Hrothgar continúa dando consejo a Beowulf: un rey tiene que ser pacífico y no arrogante, aunque siempre estar listo para entrar en batalla en cualquier momento, para proteger su reino. Si el rey no lo hace:
"Las negras incitaciones del Diablo le hieren, porque él no puede / Recordar cómo se colgó de la riqueza que se pudre / De este mundo, cómo usó sus garras para conservarla, cómo la ganó / Sin honor, ni gloria, al dar anillos / De oro, cómo olvidó la gloria futura / Que Dios le dio de nacimiento, y al olvidarlo no le importó". pág. 78, líneas 1747-1752
Seguimiento del Tema: Cristiano/Pagano 7
Hrothgar le dice a Beowulf que preste atención a sus palabras: no convertirse en orgulloso, codicioso, tirano o hambriento de Guerra. Porque cuando su carne falle, y muera, no habrá diferencia. Dice cómo gobernó Dinamarca pacíficamente por más de cincuenta años, protegiendo su reino del ataque y el abuso, hasta que el terrible Grendel apareció. Beowulf vengó los ataques del monstruo dos veces; por estos actos Hrothgar lo recompensará con oro.
Beowulf y sus hombres se unieron a los daneses para festejar y alegrarse de su victoria compartida. Cuando la noche cae, Beowulf se queda dormido pacíficamente, servido por lo mejor de los sirvientes daneses, agradecidos por los demás después de su tremenda batalla. Duerme y sueña hasta que un "cuervo de pluma negras" canta en la mañana, haciendo a un lado las sombras de la noche. Todos los hombres de Beowulf se levantan con él, deseosos de levantar velas rumbo a casa, armados y listos para abordar su barco.
Beowulf se levanta para despedirse de su señor Hrothgar, abrumados por el gentil regalo de la espada de Unferth. Beowulf agradece al gentil Hrothgar, diciéndole como él y su pueblo tienen que retornar ahora a su señor, Higlac, pero que ellos permanecerán por siempre leales, listos con la banda de guerreros gautas para pelear si se les llama. Hrothgar elogia al joven Beowulf:
"El omnisciente Dios / Tiene que haberte enviado tales palabras; nada tan sabio / De un guerrero tan joven ha llegado alguna vez / A estos venerables oídos...Si tu señor, / el hijo de Hrethel, es muerto por una espada, / o cae enfermo y muere...Digo que los gautas / No podían hacer nada mejor, encontrar ningún hombre más / Idóneo para ser rey, vigilante de los guerreros / y sus tesoros, que tu..., Amado Beowulf." pág. 80-81, líneas 1841-1852
Beowulf, en su victoria sobre Grendel, ha transformado a los daneses y a los gautas, antes enemigos implacables, en pacíficos hermanos, dispuestos a pelear uno al lado del otro. Hrothgar le asegura a Beowulf que en tanto él sea rey, los daneses recibirán a los gautas con los brazos abiertos, con tesoros como regalo, y el salón de aguamiel abierto. Él le da a Beowulf una docena más de tesoros de oro, clamando en su ancianidad en remembranza del bien que Beowulf trajo a su pueblo y a su reino.
Beowulf y sus hombres cargan su barco con caballos, oro, y armaduras y navegan para Geatland. Ellos surcan las olas y el viento los lleva a playas gautas, saludándolos a la distancia. Los gautas en tierra corren a su encuentro, felices de ver regresar a los amados guerreros. Beowulf y sus hombres reúnen su oro y tesoros y marchan al salón del señor Higlac, presentando el tesoro al señor que ellos siguen.
El poeta habla sobre la esposa de Higlac Higd, una reina sabia y pacífica, y la comparan con Thrith, una mujer arrogante y despiadada que condenó a muerte con la espada a los hombres que miraron mucho tiempo su belleza. Pero Thrith se había casado con Offa en el océano, quien la había convertido en una mujer generosa y buena.
Higlac le ordena a Beowulf que se siente a su lado y le diga las historias de su permanencia en Dinamarca. Beowulf cuenta la historia de su encuentro con Grendel, su batalla, el júbilo del Herot, la llegada de la madre de Grendel, y su batalla final contra la mujer monstruo. Beowulf cuenta como Hrothgar planea también casar a su hija, Freaw con Ingeld de los Hathobards (con quienes ellos tienen una disputa sangrienta), como un mensaje de paz:
"Ella y ese maduro soldado se casarán /...En espera que su pelea con los Hathobards pueda arreglarse / Por una mujer. Él está equivocado: ¿cómo el que hace la guerra / Se le ha puesto a descansar en un lecho de príncipe? / Pocas veces. Una novia puede traer un poco / De paz, hacer que las lanzas se silencien por un tiempo, / Pero no mucho". pág. 86, líneas 2025-2032
Beowulf le cuenta a Higlac cómo resultará la guerra de este encuentro, cómo algunos guerreros boca sucia provocarán la cólera, deseando venganza, buscando el tesoro ganado en la guerra con sus antecesores.
Seguimiento del Tema: Tesoro 8
Beowulf termina de relatar su gloria a Higlac y describe la fealdad de Grendel: cómo el devoraba danés tras danés, guardándolos en su morral hecho de escamas de dragón, que apoyaba en su costado.
Seguimiento del Tema: Los Hombres y los Monstruos 9
¡La fuerza de Beowulf triunfa, él vence ambos demonios, gana el favor de Hrothgar, tesoro, y ahora también a su señor!