nuevo amigo, al final de ese camino se encuentra con un pozo de agua que representa el alivio de un anhelo espiritual. De todas formas, es importante reparar en que ese alivio es algo tan sencillo y esencial como el agua.
Si volvemos al capítulo en el que el principito conversa con el comerciante que vende pastillas que sacian la sed, vemos que al chico le es difícil entender cómo alguien puede elegir ahorrar tiempo que debería ocupar en algo esencial para llenarlo con algo que no lo es. Lo que parece estar detrás de esa reflexión es que, ante un deseo de lo esencial, como puede ser la sed, el propósito debiera ser saciarlo en lugar de adormecerlo o reemplazarlo con algo más.
Los baobabs y los volcanes (Símbolos)
Los baobabs representan los malos hábitos que hay que arrancar cuando son pequeños y manejables. Si se los ignora y empiezan a crecer, pueden destruir un planeta. Así como los baobabs parecen representar hábitos que después pueden ocuparlo todo, los volcanes son los problemas que, cuando permanece desatendidos, acumulan presión y pueden ser extremadamente destructivos. El principito es un chico extremadamente disciplinado; se ocupa con diligencia de las tareas importantes para proteger su planeta. Esto parece representar la disciplina y diligencia con la que hay que trabajar sobre uno mismo.
Los dibujos (Motivo)
El primer capítulo de la obra trata sobre un dibujo que le permite comprender al narrador desde muy chico el problema con la mirada de los adultos. Asimismo, el dibujo es también muy importante en el segundo capítulo, en el que se encuentran el narrador y el principito por primera vez, ya que el chico se acerca al piloto para pedirle que le dibuje un cordero. Desde ese momento, el narrador va a hacer referencia a sus dibujos en varias ocasiones. Muchas veces, los dibujos vienen a suplir la imprecisión e ineficiencia de las palabras. Ante el malentendido entre el cordero que pide el chico y lo que interpreta el piloto que este quiere, la solución viene a ser un dibujo de una caja. Los dibujos como motivo aparecen en aquellos momentos en los que se quiere contrastar la capacidad imaginativa de los niños y de los adultos que todavía se acuerdan que fueron niños, y la imposibilidad de ver lo esencial que tienen los hombres serios.
El viaje de exploración (Alegoría)
El viaje de exploración que realiza el principito es en realidad una búsqueda filosófica y un camino de formación. Cuando el principito conversa con el piloto, ya cuenta con una serie de experiencias que lo han ayudado a transformar el modo en que mira el mundo, sobre todo en lo que se refiere a la flor. En un momento dado, reconoce que no estaba listo antes del viaje para ese vínculo, cuando dice: "Pero yo era demasiado joven para saber amarla". Asimismo, el final del libro, con el pozo y la serpiente, representan el final de un viaje en ascenso que lo lleva a saciar un anhelo espiritual que no le permitía estar tranquilo en su planeta. Tras explorar los distintos planetas, el principito ha adquirido suficiente sabiduría para volver a casa. La seriedad con la que indaga en los asuntos que considera importantes y la angustia que le traen ciertos descubrimientos (como lo que significa que su flor sea efímera) se ven reemplazados por el sosiego y la aceptación cuando elige que la serpiente lo muerda para volver a casa.
El piloto también está en medio de un viaje que ha quedado trunco por un accidente. El descubrimiento del pozo y el vínculo con su amigo cuando este le regala las estrellas que ríen, es decir, cuando lo domestica, coinciden con la reparación del motor y la posibilidad de continuar con su viaje y regresar a casa.