Beowulf

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Vea el resumen en video ilustrado de la novela clásica, Beowulf.

Beowulf es el primer poema épico escrito en lengua inglesa que se conserva, aunque su autor sigue siendo un misterio. Las circunstancias de la creación del poema son objeto de acalorados debates entre los estudiosos. Muchos creen también que la historia se transmitió oralmente antes de tomar la forma de un manuscrito, ya que la única copia existente data de finales del siglo X.

Compuesta originalmente en inglés antiguo, esta epopeya se inspira en las primeras leyendas germánicas y está ambientada en la Escandinavia pagana. Reconstruye la saga de Beowulf, un guerrero gauta que defiende el reino danés, y luego el suyo propio, de varios monstruos sedientos de sangre.

El poema comienza con Ródgar, el rey de los daneses, que planea celebrar su reinado construyendo un gran salón llamado Hérot. Cuando el salón está terminado, Ródgar organiza una gran fiesta que atrae la atención de Gréndel, un monstruo descendiente del bíblico Caín. Gréndel ataca durante la noche, dando lugar a que Ródgar y sus nobles señores descubran el derramamiento de sangre recién a la mañana siguiente. Este suceso marca el comienzo del reino del terror de Gréndel.

Transcurren doce años y las noticias de la campaña de Gréndel contra los daneses se extienden a otra tribu, los gautas. Beowulf, un noble gauta, decide ayudar a los daneses y navega hacia Dinamarca con sus mejores guerreros. El rey Ródgar acepta complacido la ayuda de Beowulf.

Para honrar la llegada de Beowulf, Ródgar organiza otra fiesta en Hérot. Durante la celebración, un noble llamado Únfer enfrenta a Beowulf con discursos audaces, acusándolo de haber perdido una competencia de natación. Sin embargo, Beowulf lo corrige, relatando la historia de su heroica victoria, lo que hace que la reina danesa, Walto, le conceda la copa de hidromiel ceremonial. Beowulf le asegura a la reina que matará a Gréndel, o bien será asesinado. Ródgar se conmueve y le promete a Beowulf todo su oro si él logra derrotar al monstruo.

Beowulf y sus guerreros pasan la noche en Hérot. Efectivamente, Gréndel llega y engulle a uno de los hombres de Beowulf. Beowulf lucha contra Gréndel desarmado, logrando atrapar el brazo del monstruo con un agarre mortal. Retorciéndose de dolor, el monstruo se aleja, dejando su brazo en manos de Beowulf. Gréndel se escabulle hacia su guarida, donde muere.

Alborozados por la derrota de Gréndel, los daneses clavan el brazo de la criatura en las paredes de Hérot a modo de trofeo, y les entregan, a Beowulf y a sus hombres, abundantes riquezas. Celebran otra fiesta para Beowulf, en la que el juglar de Ródgar compone canciones que honran a Beowulf como el mayor héroe de la historia danesa. No obstante, una vez que todos se duermen, llega la madre de Gréndel en busca de venganza. Consigue arrebatar a uno de los consejeros de Ródgar y se retira a su guarida.

Ródgar señala a Beowulf la dirección de la guarida de los monstruos, y Beowulf convence al rey para que lo acompañe hasta allí. Al llegar, Beowulf toma la espada de Únfer y se sumerge en un profundo lago. Cuando llega al fondo, Beowulf encuentra a la madre de Gréndel, que espera para atacar. Utiliza la espada de Únfer pero la encuentra inútil contra la criatura, y lucha con el monstruo hasta que encuentra otra espada, que utiliza para cortar la cabeza de la madre de Gréndel. Antes de irse, ve el cadáver de Gréndel y le corta también la cabeza.

Mientras tanto, los daneses han perdido toda esperanza de que Beowulf regrese sano y salvo. Pero, para su sorpresa, Beowulf sale a la superficie llevando la cabeza de Gréndel y la empuñadura de su espada, que se derritió al calor de la sangre de Gréndel. Los hombres llevan a Beowulf de vuelta a Hérot, donde tiene lugar otra celebración. Antes de regresar a su casa en la tierra de los gautas, Beowulf promete una alianza con Ródgar para siempre, que el rey corresponde con gratitud.

Beowulf y sus hombres regresan a casa y cuentan su victoria al rey y a la reina de los gautas, Híglak e Higeda. Impresionado por la valentía de Beowulf, Híglak le concede la mitad del reino. Cuando Híglak muere en batalla, Beowulf se convierte en rey de los gautas.

En el quincuagésimo año del reinado de Beowulf, un nuevo monstruo comienza a aterrorizar su reino: un dragón que escupe fuego y busca vengarse de un sirviente gauta que robó una copa de oro de su guarida, la cual alberga un antiguo tesoro. Al descubrir que la copa ha desaparecido, el dragón emprende un ataque de fuego y destruye el gran salón de Beowulf.

Con el corazón encogido, Beowulf decide enfrentarse solo al dragón, consciente de que esta batalla puede ser la última. El sirviente que robó la copa lo conduce hasta la guarida del dragón, donde Beowulf intenta derrotar a la bestia, pero es superado. Todos sus guerreros huyen excepto uno, Wíglaf, quien jura permanecer junto a Beowulf. Juntos, se enfrentan al dragón. Pero justo cuando Beowulf consigue decapitar al monstruo, el dragón lo muerde, inyectando un veneno letal a través de su cuerpo.

Con su último aliento, Beowulf le dice a Wíglaf que debería heredar el tesoro del dragón. Wíglaf regresa a los gautas con la noticia de la muerte de su rey, declara que nadie debe heredar el tesoro y regaña por su cobardía a los guerreros que huyeron. Arrojando el cuerpo del monstruo al mar, los gautas colocan el tesoro dentro del túmulo funerario de Beowulf, llorando al "más apacible y amante del pueblo” de entre todos los reyes del mundo.

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